En junio de 1974, Newells empataba 2­2 de visitante con Rosario Central, zurda de Zanabria mediante. Se consagraba campeón por primera vez del Metropolitano. Y lo sabido: desmanes en el final del segundo tiempo ante lo inminente de una vuelta olímpica en la cancha del local. Suspensión del partido.

En 1983, en cancha de Newells, Central ganaba cómodo un partido 3 a 1. Segundo tiempo. Newells empató en 3 y parecía que lo daba vuelta. No lo sabremos. Suspensión del partido.

En 1988, en el Parque Independencia, un 0 a 0 pálido tuvo su momento más emotivo en...un piedrazo que un bombero recibió en plena cara. Primer tiempo. Suspensión del partido.

En 1989 Central ganaba de local 1 a 0. Antes, hinchas habían ingresado al campo un cajón que emulaba al usado en sepelios de seres queridos. Hubo trompadas en las tribunas, ánimos caldeados desde que comenzó el encuentro. El partido se interrumpió.

En abril de 1991, en cancha leprosa, Newell ́s ganaba 3 a 0. Cuando Ariel Cozzoni mete el cuarto, la hinchada visitante comenzó a retirarse y en la salida, un grupo que de ninguna manera puede representar a la totalidad canalla empieza a pelear con la Policía. Ese clásico tampoco terminó.

En febrero de 1995, en un amistoso en cancha de Central el ex presidente rojinegro Eduardo López co­organiza un amistoso en que Central pone a Mario Alberto Kempes, campeón del mundo. Y le mete un gol a Del Vecchio. Hinchas de Newell’s enojados tiraron botellas. El segundo tiempo jamás comenzó.

En junio de 1996, Newell ́s ganaba en una extraña condición de local en el Gigante de Arroyito 2 a 0. Penal para Newell ́s y Gustavo Raggio toma la pelota para patear. Suenan bombas de estruendo y algunas caen dentro del campo de juego. Quedaban 30 minutos.

En febrero de 1998, en un partido no oficial, Newell's ganaba 1 a 0 un partido ante Central en un torneo de verano. Hinchas de Central tumbaron un alambrado y el partido no terminó. El postre: trompadas en la calle de la ventosa ciudad de veraneantes.

Enero 2013. Otra copa de verano. Ni siquiera se jugó. Dos versiones: que hinchas de Central pasaron por los parrilleros aledaños al Coloso del Parque y agredieron a hinchas de rojinegros. La otra, que hinchas canallas pasaron por Pueyrredón y Pellegrini y ahí se había producido la agresión. Hubo un policía herido de un tiro, presumiblemente de un hincha de Newells armado.

Medio año antes, el presidente de Central, Norberto Speciale, había pedido que no se jugara porque Central había estado a punto de ascender y no lo había logrado.

Es a propósito no poner la fecha exacta. Es para evitar las falsas epopeyas. Acá no es el fútbol el tema central, sino la violencia. En el pasado, en varios de estos episodios, se saldó con quita de puntos a ambos equipos. Con castigo para los estadios. Pero rara vez supimos de condena a los responsables, de destituciones a presidentes o de mea culpa de funcionarios de seguridad por no haber podido evitar lo que claramente fue un historial de fracasos. Todos rosarinos. Todos de local.

Son 40 años de fracasos. Casi medio siglo. Hoy hablamos de la suspensión del River­Boca y nos olvidamos de casa. Todo perdido en la bruma de las colinas de la tierra Cabeza de Termo. No podemos planificar, prevenir, ejecutar un plan de seguridad. No podemos mandar un mensaje claro, una condena contundente y elocunte.

No sabemos perder. No podemos jugar. No sabemos convivir.

(En colaboración con David Luis)