Investigadores del Consorcio Internacional de Meta-Análisis de Glucosa e Insulina (MAGIC) han encontrado genes que influyen en las características metabólicas, entre ellas los niveles de glucosa e insulina en ayunas y los índices del funcionamiento de las células beta y la resistencia a la insulina. De su trabajo se extraen dos artículos independientes, publicados en la revista “Nature Genetics”.

Los expertos analizaron unos dos millones y medio de variantes genéticas en 21 estudios de asociación del genoma completo (GWAS, por sus siglas en inglés), en los que participaron 46.186 sujetos que no tenían diabetes. La variación más habitual que encontraron los autores es un cambio en un polimorfismo de un solo nucleótido (SNP), o cambio de un solo par de bases, en uno de los bloques de los que está hecho el ADN.

Los investigadores estudiaron si alguno de los SNP aumentaría el riesgo de padecer diabetes tipo 2 comparando las variantes genéticas de miles de personas con y sin la enfermedad. Los trabajos muestran 13 nuevas variantes genéticas que influyen en la regulación de los niveles de glucosa, de las cuales cinco aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

“Los estudios genéticos de las características glucémicas pueden identificar loci relacionados con el riesgo de padecer diabetes de tipo 2”, afirma el autor principal del primero de los artículos José Flórez, del Hospital General de Massachussets y la Facultad de Medicina de Harvard (ambos en EE UU). “Sin embargo, parece que no es simplemente la elevación de la glucosa, sino el modo en que ésta se eleva”.

De estas cinco variantes, uno de los SNP más intrigantes está en la región ADCY5, que influye en los niveles de glucosa en ayunas. Otro está en la FADS1, que está relacionada con la glucosa en ayunas, así como con las características lipídicas. Sin embargo, ninguna de las variantes halladas en los estudios de MAGIC estaba relacionada con la diabetes de tipo 1, una enfermedad de carácter autoinmune.

“El mal funcionamiento de las células beta podría desempeñar una función más importante en la diabetes de tipo 2 de lo que anteriormente se admitía”, indican los autores. También el entorno podría contribuir a la resistencia a la insulina más de lo que influye en la secreción de insulina. “Aprender cómo los genes influyen en la señalización y el desarrollo celulares, la sensibilidad a la glucosa y la regulación hormonal ayudará a desarrollar métodos para evitar y tratar la diabetes”, subrayan.

En el segundo artículo, los investigadores de MAGIC analizaron las asociaciones genéticas con los niveles de glucosa dos horas después de una exposición oral a la glucosa en un subconjunto de 15.234 participantes. Encontraron que una variante genética del gen GIPR, que codifica para el receptor del polipéptido inhibidor gástrico, una hormona reguladora de las células beta, influye en los niveles de glucosa tras una exposición a la glucosa, o comida azucarada.

Los sujetos que poseen la variante de riesgo tienen una función de las células beta reducida. Las variantes se encontraron en poblaciones de ascendencia europea, pero los investigadores esperan que algunas tengan efectos similares en otras poblaciones.

“Aún con el descubrimiento de estas variantes, sólo hemos explicado alrededor del 10% de la contribución genética a los niveles de glucosa en ayunas de las personas que no tienen diabetes”, advierte Flórez. “Pero los genes que todavía no se han descubierto podrían encontrarse en estudios que amplíen los tamaños de las muestras para detectar efectos más sutiles y buscar variantes menos frecuentes”, concluye.

Fuente: Servicio de Informaciones y Noticias Científicas