“La culpa no es del chancho, sino del que le da de comer”.

No hay nada más fácil que responsabilizar al presidente de la AFA, pero todos hicieron su aporte. Quizás el mayor grado de responsabilidad sea de Claudio Tapia por la envergadura de su cargo, pero los dirigentes de Newell’s y Central levantaron la mano igual que todos los asistentes que la semana pasada, en plena competencia, determinaron quitar un descenso al final de la temporada. Talleres de Córdoba no votó porque no tuvo representantes.

Parece que los torneos de 28 equipos son económicamente rentables y entonces todos apostaron por el cambio. El problema no es cambiar, siempre y cuando no se cambie a cada rato, el inconveniente es hacerlo en plena competencia. Antes o después, pero nunca durante. 

En realidad, el pánico a la pérdida de la categoría les quita toda seriedad a los directivos que siguen precarizando las competencias en pos de los intereses de cada institución.

Pero, se insiste, todos los dirigentes votaron a favor de la quita de un descenso. Fue unánime.

Con la anuencia de Fifa y Conmebol, la AFA avanzó sobre una idea que sorprendió después de que antes de comienzo de temporada se conocieran los lineamientos para que en pocos años el torneo fuera de 22 equipos y en 2025 desaparecieran los promedios.

Nada de eso sucederá. Como mínimo hasta 2028 los torneos serán de 28 equipos y los promedios, que agonizaban, seguirán más vivos que nunca.

Resultado: un torneo de 27 fechas en la primera mitad del año, una Copa de la Liga con dos zonas de 14 en el segundo semestre y una Supercopa para determinar el campeón del año. Eso si no deciden cambiar otra vez porque se amenazan los intereses de algunos.

La cantidad numerosa de participantes en las competencias se está poniendo de moda al compás del negocio.

El Mundial de selecciones en Estados Unidos, México y Canadá será de 48 equipos y ya no más de 32, el Mundial de Clubes pasará de 8 a 32 equipos en 2025 y se disputará cada cuatro años. La Libertadores incrementó sus cupos, la Sudamericana también.

Como mínimo hasta 2028 los torneos serán de 28 equipos y los promedios, que agonizaban, seguirán más vivos que nunca

Que el público adoptó el formato, que los torneos son rentables, que el envión de la Copa del Mundo lo pone todo color de rosa... Todos argumentos, pero ninguno tan fuerte como el de evitar el descenso. Si pudieran, los arrancarían de raíz.

Nadie se fija en nada con tal de evitar caer a la Primera Nacional. 

Una prueba bien concreta es Vélez, que con la ayuda del inefable Christian Bragarnik, le arrebató el entrenador a Unión en plena competencia sin ningún prurito.

Por supuesto que Sebastián Méndez, el DT, tiene su cuota parte y deja de integrar la categoría de entrenador confiable a partir de su actitud. Aunque con la victoria clave del Fortín anoche sobre Arsenal, la cuestión empieza a pasar al olvido. 

Todo vale con tal de evitar el descenso. Hasta las excusas más inverosímiles.

Lo curioso es que este es un clima típico de instancias extremas, cuando el final de la temporada ya es un hecho. En este momento, a algunos equipos les quedan 20 partidos y a otros 19. Unos 60 puntos en disputa que hasta pueden salvar a Arsenal, que parece prácticamente condenado.

Mientras no piensen en función de la competencia y lo hagan a favor de sus propios intereses, el problema no tendrá solución. La organización del fútbol argentino seguirá siendo un caos, aunque el negocio funcione.