Dicen que el trabajo es salud. Pero los médicos especialistas en enfermedades laborales aseguran que no siempre es así. En otras palabras, la oficina puede convertirse en una trampa mortal para algunos empleados. O casi. Resfríos, gripes, asmas y alergias suelen atacar a quienes trabajan en espacios cerrados.

Según Roberto Pinto, presidente de la Sociedad Argentina de la Medicina del Trabajo, uno de los problemas es el aire acondicionado o, más precisamente, sus filtros. Entrevistado por Alberto Lotuf en De tarde en tarde, de Radio 2, el experto señaló que en muchas empresas “suelen cambiar los filtros cada 3 o 5 meses, o cuando no pasa bien el aire. Y si no pasan de largo”. En los conductos quedan impurezas que circulan luego con el aire fresco, pero pocos lo saben.

“La temperatura, el frío o el calor, también altera el comfort ambiental de la oficina y puede llevar a problemas brocopulmonares, resfríos, catarros o alergias”, enumeró Pinto.

Otro punto a tener en cuenta: las luces. “La iluminación que produce una oficina, cuando es defectuosa, puede llevar a trastornos visuales”, advirtió el especialista, quien también alertó sobre “las alteraciones ergonómicas, como cuando la silla es inadecuada o cuando se está a una distancia no apropiada de la PC, que muchas veces en sus pantallas ni siquiera tiene filtros”.

En la larga lista de advertencias también figuran los baños de la oficina y los espacios cerrados con tendencia a la humedad.

“Una oficina no está exenta de producir patologías. Hay una importante cantidad de
enfermedades laborales, pero también accidentes laborales porque muchas veces hay cargas eléctricas”, sostuvo Pinto.

Sin embargo, el panorama no es totalmente negro. “Para eso esta medicina preventiva”, aclaró el médico, en un intento por ¿no generar pánico?