Una zapatilla, otra diferente, una sandalia, un zapato de mujer, una pantufla, un guante, una media de bebé; infinidad de cosas que nacieron para ser un par pero que ahora están incompletas, olvidadas en un galpón desierto, donde horas atrás vivían decenas de personas y familias sin casa propia. El Crotario, en Aristóbulo del Valle al 2800, entre Lagos y Suipacha, fue desalojado entre el lunes y este martes, y será demolido. Sus ocupantes fueron trasladados a dos barrios distintos en la zona oeste de la ciudad.

Entre tirantes de madera, chapas, restos de un ventilador, un pava sin tapa, un corazón de cartulina rojo, aparece Ramiro, un pibe de 19 años. Entra al galpón principal y grita cuando cree que nadie lo escucha: "Ay, galpón querido". Es un lamento alegre, nostálgico pero alegre.

Ramiro estuvo el lunes cuando comenzó la mudanza pero volvió este martes a la mañana a recorrer el lugar. "Viví acá casi toda la vida. Desde que nací, mi mamá dormía acá", dice y señala un catre imaginario que da a las vías del tren de la estación Rosario Norte. Un poco más atrás asoman las primeras torres de lujo de Puerto Norte.

"Después nos fuimos a una pensión acá a la vuelta pero un tiempo, cuando yo tenía 14 años volvimos. A lo último mi mamá dormía allá", cuenta y señala otro extremo del lugar, que da hacia la entrada que mira a la calle Ovidio Lagos.

"Ay, galpón querido" (Rosario3.com).

Su mamá murió "hace once meses" y Ramiro -gorrita, tatuaje de Central, collar y remera colgando del hombro- volvió ahora al galpón a despedirse. Mira la pared, gira y se para sobre unas maderas en el piso que antes fueron una medianera interna. La división entre esa parte del galpón con camas individuales y la otra, atrás, que fue la casa de Mario y Nélida, la única familia que se formó adentro del Crotario; que no vino de afuera.

Mario o “El Pelado” y Nélida, “Neli”, o “La Gorda” tuvieron un hijo, Facundo, hace 15 años en ese mismo lugar. Ellos fueron los encargados del “Hogar Santa Josefina Bakhita”. Ese fue el nombre original del Crotario. Así le puso el padre Tomás Santidrián en 1994, cuando abrió ese ex galpón del ferrocarril como un refugio para ancianos sin techo.

Ramiro habla de ellos y dice: "Ayer con Neli nos abrazamos y lloramos un montón. Yo era uno de los que les pedía cosas, una cebolla, un pedazo de pollo, lo que sea porque tenía hambre. Y nos agarrábamos feo. Acá pasamos una banda de cosas pero sabemos cómo es. Ayer a todos se les caía una lágrima". Después, sigue solo con su viaje al pasado.

"Aliviado"

Mario y su familia ya no están en el Crotario este martes a la mañana. Fueron traslados el lunes a su nueva vivienda en la zona de Avellaneda y Garibaldi. “Pasajedieciochocatorcealcuatromildoscientossesenta”, recita por teléfono y de corrido Mario su nueva dirección, con el pecho más hinchado del mundo. Desde allá, asegura que el trámite fue un “quilombo” pero que después de mucho tiempo, tanto que ya se olvidó, está con su familia en una casa solo para ellos.

La ventana desde donde Mario miraba las torres (Rosario3.com).

El hombre que durante muchos años tuvo que “limpiar” el Crotario de quienes lo utilizaban como aguantedero, a pura pelea y cadenazos, como gaucho en pulpería, cuenta que recién se está acomodando en su nuevo hogar y resume su estado: “Estoy aliviado”.

La mudanza

El proceso de traslado de familias fue realizado por el Servicio Público de la Vivienda y el Hábitat, de la Municipalidad de Rosario. El asentamiento está ubicado a metros de la estación Rosario Norte y se extiende paralelo al paredón del túnel Celedonio Escalada en una franja de aproximadamente 150 metros de largo por 30 metros de ancho. Unas 30 familias y adultos solos fueron relocalizados. La mayoría en loteos de Rouillón y Avellaneda Oeste.

Los últimos movimientos, este martes (Rosario3.com).

“En el mismo residían en condiciones sumamente precarias varias familias, muchas de ellas numerosas de hasta diez integrantes y personas solas que están siendo relocalizadas mediante distintas propuestas que se han consensuado con los moradores del sector en base a la situación particular de cada grupo familiar. El total de relocalizaciones asciende a 30”, señalaron desde la Municipalidad. 

“Estas personas y sus familias -continúa el parte oficial- vivían en el lugar desde hace varios años ocupando construcciones que corren severo riesgo de colapso, debido a su precariedad, en condiciones de hacinamiento extremo y con instalaciones sanitarias absolutamente inadecuadas para garantizar la salud de las mismas”.

Después de estos dos días de labor por parte de trabajadores sociales y técnicos del municipio, se iniciarán trabajos de saneamiento y acondicionamiento del espacio recuperado para su uso público.

A comienzos de 2011, el entonces intendente Miguel Lifschitz había anunciado para esa zona un proyecto de reconversión urbanística denominado “Plan Especial Pichincha”. Contemplaba, esa idea, la construcción de un complejo de tres torres con una galería comercial en planta baja y otras urbanizaciones, a tono con la nueva cara que ofrece Puerto Norte en la zona. Por ahora, se anunció la recuperación y parquización del predio.