El comisario de la seccional 10ª acusado de provocar la muerte de la docente y bibliotecaria María de los Ángeles París en mayo de 2017 envió un audio por Whatsapp a su inspectora de zona en donde reconoce que una de las cámaras de seguridad registró cuando él le pegaba a la mujer.

“Estamos viendo las cámaras”, le avisó el comisario S. C. -uno de los cinco imputados este martes en la causa- a la inspectora G. el 4 de mayo de ese año, un día después del hecho fatal. Minutos más tarde de ese contacto, según consta en la acusación que presentó la querella en representación de la familia París, el policía añadió: “Ahí vi el video, ey como la metí, le daba piñas en la boca, en la panza”.

Si bien ese intercambio fue borrado por los miembros de la fuerza de seguridad, más tarde fueron recuperados por las pericias informáticas. La transcripción de ese mensaje de audio forma parte de la causa y es clave por dos motivos. 

En primer lugar porque prueba que hubo violencia contra París, quien había ingresado a la seccional en medio de una aparente crisis de nervios. Pero también por el entorpecimiento de la investigación que hizo el comisario en particular y los acusados en general.

De hecho, el acusado habló en esos intercambios de la existencia del registro de dos cámaras de seguridad dentro de la seccional. En la primera se ve que María de los Ángeles París "entra bien" pero en la segunda constarían los golpes. Sin embargo, en la causa solo se aportó el primer video y el segundo nunca apareció, señaló a Rosario3 el abogado de la familia Santiago Bereciartúa. 

Para la querella es evidente que el funcionario policial abusó de su puesto para entorpecer la investigación. Se trata, por otro lado, de un patrón común en las investigaciones por violencia institucional ya que los acusados conocen cómo funcionan las pesquisas y tienen acceso a adulterar o ocultar prueba relevante. 

Complicidad interna

De otro intercambio de mensajes del comisario S. C. surge otra clave en este tipo de hechos: la trama de complicidades internas dentro de la fuerza. Un secretario de División Judiciales de la Unidad Regional II le avisó el 5 de mayo de 2017, dos días después de la muerte de París, vía mensaje de texto que le iba a pedir el libro de guardia -donde deben constar ingresos e incidencias- para la investigación.

“Preparate el libro de guardia que voy a ir a secuestrarlo”, le dice el investigador al investigado.

El policía acusado de golpear y causar la muerte de París agradece el gesto de su compañero de armas y ambos acuerdan guardar secreto de su accionar, siempre según las escuchas que la querella utilizó para su acusación contra los imputados.

Parte de la prueba fue tenida en cuenta por el juez de primera instancia José Luis Suárez quien imputó este martes al titular de la seccional 10ª y una agente el delito de “homicidio preterintencional e incumplimiento de los deberes de funcionario público en concurso real, en calidad de coautor”. Es decir que no quisieron asesinar pero su accionar violento causó la muerte de la mujer de 45 años.

Otros tres agentes fueron imputados por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público en calidad de coautores. Los cinco quedaron en libertad, aunque deberán cumplimentar reglas de conducta.

Esa fue la figura que pidió la fiscal de la Oficina de Violencia Institucional Karina Bartocci. En cambio, los abogados de la familia de la docente habían solicitado que los policías sean imputados por “torturas seguidas de muerte” y que queden detenidos mientras continúa la investigación.