Una pre candidata a concejal de Rosario reparte "chalecos antibalas caseros" en medio de una campaña atravesada por la violencia en las calles y las balaceras. La última fue contra el Centro de Justicia de Penal en el inicio a un juicio por ese tipo de agresiones y con Guille Cantero como principal acusado.

En ese contexto, Silvia Cantarella, cabeza de una lista local y referente del espacio evangélico Una Nueva Oportunidad (Uno) dentro de Juntos por el Cambio, explicó que la particular acción "busca visibilizar el grave problema de inseguridad ante la ausencia del Estado".

“Es un grito desesperado de los vecinos que intentan enviar un llamado de atención a las autoridades, elaborando esta medida de protección que en apariencia imita a un chaleco antibalas pero que por supuesto no tiene las mismas características”, señaló Cantarella.

La candidata mencionó que son varias las costureras de diferentes barrios que emprendieron la tarea de fabricar este tipo de coraza para repartir entre los vecinos. “Esta semana, amanecimos con la noticia de que balearon por cuarta vez el edificio del Centro de Justicia Penal. ¡Qué podemos esperar los ciudadanos de a pie!”, señaló.

Sin ir más lejos (y salvando las distancias de cada caso), Matías Edery, fiscal de la causa contra Los Monos, contó este sábado en Radio 2: “Anoche me crucé a comprar una pizza con chaleco antibalas”.  

Cantarella difundió la medida en un comunicado de prensa con fotos que incluye un particular instructivo de cómo hacer un chaleco antibalas de forma artesanal "en tres sencillos pasos".


La idea, explicó el espacio de origen evangélico, surgió en una reunión con vecinos y comerciantes de la zona noroeste "y ahora son muchas las personas que se anotan en la página lamujerqueayuda.com con el fin de obtener un chaleco".

El “chaleco blindado artesanal” está fabricado con un material resistente y cuenta con bolsillos donde se insertan placas de hierro fundido que tienen por finalidad cubrir los órganos vitales. "Esto no es un chaleco profesional reglamentario, sólo buscamos sentirnos algo más seguros y asistir a una demanda social ante la falta de respuestas de las autoridades”, aclaró.

Cantarella vive en pleno corazón de Empalme Graneros, uno de los barrios más castigado por el Estado y la delincuencia. Es referente barrial y de amplia trayectoria social abocada a la problemática de pobreza, niñez y adolescencia. Se presenta como “La mujer que ayuda” porque sostiene desde hace muchos años a doce comedores y merenderos, la mayoría ubicados en el Distrito Noroeste de Rosario. También coordina talleres de oficio para rescatar a jóvenes del consumo de las drogas y la marginalidad.

“Las madres y los padres ya no saben cómo proteger a sus hijos. Las balaceras son a diario contra viviendas, autos e incluso hacia las personas. No hay presencia del Estado. Estamos deliberadamente solos”, lamentó.