Hay días en los que Tablada arde y la violencia y las necesidades más básicas ganan la calle. Pero, desde hace tres años existe un lugar de resistencia. Un refugio para vecinos y vecinas que intentan dejar atrás la vereda de la desesperanza para cruzar a un lugar diferente, donde trabajar, estudiar y criar a los hijos e hijas en paz. La fundación Tercer Tiempo, con un sostenido trabajo en los penales santafesinos, recicló a pulmón el viejo edificio de Vicente de Paul, ubicado en Esmeralda al 2900, en medio de la pandemia, y lo acondicionó para erigirse en un punto de encuentro de los habitantes de la zona. Hoy, unos 220 hombres y mujeres –personas en libertad, ex presos y aquellos que tienen algún tipo de vínculo con el encierro– asisten a una multiplicidad de talleres y participan de la cooperativa La Esmeralda que funcionan en el lugar.

El patio central de Tercer Tiempo. (Alan Monzón/Rosario3).

Rosario3 atravesó la puerta del centenario inmueble, cuyo corazón es verde de árboles y plantas. La bienvenida la dio el director de la organización, Fernando Benítez, quien encabezó un recorrido por el edificio -con todas sus habitaciones abiertas al patio central- que, al mismo tiempo, fue un tránsito por la problemática de la excarcelación como parte del círculo vicioso de la delincuencia. Tal como ya han expuesto desde el Ejecutivo en sus distintos niveles, la Defensoría Penal y el Ministerio Público de la Acusación (MPA), la cárcel es una usina criminal activa que extiende sus redes al otro lado de las rejas, adonde la crisis de oportunidades económicas y sociales embarra aún más las posibilidades de cambiar de vida cuando se cumple una condena.

La cárcel es adentro y es afuera. Su atmósfera hostil y brutal se encarna y se traslada más allá de los muros, como una pesada carga que reseca todavía más la ya árida tierra de la resocialización. Y ahí está Tercer Tiempo, con su regadera cargada de propuestas y proyectos, que gota a gota, vierten a la espera de que sea brote.

Habitación por habitación

La fundación tiene un primer abordaje en los penales a través del rugby. El juego es una excusa para acercarse y acompañar a quien quiera, en su camino hacia la libertad. Una vez afuera, los esperan en esta casa de zona sur, cuya primera habitación dispuesta a la derecha está destinada a un abordaje psicológico colectivo. Como si se tratase de un circuito a recorrer, éste es el primer paso a dar.

La asistencia psicológica es fundamental para quienes egresan de las cárceles. (Alan Monzón/Rosario3)

Cada puerta que se abre en Tercer Tiempo es una invitación a superarse. La organización, actualmente, dispone 15 talleres de oficios: en algunos, los ex internos son profesores y en otros, son alumnos. También, asisten vecinos y vecinas de las inmediaciones. De hecho, esa mañana de mayo en que Rosario3 visitó las instalaciones, en una de las salas se desarrollaba una clase de Yoga con una nutrida asistencia de vecinos de la tercera edad. Para ellos, además, se brindan talleres de Memoria y Escritura.

“Acá funciona Estética de uñas y Electricidad. Las chicas vienen dos veces a la semana. Muchos de los profes, los capacitadores, son personas que han egresado en una unidad (penal) o muchos salen con permiso de la cárcel autorizado por el juez, obviamente, para hacer el taller y vuelven”, sostuvo Benítez al ingresar a la pieza conjunta, llena de productos de belleza, cables y algunas máquinas. “De la Unidad 6 tenemos 3 pibes que salen para hacer peluquería, hay chicas que están haciendo probation. Hay otra que hace la limpieza de acá a la tarde”, siguió contando sobre la fundación.

El profesor de Peluquería espera a sus alumnos y alumnas. (Alan Monzón/Rosario3)

Actualmente, unas 220 personas participan de los cursos de oficios que se dictan de lunes a viernes. De ese total, unas 40 tienen una vinculación directa con el encierro, el resto son familiares. “Nosotros no nos limitamos hoy a un contexto de encierro y al que salió, sino al que está en un vínculo de conflictividad con la ley penal”, explicó Benítez, quien-advirtió que los protagonistas de los “hechos más resonantes han pasado por acá”.

La oferta es amplísima: hay cursos de Reparación de celulares, Reparación de bicicletas, Cosmética natural, Textil, Panificación, y también hay una huerta en el fondo del edificio. Así se va formando el semicírculo de opciones que se abren al patio central. Pero hay más: una habitación está destinada a impresiones en 3D con varias computadoras (a través de un acuerdo, el Polo Tecnológico Rosario envió un capacitador) y la pieza que le sigue está destinada a hacer ejercicios físicos.

Taller de Tecnología en Tercer Tiempo.

Benítez continuó abriendo puertas. Una de ellas condujo a una sala donde dos niñitos pequeños dibujaban sobre una mesa chiquita, cuidados por una joven mujer. La Fundación Tercer Tiempo tiene un espacio reservado para niños y niñas de 2 a 4 años, hijos e hijas de quienes asisten y dictan talleres, o bien, trabajan en la cooperativa. La salita de cuidados funciona a través de un convenio con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y recibe 12 nenes a la mañana y 12 más a la tarde. “Pensamos en un dispositivo para las mamás y papás que venían con sus nenes y hacían los talleres con ellos upa”, observó el director.

La salita destinada para niños y niñas.

