Seis amigos que alguna vez integraron una banda de rock disfrutan de un asado. Mientras se desarrolla la cena, una revelación los obliga salir del diálogo banal. Vulnerables ante lo inesperado, con la noche como telón, “cada uno va a sentir la necesidad de confesar algo”, adelantó el director Marcelo Mondino sobre la obra Una canción para siempre, que se presenta este sábado a las 21, en La Sonrisa de Beckett (Entre Ríos 1051).
En la puesta, el también actor, docente y director artístico del Festival de Teatro Rafaela explora los vínculos dentro y fuera de ese grupo de amigos para repensar aprendizajes y plantear nuevas masculinidades posibles.
La obra, que se estrenó en la mencionada localidad santafesina el último octubre y viene de presentarse en Córdoba, surgió de la observación del propio director: “Veía cómo se vinculaban los actores del taller (teatral), los temas que abordaban y cómo manifestaban el cariño, y decidí ponerlos en escena para contar esta historia”, dijo, en diálogo con Rosario3.
Estos hombres, que están en la mediana edad, rondando los 40 años, se dan cuenta de que se están cuestionando un montón de cosas, pero eso no se comparte con los amigos.
Algunos de los ejes que hilvana Una canción para siempre son la paternidad, las relaciones, los vínculos intrafamiliares, la paternidad y la amistad, a partir de “una noticia que los desestabiliza”: “Ahí se genera una especie de crisis. Estos hombres, que están en la mediana edad, rondando los 40 años, se dan cuenta de que se están cuestionando un montón de cosas, pero eso no se comparte con los amigos”.
“Es una obra que celebra la amistad y que nos ayuda a pensar qué tipo de relaciones tenemos. Plantea que, a veces, vamos muy rápido y nos quedamos en la superficie”, señaló Mondino, que dirige la Compañía La Máscara, de Rafaela. A la par, apuntó que, si bien la trama está ambientada en esa ciudad, la realidad de esos seis amigos aplica a cualquier otro centro urbano que contemple encuentros de amigos en torno a un plato de carne asada.
El deseo y la creación artística también atraviesan la historia a partir del recuerdo permanente de una banda de rock que todos integraron en el pasado y que “un accidente” mancó: “Entre ellos, está el fantasma de las ganas de volver a tocar. Entonces, se plantea cómo dejamos atrás cosas que nos vinculan con nosotros, cosas que nos hacían bien y que, de repente, por otras urgencias de la vida, no seguimos”.
“En esas masculinidades rotas, porque se sienten vulnerables, se refleja este momento que estamos atravesando, con un hombre que está lentamente deconstruyéndose. La obra no busca feminizar a esos amigos ni propone una parodia, es un drama con algo de comedia”, advirtió el entrevistado.
En esas masculinidades rotas, porque se sienten vulnerables, se refleja este momento que estamos atravesando, con un hombre que está lentamente deconstruyéndose.
Con las actuaciones de Esequiel Caluva, Leandro Frana, Bruno Galloni, Mariano Perassi, Fernando Sacone y Manu Zimmermann, la ficha técnica se completa con la composición musical de Alejandro Delbono, la escenografía de Pablo Brandolini Robertone, la iluminación de Lucas Vilches y Bruno Morra, la prótesis de Ariel Falchini y la operación técnica de Bruno Morra y Valentina Porta.
A la lista se suma la revisión de dramaturgia de María Eugenia Meyer, el diseño gráfico de Leandro Frana, la fotografía de Ruth Theler y el audiovisual de Alberto Belleze. La asistencia de dirección es de Valentina Porta, y el vestuario, producción y dirección, de Gustavo Mondino.
Las entradas para la función de Una canción para siempre, este sábado a las 21, en La Sonrisa de Beckett, pueden adquirirse por WhatsApp al (341) 155 042996. La obra, que fue seleccionada por la convocatoria Apoyo a la producción cultural de Espacio Santafesino, es una producción del grupo La Máscara.



