El fútbol argentino dejará desde este viernes, con el comienzo de la Superliga, su estructura tradicional, esa organización que caracterizó a la AFA desde su fundación en 1893 y que ya no volverá a ser como hasta ahora se la conocía, porque la escisión dejará a la primera división en un lugar de privilegio respecto del ascenso, emulando aunque parcialmente a las grandes competiciones europeas.

En la Argentina, la Superliga solamente abarcará la primera división, a diferencia de lo que ocurre en las principales ligas de Europa como las de Alemania, Inglaterra, España, Italia y Francia, que abarcan también a la principal categoría del ascenso, algo que no ocurre aquí con la B Nacional.

Es que tanto esa categoría como las restantes del ascenso, el Torneo Federal, las ligas del interior y también la selección argentina quedarán bajo la órbita de la AFA, algo que marcará con la Superliga diferencias mucho más importantes que las deportivas e institucionales, y que serán claves en el mediano plazo: las económicas.

El cambio, comparativamente, tendrá que ver con el acceso de una televisión privada como nunca antes proveniente de dos cadenas internacionales, las estadounidenses TNT y Fox, que obligaron a una reestructuración organizativa de la primera división antes de que la pelota empiece a rodar, por lo que hasta que este viernes abran el juego Tigre-Vélez Sarsfield y Banfield-Belgrano, de Córdoba, el marketing será el principal protagonista, hacia dentro y hacia fuera.

De hecho esto forzó el diseño de un organigrama para todo este último semestre del año, que abarca las 12 primeras fechas del campeonato, con días y horarios que, según se aseguró, serán respetados a rajatabla, algo que será de mucho mérito si realmente se cumplen, a partir de los antecedentes mediatos e inmediatos que registran un fárrago de despropósitos organizativos que hacen dudar "sanamente" de su concreción.

Grieta económica

La Superliga tendrá, además de las luces de neón que encenderán las pantallas de televisión con programaciones y transmisiones especiales por las cadenas mencionadas, un reparto de dinero que será muy "saludable" para los de primera división que estarán bajo su órbita y no tanto para lo del ascenso.

De hecho, un club de los que más ganará en la B Nacional percibirá 1.080.000 de pesos mensuales, mientras que el que menos cobrará de primera división recibirá 6.000.000, a partir de que la Superliga manejará los derechos de televisión del fútbol argentino y el 78 por ciento de los ingresos irán para la máxima categoría, mientras que el 12 se le bajará a la principal del ascenso.

Extranjeros

Que las especulaciones respecto de que la Superliga, a partir de lo expuesto, pueda abrirles el día de mañana las puertas a las sociedades anónimas en el fútbol argentino, forma parte de este nuevo formato que tiende a emular casi todo lo que ocurre en Europa, al punto de, por ejemplo, incrementar la cantidad de extranjeros por equipo, que subió de cuatro a cinco, aunque por ahora el agregado no podrá firmar planilla pero sí ser utilizado como recambio de alguno de los otros foráneos.

Y también por aquello de que "la letra con sangre entra", el otro tema en el que se intentó ir a fondo en la previa del certamen fue el de las deudas que mantienen los clubes con los futbolistas, so pena de castigar con descuento de puntos y hasta desafiliaciones e impedimento de comenzar el campeonato a aquellos que no estén al día con sus planteles. El resultado fue positivo: los 28 participantes jugarán este fin de semana por las tres unidades en disputa.

Menos equipos y exigencias

La otra modalidad al estilo del Viejo Continente pasa por ir reduciendo la cantidad de competidores hasta llegar a 22 en 2020, con un promedio de cuatro descensos y dos ascensos provenientes de la B Nacional por temporada.

En tanto que para el año próximo comenzará a regir el denominado Sistema de Licencias, que se les otorgarán a los clubes que cumplan con determinados requisitos, estando entre los cinco más destacados la obligación de tener a sus planteles sin deudas salariales, mantener sus estadios en buenas condiciones, contar con equipos de fútbol femenino y con divisiones inferiores en todas las categorías, así como poseer departamentos de marketing y prensa con sus respectivos directores a cargo.

Los que no cumplan, según establece este reglamento instalado inicialmente en la UEFA y al que posteriormente se 'afilió' FIFA hasta llegar a la Conmebol, que el año pasado hizo su primera 'prueba piloto' en Perú, no podrán participar del campeonato. Por ahora esto aplicará solamente a los clubes argentinos que jugarán las copas Libertadores y Sudamericana de 2018. Para ello empezarán a ser inspeccionados desde el mes próximo bajo esas misma condiciones.

Nueva etapa en la AFA de 1893

La AFA tiene como fecha de fundación el 21 de febrero de 1893, su actual denominación data de 1946 y el profesionalismo dio su puntapié inicial el 19 de mayo de 1931. Desde mañana, 25 de agosto de 2017, se escribirá la tercera página secular de un fútbol argentino que nació en el siglo XIX de la mano del escocés Alejandro Watson Hutton, tuvo a Julio Humberto Grondona como el máximo referente dirigencial del XX y ahora tendrá en el XXI una conducción bipartita entre Claudio Tapia y el CEO de Superliga, Mariano Elizondo.

El fútbol argentino ingresa en una nueva etapa en la que todo "promete" ser mejor, "aggiornándose" a las exigencias que plantea la globalización de un deporte donde la tecnología va a formar parte importante del juego, y si hay buenos resultados el aficionado podrá disfrutarlo más. 

La salida de los 'barrabravas' y el retorno del público visitante a los estadios serán las otras asignaturas pendientes que la Superliga Argentina de Fútbol (SAF), tal su denominación oficial, deberá subsanar más temprano que tarde, para que realmente todo empiece a funcionar mejor.