En tanto, otra de las piezas de la casa, fue acondicionada para mujeres del barrio que sufran violencia de género. “Hoy no se trata de un machirulo que le pega a una piba en la casa, hoy estas situaciones están muy vinculadas a los narcos”, alertó Fernando mientras ingresaba a la habitación amueblada con una mesa, un sillón y una biblioteca en la que se asoman títulos infantiles.

La idea, según indicó el director, es que las mujeres amenazadas o golpeadas cuenten con un lugar seguro en el que permanecer con sus hijos e hijas durante el día, mientras reciben asistencia profesional. “Queremos que puedan estar tranquilas acá, con su propia vajilla, su televisor, un lugar mientras el equipo sigue trabajando en sus casos”, completó.

La huerta de la fundación (Alan Monzón/Rosario3)

Tercer Tiempo se sostiene gracias a una variedad de organismos locales e incluso internacionales. “Laburamos muy bien con Red Creer”, remarcó Benítez y agregó: “Utilizamos los distintos formatos del Estado, por ejemplo, Santa Fe Más, con todas las críticas que le hacemos, y el Nueva Oportunidad que tiene la Municipalidad, también con todas las críticas que le hacemos. Pero a nosotros nos ha servido porque al pibe lo contiene, le otorga una beca y nosotros somos muy estrictos con que cumplan realmente, que se aproveche”.

Taller de Reparación de bicicletas en Tercer Tiempo.

El organismo estructura su asistencia alrededor de la excarcelación. La libertad soñada adentro es un entramado de dificultades afuera, una realidad surcada por necesidades económicas, falta de oportunidades y la oferta criminal siempre lista para reimpulsar la rueda del delito. Es por esto, que la fundación apunta a acompañar a los ex presos en sus primeros pasos sin rejas de por medio. Sin embargo, se encuentran con un obstáculo relevante que es la falta de capacitación y estudios.

“Hemos convocado a pibes que han egresado de la cárcel, que los conocemos y son muy buenos pibes, que quieren recomponer su vida y le hemos dicho «Mirá, necesitamos que nos coloquen las tarimas». Y nos encontramos con que no saben usar el taladro. Lo golpeaban. Algo tan básico que vos decís «Claro, nunca estuvieron vinculados con nada o con alguien que les enseñe cómo es una tarea». Bueno, nosotros acá tenemos talleres”, señaló Benítez.

El universo construido por Tercer Tiempo, a través de sus talleres y cooperativa de trabajo, permite a quienes salen en libertad, darse una segunda oportunidad. Alexis encarna esta posibilidad de cambio tan ardua y complicada: se capacitó como cocinero y hoy dirige la cooperativa La Esmeralda que produce sandwiches que venden a clubes de rugby para celebrar el tercer tiempo, pasta y pizzas caseras. También capacita a jóvenes del barrio y les enseña a cocinar.

La fabricación de sandwiches a pleno. (Alan Monzón/Rosario3)

Para Benítez, la historia de este joven de 29 años que permaneció 6 años en penales de Rosario y Santa Fe, y la de otros muchachos y chicas que hoy se desempeñan en la fundación haciendo distintas tareas, constituyen un motor, un impulso: “Estas cosas te alientan a seguir, es una motivación sentir que no está todo perdido. No, no es así, creo que hay que sintonizar la onda, entender con qué poblaciones hablamos y aprovechar los recursos que tenemos como sociedad”, manifestó.

“No puede ser que Rosario no tenga una respuesta con todos los lugares de estudio y de academia que tiene”, continuó el director. “Tenemos universidades públicas, institutos privados, entonces ¿en serio no podemos tener una respuesta para el quilombo que tenemos en la calle? Algo estamos haciendo mal, ¿no? Entonces pensémonos con todos, como con una cosa global y veamos. No es respuesta decir «Estos negros hay que matarlos todos». Y te puede pasar que te salga lo peor en algunas situaciones pero la responsabilidad nuestra es pensar la situación cuando estamos en un estado de calma no en la locura de la emoción violenta”, subrayó.

Fabián Benítez (Alan Monzón/Rosario3)

Más allá de los alcances que pueda tener el accionar de la fundación con el apoyo del Estado, Benítez apuntó contra el Patronato de Liberados “Soy muy duro con el Patronato de Liberados, con esta y con las otras gestiones. Ellos tienen un control de 8 mil personas en toda la provincia de Santa Fe y disponen de un psicólogo y una trabajadora social. No existe. A nosotros que somos una ONG y nos cuesta horrores convocar a los profesionales tenemos ocho veces más que ellos. No es serio el laburo de la Provincia”, lanzó y profundizó: “Esto también explica el problema del egreso de la cárcel”.

“En la ciudad hay mucha reiterancia del delito. No digo reincidencia que implica un proceso judicial y una condena, sino que me refiero a los casos que el sistema no registra. Entonces, nosotros acompañamos al que egresa para intentar romper ese círculo vicioso que existe y mínimamente bajar la cantidad de una mano de obra muy fácil para todas las bandas que son los pibes que salen de la cárcel”, apuntó.

Taller de costura en Tercer Tiempo.

La recorrida llegó a su fin. Los vecinos y vecinas estiran brazos y piernas, a modo de cierre de la clase de Yoga. En la sala de al lado, Alexis y sus alumnos separan los panes caseros por un lado, la lechuga y el tomante por el otro y apilan el jamón y el queso. Remangados, comienzan a preparar los 300 sandwiches encargados por clubes de rugby para el fin de semana. En poco tiempo, llegarán los participantes de los cursos de peluquería.

El segundo tiempo se está jugando a pleno. El partido es bien difícil, pero el tercero, sin dudas, está por llegar.