“Pasó un moto y escuché más de diez disparos. Yo estaba en la puerta sentada y tenía a mi nieta afuera. Tenía mucho temor, porque tiraron a cualquiera, no sólo a las personas que supuestamente estaban buscando”. Así puso en palabras una vecina de Presidente Roca y Lamadrid la secuencia del asesinato de Camila Celeste Escobar, una chica de 21 años relegada a vender drogas en un búnker vinculado con la banda narco Los Gorditos que, pese a ser allanado más de una vez en el último lustro, seguía en funcionamiento.

Camila Celeste tenía domicilio lejos de donde fue asesinada. Según coincidieron las fuentes, supo vivir en Joaquina de Casal al 3800, en el Fonavi de Rouillón y Seguí. Junto a ella fue trasladada al Roque Sáenz Peña Pamela Anahí F., de 28 años y oriundo de barrio La Lata. Esta joven sufrió un disparo en un glúteo y se dio el alta.

Por la mañana, la vivienda estaba deshabitada, la puerta de chapa abierta de par en par. Adentro, un manchón de sangre daba la bienvenida a los cronistas curiosos. Las paredes, sin revocar, apenas albergaban un camastro desvencijado y un lavabo sin canilla. Afuera, los círculos de tiza describieron 17 impactos y un sillón hecho añicos evocaba escenas de la primera temporada de la serie The Wire, que narra sucesos en una Baltimore análoga a Rosario. “Las chicas trabajaban ahí”, aseguró una vecina señalando la casa-búnker.

El búnker en cuestión, de Lamadrid al 1600, es una vivienda social del complejo habitacional en la zona de Tiro Suizo conocida como Fuerte Apache, intervenida por el Plan Abre desde 2015. En la década del 90 fue un complejo de monoblocks construido por el Sindicato del Calzado que nunca fue adjudicado. En 2004 sufrió un derrumbe.

A pocas cuadras de donde balearon a Camila Escobar, el pasado 28 de octubre asesinaron a Zacarías Azum, de 15 años. Un crimen que auguró represalias de plomo, ya que el adolescente era integrante de una familia vinculada con el delito. Por lo pronto los investigadores no relacionaron los casos.

No es la primera vez que el domicilio de Lamadrid al 1609 es nombrado en investigaciones. El lugar donde mataron a Escobar está signado por el abandono, es casi una tapera y está señalado como uno de los búnkeres de la banda Los Gorditos, una organización delictiva liderada por el recluso Brandon “Gordo” Bay, actualmente preso en el penal de Marcos Paz y con pedido de prisión perpetua por instigar homicidios desde la cárcel en la ciudad de San Lorenzo.

Los Gorditos suenan desde 2015 en barrio Tiro Suizo como una banda violenta dedicada a la usurpación de viviendas y a la venta de droga en Villa Flammarión y Fuerte Apache. La mayoría de sus miembros están presos y varios poseen condenas pero sucesivos allanamientos al menos desde 2016 demostraron que continúa operando.

En abril de 2022, Mabel Noemí Aranda, una mujer de 40 años, integrante de esta gavilla, fue condenada a tres años en un juicio abreviado. En la investigación, el fiscal Pablo Socca dijo que esta mujer estaba afectada a vender droga y armar las bolsitas en el mismo domicilio de Lamadrid al 1609. Su participación fue detectada al menos desde julio de 2020 hasta el 15 de septiembre de 2021, cuando se allanó el aguantadero. Más de un año después, seguía en funcionamiento.