El Lago Epecuén, ubicado a unos 7 kilómetros de la localidad bonaerense de Carhué, partido de Adolfo Alsina, volvió a cubrirse de un manto de sal que rodea toda la costa, pero en esta ocasión el evento no pudo ser presenciado por los turistas debido a las prohibiciones que rigen para evitar la propagación del coronavirus.

Según explicaron las autoridades locales, por el momento este típico atractivo de invierno puede ser visto solamente por los residentes de la zona, pero estará también disponible para los visitantes cuando se reanude la actividad.

El fenómeno ocurre a partir de que el sulfato de sodio presente en el agua, en combinación con las bajas temperaturas de la época, producen cristales de sal que cubren el suelo de la costa este del lago y también se adhieren a las ruinas de la villa homónima, un pueblo que fue devastado por una inundación en 1985. Esta misma “nieve salada” volvió a verse desde el domingo pasado.

La directora de Turismo de Adolfo Alsina, Vanesa Nebauer, explicó a Télam que “antiguamente aparecía, pero luego se retiró debido a la crecida del lago, que no tenía tanta concentración de cloruro de sodio, pero desde julio del 2012 volvió a aparecer en nuestra costa”.

“En realidad se debe a las bajas temperaturas que hace que cristalice pero además se tiene que dar el viento sur o el oeste, es un viento seco y de esa manera saca el cloruro de sodio a la costa”, agregó la funcionaria municipal.

Nebauer contó que el domingo "amaneció todo blanco, muy lindo, es nuestra nieve por decirlo de alguna manera”, y lamentó que debido a la pandemia por el coronavirus y el aislamiento social dispuesto “los turistas no lo pueden apreciar”.

La laguna Epecuén, indicó, "en este momento tiene una graduación de hasta 200 gramos por litro de cloruro de sodio pero depende de las lluvias y de otros factores" y señaló que durante el verano tuvo "160 gramos y fue aumentado hasta los 200".

“Lo que nosotros tenemos es muy parecido al Mar Muerto, es único en Sudamérica, es un humedal salado con aproximadamente 30 minerales con muchas propiedades”, expresó la funcionaria, y aclaró que “lo que se ve en la costa no es apto para consumir”, según publicó Infobae.

Respecto a los planes para el regreso de turistas al distrito, Nebauer contó que desarrollan "reuniones regionales y de los vecinos termales para ver cómo salir, nosotros como destino de bienestar y salud". “Se piensa que se va a abrir a nivel regional de a poco, siempre y cuando no tengamos casos, que hasta ahora no lo tenemos”, comentó en referencia al coronavirus, y añadió que están “viendo de generar distintos atractivos, darle valor y circuitos para cuando se abra, ya que la fecha es incierta por el momento y estamos trabajando sobre protocolos”.

La idea, comentó, es "tener un destino cuidado; si esto da para largo que la gente pueda venir tranquila porque estamos trabajando con cada establecimiento de una manera segura para nosotros y para el turista".

Carhué, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, a 520 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, posee 900 plazas hoteleras y es vecina al Lago Epecuén, reconocido en todo el mundo por las propiedades de sus aguas hipermarinas, las cuales tienen una concentración de entre 180 y 200 gramos de sal por cada litro, más de cuatro veces la que se encuentra en el mar, lo que convierte al Lago en un “flotario natural” y hace que sus aguas sean sólo comparables con las del Mar Muerto, en Oriente Medio.