Desde el miércoles a esta parte, se vieron cientos y cientos de homenajes a Diego Armando Maradona en todos los rincones del planeta, lo que habla del personaje inconmensurable que fue el mejor futbolista de todos los tiempos. Pero el tributo que le rindió el músico Yuyo Gonzalo y toda la gente que estaba en el lugar el jueves pasado, cuando el féretro de Diego recorría el trayecto hasta el cementerio de Bella Vista, es difícil de igualar. 

El cantante tuvo una idea brillante y representativa al máximo de lo que fue Diego en vida, dentro y fuera de la cancha. 

Vestido con la camiseta albiceleste con el número 10, armó un micrófono y un equipo de sonido en el centro de una cancha de fútbol de césped sintético, ubicada en las afueras de Buenos Aires. 



En el momento en que la caravana se acercaba, empezó a cantar La mano de Dios, el emblemático tema que Rodrigo le dedicó a Maradona. La gente, apostada al costado de la calle esperando a Diego, hacía los coros de cancha cada vez que el músico se callaba.

Hasta que llegó el momento más emocionante: cuando se empezaron a escuchar las sirenas de las motos de la Policía, Gonzalo comenzó con el clásico "olé, olé, olé, Diego, Diego". Hasta que pasó el coche que trasladaba los restos del astro y se escuchó un estremecedro "Gracias Diegooooo". 

Finalmente, el músico cerró con las estrofas del himno nacional, en medio de la emoción y las lágrimas de todos. Inolvidable.