Jorge Agüero falleció después de esperar tres días en la guardia del hospital Cosme Argerich, en Ciudad de Buenos Aires, hasta que el centro de salud dispuso de una cama en su unidad de terapia intensiva (UTI) pero no pudo salvar su vida.

"Los tres días que estuve en la guardia, esperando que me digan algo sobre su salud, había mucha gente en la misma situación y fue muy triste", reveló Claudia Mariel Lima sobre la muerte de su marido, Agüero, quien hasta que la enfermedad covid-19 se cobró su vida en la madrugada de ayer procuraba sustento para sus seis hijos vendiendo churros por las calles del barrio de La Boca.

Entrevista por Télam, Claudia relató que su marido ingresó a la guardia de ese establecimiento administrado por el Ministerio porteño de Salud el 21 de abril, cerca de las 19 horas, porque "se sentía muy mal, le faltaba el aire y no podía respirar".

Hasta que el cuadro respiratorio no presentó evidentes signos severos, dijo la mujer a esta agencia, Jorge "se rehusaba ir a la guardia por miedo a contagiarse Covid".

El testimonio de Claudia, cuyo esposo esperó tres días para acceder a una cama en el Argerich


La razón de tal negativa, agregó Claudia, es que su marido "tenía que salir a trabajar para darle de comer" a los seis hijos del matrimonio, los últimos mellizos de apenas 4 meses de vida.

La mujer dijo que terminó llevando a Jorge al hospital porque "era demasiado lo mal que se sentía" y se imaginó "que podía ser positivo de coronavirus".

Una vez en el Hospital Argerich, el personal médico procedió a realizarle placas radiográficas al paciente y le diagnosticó neumonía bilateral. "Le pusieron una mascarilla de oxígeno y lo dejaron en la guardia", aseveró Claudia.

Pese a que señaló que "siempre" se sintió bien atendida, junto a su familia, en ese hospital porteño, la mujer aclaró que, en esta ocasión, no fue así.

"No sé por dónde pasa el tema, ahora que estaba desbordada la guardia. No sé quién tuvo la culpa, pero (Jorge) no tuvo la atención que requería en ese momento. No tuvo la cama de terapia que necesitaba ni el respirador que necesitaba", se lamentó.

En el box 5 de la guardia del Dr. Cosme Argerich, Jorge, a quien muchos en La Boca lo conocían por el apodo de "Roly", pasó tres días hasta acceder a una cama de la UTI, en la cual permaneció hasta el día de ayer cuando falleció tras un empeoramiento de su cuadro derivado de problemas respiratorios.

El caso de Jorge es uno de los tantos que exhibe el estado de tensión en el que está sumido en las últimas semanas en el sistema sanitario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Otro ejemplo es lo ocurrido con Jorge Rebordelo, un hombre infectado con coronavirus que debió esperar durante una semana para poder acceder a una cama UTI, también en la Ciudad, y quien murió en las últimas horas debido a su grave estado de salud, según informó hoy su hija Nadia.

De acuerdo con el reporte oficial de hoy de la administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta, la ocupación de camas UTI en el sistema público de salud es del 80,4%.

En el reporte se detalla que, en el sistema de salud público sólo quedan disponibles 80 camas de terapia intensiva sobre un total de 500, ya que están ocupadas 402 plazas; mientras que hace mes atrás, el sistema de Salud de la Ciudad reportaba una ocupación de camas de terapia intensiva del 35,1%.

Y agrega que, en los casos moderados, la ocupación es de 42,6% (639 sobre 1.500 disponibles) y en los leves, de 10% (500 sobre 5.000).

"Tres días estuvo esperando la cama de terapia, porque la saturación era muy baja y no le subía el oxígeno en sangre, por eso tuvo que estar sentado", indicó, sin ocultar su angustia, Claudia a Télam.

Y recordó: "En ningún momento lo pude ver, estuve intentando hablar con un médico pero me decían que me vaya a mi casa a hacer el aislamiento con los chicos".

Claudia, quien es mamá de 6 de los 8 hijos que tiene Jorge -dos son fruto de su primer matrimonio-, contó a esta agencia que llegaron hace 10 años a Buenos Aires desde San Luis, lugar de donde era oriundo "Roly", como lo llamaban sus amigos puntanos, en busca de una oportunidad laboral porque el dinero en el pueblo Quines, ubicado en el departamento de Ayacucho, a 150 kilómetros de San Luis capital "ya no alcazaba".

Uno de los principales sueños que trasladaron a la familia a la "gran Ciudad", fue que uno de sus hijos, también llamado Jorge (17 años), incursionó de manera profesional en el fútbol, y hoy es jugador de AFA en el Sport Club Barracas.

Claudia y Jorge se conocieron hace 21 años en San Luis, lugar donde ella migró junto a su familia a los 11 años desde la localidad bonaerense de Florencio Varela por problemas de salud de su madre; y desde entonces estaban juntos.

Fuente: Télam