En la noche de este sábado agentes de la subsecretaría de Convivencia y Control de la capital provincial desbarataron una fiesta clandestina. Si bien el hecho podría considerarse uno más de los que hacen habitualmente producto de las restricciones por la pandemia, este caso llamó la atención por el lugar en el que se estaba llevando adelante.

“En un operativo que realizamos desde la noche del sábado a la madrugada del domingo desactivamos una fiesta clandestina electrónica en un predio que pertenece al Ejército argentino”, reveló en De 12 a 14 (El Tres), el subsecretario del área, Guillermo Álvarez.

El lugar en cuestión es conocido como el ex Liceo del Grupo de Artillería de Defensa Aérea (Gada). Una vez que los agentes arribaron al lugar, personal del Ejército les negó la entrada. “Hay una valla en el ingreso. El inspector le explicaba que no podía ser que ingresen civiles a una fiesta y un inspector municipal no pueda ingresar”, remarcó el funcionario.

Ante la negativa, los agentes llamaron al 911 para pedir asistencia policial, pero desde el Ejército tampoco les permitieron pasar a las fuerzas de seguridad. “Nuestros inspectores tuvieron una acción rápida, empezando a verificar con imágenes a todos los autos apostados afuera que eran los vehículos de los asistentes de la fiesta clandestina. Ahí la mayoría de los participantes decidieron retirarse por temor a que le lleven el vehículo”, relató.

Según contó Álvarez, esta no es la primera vez que ocurre un evento ilegal en un espacio del Gobierno Nacional. “En el año nuevo del 2021, cerca de las 3 de la mañana llegamos a ese mismo predio, no nos permitían ingresar. no permitieron ingresar a la policía, a través del diálogo nos dejaron ingresar, hablamos con los organizadores y desarticulamos ese evento en el que había 150 personas y estimabamos que podrían llegar a haber entre 700 y 800 personas”, recordó.

Con respecto al festejo de este fin de semana, el subsecretario municipal sostuvo que eran al menos unas 200 personas. “Nosotros tenemos imágenes de redes sociales, donde se ve una pista de baile con un montón de gente, sin barbijo, sin protocolo, este evento no tenía ningún tipo de autorización municipal”.

Por último, indicó que también pudieron constatar que los invitados al evento tenían que abonar mil pesos por la entrada y a cambio les entregaban una pulserita que acreditaba su participación.