Este martes, activistas de la organización internacional Greenpeace realizaron una actividad en la Plaza del Congreso de Buenos Aires para denunciar que en Argentina los demontes aumentaron el 21% con respecto al año 2022. 

La iniciativa de la ONG además de informar sobre la situación trágica del desmonte, fue demostrar que hay 250 mil personas reclamando la penalización de los desmontes ilegales y visibilizar la página online donde sumar un voto a favor de los bosques. 

Durante la manifestación que contó con más de 50 personas,  los representates de Greenpeace mostraron las cifras que pusieron a los activistas en alerta: en el norte argentino se deforestaron 90.755 hectáreas en lo que va de este año, un 21% más que en el mismo período de 2022, que fueron 74.698 hectáreas. 

Según el estudio, la situación más grave se visualiza en las provincias del Chaco y Santiago del Estero, donde casi todos los desmontes son ilegales, por ello la organización ecologista volvió a convocar a la ciudadanía a votar sobre su posible penalización.

"Es muy preocupante este aumento de la deforestación y, sobre todo, que la mayoría sea ilegal. Es evidente que las multas económicas no son suficientes como sistema de disuasión. Cuando son bajas, los empresarios las incluyen como parte de los costos de producción; y cuando son altas ponen abogados para no pagarlas. Además, casi nunca se reforesta y es claro que hay complicidad de muchos funcionarios en la violación de la Ley de Bosques", afirmó a Télam Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

Por medio de imágenes satelitales, la ONG pudo visibilizar que entre enero y septiembre de 2023 la deforestación en Chaco alcanzó las 41.848 hectáreas; en Santiago del Estero 30.828 hectáreas; en Formosa 12.498 hectáreas; y en Salta 5.582 hectáreas. 

El total de hectáreas deforestadas es de 90.755, una superficie equivalente a 4,5 veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Respecto a la principal causa de la pérdida de bosques, sobre todo en la región del Gran Chaco, siendo el segundo ecosistema forestal más grande del continente, los especialistas señalaron que se debe al avance de la frontera agropecuaria para ganadería y soja que, en gran medida, se exportan a Asia y Europa. "Estamos ante una evidente emergencia climática y de biodiversidad, y nos obliga a actuar en consecuencia", señaló Giardini.