En junio pasado, la palabra “angustia” estuvo en el centro del debate social después de que el presidente Alberto Fernández cuestionara: “¿Es angustiante salvarse? Angustiante es enfermarse; no salvarse. Angustiante es que el Estado te abandone ", dijo y muchos creyeron que subestimaba la psiquis de los argentinos. Más allá de interpretaciones, lo que pasaba en el interior de las personas se ponía sobre la mesa. Dos meses después, la idea de convivir con el covid-19 hasta la aparición de su vacuna y el día a día encarado con barbijo y distancia con el otro, dibujan nuevos padecimientos en los rosarinos, tanto en su vida social y sexual como laboral. Sin embargo, ¿la vida sigue igual aunque sea distinta?

“El miedo operó inicialmente de manera paralizante, pero los resultados alentadores de los primeros meses de aislamiento en nuestro país –respecto de los otros países, trajeron un poco de calma, dando paso a la impaciencia y la incertidumbre que derivaron en ansiedad. Y simultáneamente sobrevinieron procesos vinculados al duelo”, sostuvo a Rosario3 Ricardo Nidd, médico psiquiatra, actualmente coordinador general del área de Bienestar Universitario de la Universidad de Rosario (UNR). “Más circulación viral comunitaria en los grandes conglomerados urbanos vuelve a interpelarnos como sociedad y como sujetos y los dispositivos de contención se reactivan”, indicó.

La UNR mantiene desde abril pasado el Servicio de Atención Psicológica del Centro de Salud 7 de Abril de atención telefónica. Desde entonces han recibido unas 300 llamadas de estudiantes, docentes y no docentes de la universidad que presentan afecciones físicas y psicológicas ligadas al coronavirus. Carolina Parisi, psicóloga especialista en Trastornos de Ansiedad y Sexualidad, integra el grupo de profesionales a cargo. “Los padecimientos más frecuentes están asociados mayoritariamente a la ansiedad y a la angustia. Los síntomas físicos más frecuentes son sensación de opresión  en el pecho, palpitaciones, mareos y angustia por la incertidumbre. A nivel cognitivo y conductual refieren pensamientos negativos recurrentes ligados al miedo de contagiarse o a alguien querido, aumentando el  estado de alerta y elevando el nivel de estrés y ansiedad”, describió en relación a la escucha que realiza diariamente.

“Las personas que consultan presentan además  preocupaciones asociadas a incertidumbres como: si van a poder rendir en la facultad o no, si van a poder viajar quienes son de otras ciudades o países, si van a conseguir trabajo o mantener su fuente laboral, entre otras”, precisó a continuación. Además, Parisi advirtió una diferencia entre el inicio de la cuarentena y este estado actual de distanciamiento: “Al comienzo observé más miedo e incertidumbre  y hoy se evidencian niveles más altos de estrés, ansiedad y angustia”.

La profesional advirtió relatos similares en su consultorio privado, hoy virtual. “La sexualidad está afectada también –advirtió–, tanto en parejas estables como en personas sin compañeros/as sexuales estables por las condiciones que genera las restricciones de las reuniones sociales teniendo que recurrir a prácticas sexuales por medio de la virtualidad, como el sexting. Y además, aumentaron las  consultas por disfunciones sexuales ligadas a la falta de deseo, disfunción eréctil o eyaculación precoz”, planteó. Por otra parte, añadió: “Se observa un aumento de consumo de alcohol, tabaco y  de productos no saludables dentro del hogar por  no poder salir o reunirse socialmente”.

Contacto

Marité Colovini, directora de la Maestría en Psicopatología y Salud Mental de la UNR, también integra los dispositivos de escucha psicoanalítica. De acuerdo a su experiencia, observó: “El contacto, los cuerpos presentes, los cariños y el piel a piel son objeto de gran nostalgia. En el comienzo de la pandemia y su consecuencia sanitaria llamada "cuarentena", encontramos mucha perplejidad, espanto, y también algunas defensas negadoras o maníacas. Lentamente, nos hemos ido adaptando a la "nueva normalidad" y ya no se escucha la incomodidad o el esfuerzo por las medidas de prevención, sino la preocupación sobre el futuro y el modo en que será la vida luego de la pandemia”, dijo y agregó: “Los psicoanalistas trabajamos con un único medio: la palabra; por lo que, instamos a quienes nos consultan a pasar de la mostración del sufrimiento a tomar la palabra para hacer del malestar un relato que pueda significarse, al  construirlo para hacerlo escuchar”.

En su consultorio privado, la pandemia es un tema pero entretejido en la trama de las conflictivas singulares. “La pandemia ha revelado de un modo muy evidente la fragilidad y vulnerabilidad propia de la especie humana y por ello hay un sentimiento de pérdida generalizado”, entendió y completó: “Lo que se pierde es la ilusión de que el ser humano es omnipoderoso”.

Por último resaltó: "La vida continúa y así, en medio de la pandemia, hay parejas que se divorcian, jóvenes que tienen a sus primeros hijos, estudiantes que rinden sus últimas materias, mujeres y hombres que encuentran al amor de su vida. En fin, sólo en los programas de noticias la pandemia es el único tema, en los análisis, la vida continúa aún en pandemia".