El mundo no se quedará sin tortugas de techo birmanas, que generalmente habitan en ríos y son famosas por su sonrisa.

Hace 20 años se comentaba que se habían extinguido, pero gracias a los refuerzos de los conservacionistas, se localizaron unos pocos sobrevivientes para poder aumentar su población.

Los científicos aclaran que estas tortugas asiáticas aumentaron hasta alrededor del millar en cautiverio y que algunos representantes de la especie en libertad regresaron a su hábitat natural en Birmania en los últimos cinco años.

El herpetólogo de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre comentó en New York Times que la humanidad estuvo muy cerca de perder a este animal para siempre: ''Si no hubiéramos intervenido cuando lo hicimos, esta tortuga simplemente se nos habría ido''.