Mientras hoy el miedo en Rosario pasa por la inseguridad y las balaceras, 20 años atrás era el Loco de la Escopeta el que aterrorizaba a la ciudad. El Tres repasó su historia en un informe este martes.

Si bien se registraron algunos ataques a escondidas desde principios de los 90 contra colectivos en las calles, se cumplen dos décadas del primer disparo con el arma calibre 12/70 que luego fue secuestrada para imputar a los responsables, los hermanos Lino y Alberto Pertuzzi, de 51 y 55 años por entonces.

Su saga, 107 agresiones con 51 heridos y una víctima fatal, tuvo como principales objetivos las puertas de los comercios y las ventanillas de los colectivos. En ese marco mataron a Florencia Rubino, de 12 años, que recibió un disparo cuando viajaba en la línea 132 por 27 de Febrero y Santiago, el sábado 19 de abril de 2003.

Por aquellos años se creó una comisión investigadora y hasta el FBI estadounidense intervino en el caso. Especialistas en psicología hablaban de “rasgos obsesivos y necesidad de protagonismo” en el marco de un “problema de identidad”.

Sin embargo, nada se sabía sobre el tirador, o los tiradores, a pesar de una recompensa de 50 mil pesos, muy jugosa en aquel momento, que ofrecía el gobierno provincial de Jorge Obeid a cambio de información.

El último ataque que se les atribuyó a los Pertuzzi fue el 23 de mayo de 2005, a las 17.50, contra un colectivo de la línea 107 en el viaducto Avellaneda, con una mujer herida leve por esquirlas luego de que un tiro reventara una ventanilla, un sello de estos hechos.

Varios pasajeros y testigos directos dijeron, inmediatamente, haber identificado el origen y apuntaron a una chata que pasaba cerca al momento del impacto. Más tarde la Policía dio con la camioneta de los hermanos, ubicada a pocas cuadras del episodio. Luego llegó un allanamiento en el que les secuestraron una escopeta compatible con las balaceras –un arma que en los 90 usaba la Policía de Santa Fe y no disponible en armerías– y el enigma comenzaba a cerrarse.

Alberto Bertuzzi fue declarado inimputable por problemas mentales y quedó encerrado en un centro psiquiátrico, donde aún permanece, mientras que Lino cumplió su condena de siete años a pesar de no reconocer nunca su autoría. Recuperó la libertad y hoy vive en la misma casa donde los detuvieron en aquel entonces, sin demasiada relación con sus vecinos.

El dolor perpetuo del papá de Florencia

 

Hugo Rubino es el papá de la única víctima fatal del Loco de la Escopeta. Se cree que su muerte fue un error ya que los hermanos tenían pretensiones diferentes –más vinculadas al hecho de trascender públicamente– a pesar de su proceder violento contra unidades del transporte de pasajeros.

Al margen de esas circunstancias, Hugo y su mujer siguen llorando la falta de Florencia. En una nueva entrevista con El Tres repasó entre lágrimas la última imagen en su memoria de la nena con vida: “Ese día se fue y dijo 'no me extrañen'. Esa sola vez se fue así, quizá fue una despedida, no sé cómo tomarlo, ese saludo es mi último recuerdo”.

Contó que la menor “se iba a encontrar con unas nenas” y al parecer en su viaje de regreso se produjo el ataque: se escuchó una explosión por el vidrio roto y Florencia quedó tirada ensangrentada.

“Apareció un patrullero en mi casa, me dijeron 'tu nena tuvo un accidente en el colectivo'. Fuimos hasta la comisaría y yo la buscaba ahí. El comisario me dijo que fue un disparo del Loco de la Escopeta y me llevaron hasta el Heca”, rememora Hugo.

“Allí la veo entubada, con la cabecita vendada, y una médica nos dijo que había fallecido. En el velorio nos mirábamos con mi señora y no salía un diálogo, sólo llorar sin nada que decir. Vivir sin su presencia fue durísimo. Y a medida que pasa el tiempo la sigo extrañando, hasta el día de hoy”, cerró el papá de la nena.