“Sueño postnuclear es la historia de un hombre y una mujer donde cada noche que se encuentran es el fin del mundo, en una ciudad del futuro sin luz, dividida en barrios alambrados con seguridad y otros de la periferia, donde la soledad y la violencia también son protagonistas. Entre tanta sordidez de paisaje es inevitable que los personajes recurran al amor para salvarse, y eso puede ser muy peligroso”, dice la directora de la obra, Alejandra Campá. La puesta de la compañía teatral Hijos de la Gran se presenta todos los domingos de mayo a las 20.30 en teatro Odiseo, de San Lorenzo 1329.

“En la dramaturgia de Lola Arias la distancia que separa la ficción de la realidad es tan sólo un velo que podemos arrancar y volver a proyectar cuantas veces se nos ocurra, los personajes en esta puesta son exhibicionistas de sus emociones, se burlan del amor, de la vida y de la muerte. El relato habla del futuro pero también puede estar sucediendo en este momento a la vuelta de la esquina”, agrega.

Es que, tal como escribe Arias en el guión descarnado, para Campá “Sueño postnuclear podría ser un ensayo sobre el amor, donde los personajes actúan el amor que alguna vez existió, se mienten así mismos por miedo a la soledad, tienen hijos para madurar aún sin desearlos y en medio de la noche se retarán a duelo y lucharán hasta el final para tener la última palabra”.

Sueño postnuclear es un encuentro que huele a desencuentro porque nadie sabe bien quien es el otro o si están dormidos o despiertos.

Con Sueño postnuclear, en el que nadie puede asegurar que está dormido o despierto o si enamorarse es como entrar en un cuarto oscuro, el espectador se sumergirá en la vida de un hombre y una mujer que transitan una realidad en la que siempre es el fin del mundo. Un encuentro en medio de una noche postnuclear, donde nadie sabe bien quién es el otro. Extraños conocidos juegan a la ruleta rusa y se burlan del amor.