“Mucha gente sabe hoy que el bastón verde es el que usamos las personas de baja visión, pero les cuesta imaginar cómo ven estas personas”. Así comienza un video publicado en las redes sociales del Centro Braille Rosario. La que habla es una joven que empuña el suyo en pleno bulevar Oroño, a la que le sigue una serie de imágenes sorprendentes que recrean cómo alcanzan a ver las personas una visión reducida, es decir, borrosa, periférica o central. Se trata de una nueva campaña impulsada por la institución (España 528) que intenta que quienes ven bien se adentren en los ojos de aquellos que no pueden hacerlo con claridad. 

“El  bastón verde es diferente al bastón blanco, que es exclusivamente para las personas que son ciegas totales o el blanco y rojo, que es para los sordociegos. Anteriormente todos, ciegos y personas de baja visión, usaban bastón blanco y a veces quienes los asistían en la calle, se daban cuenta que esa persona algo veía. Entonces se malinterpretaba la situación”, explicó Sonia Dalaison , directora del Centro Braille Rosario, sobre la importancia de establecer las diferencias.

El bastón verde fue creado en 1994 en Argentina por Perla Mayo, una profesora y especialista uruguaya en baja visión. Su innovación fue diseñada para que la sociedad pueda identificar a personas con dicha particularidad y diferenciarlas de las que utilizan el bastón blanco destinado para la ceguera total. Es una herramienta que promueve su autonomía, su desplazamiento seguro y también la inclusión social de esta población. “Se pone en práctica en 1998 para visibilizar a personas que tienen un resto de visión, es decir, que transitan diferentes patologías que les hacen ver de una manera diferente, pero que igualmente, necesitan ayuda del ciudadano común”, señaló.

Qué ves cuando me ves

Las personas con baja visión presentan una pérdida parcial de la visión que les permite percibir algunos detalles, pero no la totalidad de lo que se espera de un ojo que ve bien. Son capaces de ver objetos a corta o media distancia, pero no pueden cruzar una calle de forma segura por sí solas, o pueden ver a lo lejos pero no de cerca. Pueden tener visión borrosa, visión central o periférica reducida, entre otras condiciones. 

En el marco de la campaña, a través de un video, se recrea cómo alcanzan a ver personas con maculopatía (mancha en el centro del ojo), glaucoma (solo ven con la parte central del ojo como en un tubo), desprendimiento de retina (ven por mitades), cataratas (visión borrosa) y aquellos que padecen secuelas de diabetes (ven con manchas). 

“Hay gente que no sabe qué es la baja visión, no sabe que las personas con esta condición ven de una forma diferente. Por eso buscamos tratar de representarlo para que la persona que tiene visión normal pueda dimensionarlo”,  destacó la directora. 

Muchos de estos cuadros son los que atraviesan los 150 alumnos y alumnas de entre 14 a 80 años que concurren actualmente al Centro Braille Rosario. “Nosotros como institución tratamos patologías relacionadas con la complicación de una diabetes mellitus, como puede ser el desprendimiento de retina que es la secuela crónica de la diabetes, pero también hay muchas otras cuestiones de salud, como por ejemplo el glaucoma, retinitis pigmentaria, maculopatías y secuelas neurológicas. Incluso, hay muchos problemas asociados con accidentes de tránsito o problemas de consumo. La temática es bastante amplia en comparación con otros años”, advirtió Rubén Olivares,  médico del centro. 

“Lo que vemos en la literatura científica siempre es la retinopatía diabética como la causa número uno –de hecho sigue siendo la causa número uno de ceguera–pero, últimamente, hemos visto un incremento en otras patologías en la población adulta. Por ejemplo, la retinopatía del prematuro es algo que ha ido reduciéndose en los últimos años por los cambios que se han hecho en la asistencia médica en neonatología, pero sí empezaron a aparecer otros casos, como el glaucoma o las cuestiones de retinopatía pigmentaria, retinitis pigmentaria o maculopatías asociadas con, por ejemplo, miopias magnas, accidente de tránsito también, secuelas neurológicas y la problemática del consumo”, profundizó y resumió: “Es decir, se empezó a abrir el abanico de causas asociadas con la baja visión o la pérdida de la visión”. 

