Laura Gutman es especialista en la atención a madres y padres de niños pequeños y ejerce en la Escuela de Capacitación Profesional de Buenos Aires. "La revolución de las madres" es su cuarto libro donde afirma que “la leche humana es perfecta para el ser humano, la de vaca es para los terneros”.

¿Qué nos pasa a las mujeres que nos cuesta tanto amamantar?, se pregunta la autora: “Si la Humanidad sobrevivió cientos de miles de años con la leche humana y hace dos generaciones las mujeres ya no podemos amamantar, algo cultural nos sucede. Nadie puede amamantar si energética, consciente o intelectualmente está en «otro lado». No se trata de poner el pecho al bebé, sino de permanecer, y abandonar otros lugares”.

Para Gutman las ventajas de la leche materna son “todas”: “El único requisito para que la leche fluya es que el bebé esté las veinticuatro horas con su madre, en sus brazos. Y la madre, lo suficientemente cobijada. Porque ella se siente sola, aislada, es la que está a las tres de la mañana despierta con el niño mientras el mundo duerme... Todos somos culpables y responsables de generar una cueva emocional a la madre...”

La profesional sostiene que el niño que bebe leche materna se va a sentir amparado, querido, amado, colmado, seguro, tranquilo, y en la medida que vaya desplegando sus virtudes será alguien generoso, altruista, y dispuesto a dar al mundo lo que necesita. Lo contrario, un niño que reclame presencia, cariño, cobijo, atención, mirada, y no lo obtenga, se convertirá en un adulto que siempre quiere más: dinero, éxito, comida...

Unicef recomienda dos años de lactancia materna. "Una cosa es lo ideal, y otra lo que cada madre pueda dar", destaca la especialista. Aunque explica que “en las sociedades primitivas el niño succionaba hasta los siete años, la segunda dentición. Cuando tenemos niños, hayan usado o no chupete, hayan mamado o no, y se van a dormir a los cuatro o cinco años todavía hacen chup, chup, chup, chup en la boca. En la mayor de las hambrunas el niño succionaría espontáneamente”.

Gutman sostiene que la leche de vaca no es lo más aconsejable para los humanos: “Primero, está hecha para los terneros, que tienen cuatro estómagos (van a comer pasto toda la vida) y un cerebro pequeño. Segundo, la leche humana está preparada para el desarrollo de la inteligencia. Por supuesto que un niño sobrevive con leche de vaca, pero su ingesta produce el moco: enfermedades respiratorias. Y en cuanto a las consecuencias para la vida adulta, según el Dr. Colin Campbell, la proteína de la leche de vaca es la sustancia más cancerígena a la que estamos expuestos los seres humanos. Los estudios epidemiológicos sugieren una relación entre el consumo de leche y dos tipos de cáncer: mama y próstata”.

Fuente: ABC