La hipertensión arterial es una enfermedad crónica, definida a partir del aumento sostenido de la presión arterial por encima de los valores establecidos por consenso, según la edad y la población. Está determinada por la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias durante cada latido cardíaco. La presión que una persona debería tener (presión arterial normal) es de 130-80 mmHg o menos. Se considera limítrofe: 139-89 mmHg.

Se trata de una entidad sumamente frecuente, fundamentalmente luego de los 60 años, de manera que la mayor parte de la población mayor de 65 años es hipertensa. Tal como sostiene Victoria Ferretti, Especialista en Clínica Médica y Vice-presidenta de la Asociación de Hipertensión Arterial de Rosario, “al ser una entidad que suele no dar síntomas, la única forma de diagnosticarla es midiendo la presión arterial. Aproximadamente 1 de cada 4 adultos es hipertenso y no lo sabe, de ahí la importancia de su medición, que es un procedimiento sencillo e indoloro”.

Hoy, 17 de mayo, es considerado el Día Mundial de Prevención de la Hipertensión Arterial y en este marco, la Dra. Ferreti, remarca que “como toda enfermedad, ésta requiere el control y el tratamiento oportuno para evitar futuros daños en diferentes órganos, como corazón, cerebro y riñones, algunos de los cuales pueden ser irreversibles”. Y recuerda que la hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo de infarto y de accidente cerebrovascular.

- ¿Hay factores que intervienen para que una persona sufra de hipertensión o es una condición propia del paciente? ¿Se puede evitar la hipertensión?

- Al igual que en muchas enfermedades crónicas, entran en juego factores hereditarios, genéticos y ambientales. Estos últimos son modificables, como ser el exceso de sodio en la dieta, el sedentarismo, el sobrepeso u obesidad y la ingesta excesiva de alcohol. El antecedente de hipertensión arterial en algún familiar de primer grado, establece cierta predisposición a desarrollar hipertensión. Es en estos individuos donde se debe realizar más énfasis en evitar los factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad.

El estrés y la ansiedad también elevan la presión arterial.

- ¿Se puede controlar una vez que fue diagnosticada?

- Por supuesto que puede controlarse. Muchas veces no es una tarea sencilla, ya que, a pesar de los múltiples tratamientos disponibles en la actualidad, es importante la adherencia del paciente al tratamiento, la modificación de ciertos hábitos y el control y seguimiento estrecho con el médico. Hay quienes piensan que por encontrarse bajo tratamiento antihipertensivo se encuentran controlados, sin conocer sus registros de hipertensión arterial. Por lo tanto, para saberse controlado, deben medirse la presión arterial y mantenerse en seguimiento con el médico correspondiente.

- ¿Cuáles son las consecuencias de ser hipertenso?

- Las consecuencias clínicas de la hipertensión arterial van a depender del control de la enfermedad. Se puede ser hipertenso durante muchos años sin tener manifestaciones clínicas o complicaciones; siempre y cuando el paciente se encuentre controlado y cumpla con el tratamiento establecido por su médico. De no ser así, la enfermedad puede acarrear daños a nivel del corazón, riñones y cerebro principalmente; alguno de ellos irreversibles.

- ¿Qué consejos sobre la rutina diaria le darías a una persona que se le ha diagnosticado hipertensión?

- Para poder lograr que los pacientes cumplan los consejos médicos, lo más importante es la toma de conciencia de que se trata de una enfermedad crónica, que de no ser tratada y controlada puede acarrear importantes riesgos de salud.

Una vez concientizados, se recomienda:

- Mejorar la alimentación: Consumir frutas y hortalizas frescas (lechuga, tomate, papa, espárragos); utilizar aceite de oliva; mermeladas dietéticas; productos panificados sin sal; consumir agua potable, mineral o mineralizada (más de un vaso de lo que se está habituado). Evitar embutidos, fiambres, productos panificados comunes (pan, tartas, empanadas, harinas leudantes), quesos, manteca, caldos de cubo, sopas instantáneas y polvos de saborizar. Además, es aconsejable retirar el salero y el pan de las comidas principales; y enjuagar los alimentos enlatados antes de consumirlos para retirarles el sodio.

- Cesar del hábito tabáquico.

- Mejorar la actividad física: Caminar 20-30 minutos todos los días; optar por utilizar las escaleras en vez del ascensor, aprovechar los fines de semana para dar un paseo a pie.

- Disminuir el consumo de alcohol.

- Concurrir con regularidad al médico para controlar su presión arterial y cerciorarse de encontrarse bien tratado y controlado.

 

Victoria Ferretti | Especialista en Clínica Médica | Mat. 17011 | Vice-presidenta de la Asociación de Hipertensión Arterial de Rosario