Acercarse y ayudar

Dalaison consideró que las personas de bastón verde “vieron toda su vida por lo que enfrentan un cambio que requiere un gran apoyo psicológico”. “Hay que elaborar todo un proceso, un duelo de una pérdida y esta modificación de la vida”, destacó. El uso del dispositivo les brinda la posibilidad de moverse con autonomía, pero para ello, precisan la asistencia de los videntes. 

Muchas personas pasan de largo cuando ven a alguien con bastón porque sienten miedo, vergüenza o ignoran cómo ayudarlos a cruzar una calle. “La asistencia es la misma para los diferentes tipos de bastones”, precisó y aclaró: “La forma de ayudar a una persona que está en una esquina es hablarles antes de tocarlo. La persona te va a decir que lo tomes del hombro, porque si vos, por ejemplo, hacés un movimiento para bajar un cordón para cruzarlo, esa persona lo va a sentir. Otros te piden que lo tomes del brazo. El usuario dirá hacia dónde quiere cruzar para no desorientarse”.

Una vez que se le cruza, se recomienda preguntarle si suele guiarse por la pared para acercarlo. En este sentido, la directora del centro, advirtió que suele ser la manera más utilizada y segura para guiarse ante la escasez de veredas podotáctiles, es decir, texturizadas. Otros tienen la “técnica del cordón”, pero es más peligroso porque a veces se dejan motos o se instalan mesas de bares.

“La ciudad está complicada. En realidad se ha avanzado bastante, pero falta muchísimo por hacer. Hay muchos obstáculos, muchas veredas rotas”, analizó la funcionaria. “A veces tenemos que hablar con los comercios porque ponen carteles en el medio de la calle, las verdulerías dejan los cajones, los bares, las mesas contra la pared o hay canteros con plantas. Todavía quedan aires acondicionados bajos que te dan contra la pared”, lamentó, aunque se mostró optimista: “Falta mucho para hacer, pero se está haciendo mucho, con mucha voluntad y por eso el objetivo nuestro es concienciar y llegar cada vez a más personas que puedan saber cómo asistir”. 

Técnicas para ganar independencia

El Centro Braille Rosario (escuela especial número 2014) pertenece al Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe por lo que es público y gratuito. Recibe alumnos y alumnas con patologías de la visión a partir de los 14 años, muchos oriundos de diversas localidades, incluso de otras provincias. “La matrícula se incrementa y cada vez son más adultos y adultos mayores. Nuestro objetivo es que esa persona pueda recuperar su autonomía y su independencia a base de técnica”, apuntó la titular. 

Quienes asisten al centro son capacitados para realizar actividades de la vida cotidiana. “Todo lo que una persona haría en su casa, desde prender una hornalla, agarrar una plancha, ordenar un ropero, coser, lavar la ropa lo pueden realizar a base de técnicas que uno les va enseñando”, destacó. 

Para manejarse en la calle está el tema de la orientación y movilidad, que son diferentes técnicas para que se pueda desplazar por la ciudad, a qué hora ir a un supermercado, cómo pedir asistencia, manejar un cajero con total autonomía”, añadió sobre los aprendizajes. 

Además, se los capacita en el uso de tecnología que abarca las aplicaciones accesibles y audibles en los celulares y computadoras. “Hay alumnos que por su diabetes avanzada tienen averiados los dedos y no pueden hacer una escritura braille”, observó. 

Los alumnos asisten a clases de educación física adaptadas a sus posibilidades de movilidad, musicoterapia donde se trabaja mucho con el cuerpo y las emociones; taller de coro, bombo y folclore y actividades prácticas para activar la motricidad, la  la sensibilidad, el tacto, los olores y los sabores. 

“En el trabajo manual hay personas que te dicen «Yo en su momento era carpintero, nunca más puede hacer esto» y con la asistencia de los docentes pueden volver a agarrar un serrucho, manejan un taladro, trabajan en un taller de mimbrería, con yeso o cortan madera. Son pequeños emprendimientos que les puede generar una salida laboral”, subrayó. 

“Trabajamos para que las personas tengan su autonomía y su independencia a partir de un cambio de condición visual”, concluyó Dalaison.