Habrá sido la necesidad de empezar a juntar chirolas de todos lados para cumplir con el FMI, o tal vez un acuerdo entre gobernadores peronistas y Gobierno Nacional para complicarle la existencia a un presidenciable de Juntos por el Cambio. Como sea, la decisión de cortarle subsidios al transporte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un tiro para el lado de la Justicia. El recorte empieza a poner a ciudad de Buenos Aires en el mismo lugar que al resto de las jurisdicciones.

El subsidio a los colectivos es la cuenta más chicas de las que hay que revisar en materia de subsidios caros, ineficaces e injustos que obligan al resto del país a practicar una solidaridad forzada para sostener tarifas irrisorias de agua, electricidad y gas en el AMBA, ese espacio de intersección entre CABA y provincia de Buenos Aires que es de todos pero no es de nadie.

Gran parte de la provincia Buenos Aires también recibe trato diferenciado, y en parte lo sigue recibiendo porque una de las primeras cosas que hizo el actual gobierno nacional fue frenar la transferencia de las concesionarias de aguas y electricidad a CABA y provincia de Buenos Aires iniciadas en el gobierno anterior.

No puede ignorarse la importancia estratégica para el gobierno nacional de las tarifas donde vive el 40 por ciento de la población, su incidencia en la vida de la gente, los ánimos sociales, la actividad económica, la inflación. Es imprescindible que el Estado nacional conserve poder de intervención, pero lo que ocurre hoy, además de injusto, es ridículo. Ver en estos días funcionarios federales debatiendo si la tarifa de la luz va a ser más cara a partir de esta calle o en la cuadra siguiente. O discutir el precio del boleto en los términos que en Rosario lo hacen los concejales.

Larreta sabe que el boleto a 18 pesos era una bochornosa transferencia de recursos de todo el país a su ciudad. Por eso huye para adelante y lo enmascara en una vil disputa por la paternidad de “un tarifazo” que ni siquiera así se arrimará a los 60/70 pesos del interior. Sí tiene derecho a patalear por las formas, pero en Argentina se gobierna así de mal, sin anestesia, sin acuerdos, sin esquemas progresivos, salvo con los propios. Macri hizo lo mismo cuando por decreto les transfería de un día para el otro miles de millones de todos los argentinos a Vidal y Larreta. 

Polifonía peronista

Los gobernadores peronistas salieron a bancar la decisión del gobierno porque en sus provincias el problema del transporte público es de severo a terminal. Rosario es un ejemplo de un sistema desfinanciado y emparchado, con escasas frecuencias, colectivos sucios, infraestructura digital pública abandonada. Podrían citarse Córdoba o Bariloche, es indistinto.

Los mandatarios hablan entre ellos de estos temas de gestión. Celebran la recuperación de la economía, como esta semana lo hizo el gobernador Perotti junto al jefe de Gabinete Manzur y el ministro Kulfas en la fábrica Liliana, la misma empresa que hace 4 años desde el gobierno de Macri le decían que si no quería cerrar se dedicara a importar segundas marcas desde China. Esta semana Liliana fue el botón de muestra de lo que horas después reflejó el auspicioso informe 2021 de la Federación Industrial de Santa Fe.

Pero no es lo único que intercambian los jefes provinciales. Les inquieta el futuro. Respaldan el acuerdo con el FMI pero se ponen en guardia porque llegará el momento en que “el crecimiento económico” no alcanzará por sí mismo para cumplir y Nación deberá buscar recursos en otros lados. Por eso se aliaron con el presidente para corregir lo más fácil, que era recortar los subsidios del transporte porteño. Sin embargo ese camino tiene como límite la avenida General Paz, porque del otro lado empieza el territorio del kirchnerismo, donde por cuestiones políticas, pero sobre todo por la estructura socioeconómica diferente a la de Capital, no es tan sencillo avanzar.

Esos gobernadores, además, hoy acompañan al presidente en la gestión pero políticamente están más cerca de Cristina. Tienen algo en común con ella: les preocupa el rumbo del gobierno y llegar a 2023 sin chances de conservar el poder, lo que complicaría el escenario en sus provincias.

Las dos caras del presidente

Esta inquietud se da en momentos que el presidente da señales concretas de que intentará armar el albertismo y buscará ser candidato a la reelección. Podrían enumerarse el reemplazo inmediato de Máximo Kirchner por un diputado de su elección, la “intervención” con una funcionaria propia al Ministerio de Medio Ambiente que encabeza el camporista Juan Cabandié, la autonomía con la que manejó el entendimiento con el FMI.

“Objetivamente es el momento de mayor poder relativo del presidente en la relación con Cristina”, observa desde Buenos Aires un dirigente que tiene vínculo directo con todos los actores. Si damos por sentada esa lectura, sólo faltaría saber si el presidente piensa reflejar ese “mayor poder relativo” en la composición del gabinete nacional. Para una respuesta hay que esperar la aprobación del acuerdo con el FMI.

En la tensión permanente que es la relación entre presidente y vice, la renuncia de Máximo Kirchner fortaleció al primero. Después del portazo no pasó mucho. No hay olas ni tsunami. Al contrario, sirvió para que el sistema político argentino comprobara algo que ya intuía: la voz de Máximo no tiene el peso de Cristina.

CFK dejó trascender que no compartía esa decisión, no porque le gustara el acuerdo del FMI o estuviese a gusto con el presidente, sino por razones estratégicas. Lo deja trascender, no lo dice. Sus días transcurren activos pero en voz baja. Quizás porque está presa de su propio poder. Comprende que cualquier diferencia, por mínima que sea, puede desestabilizar al presidente o alimentar a la oposición. Alberto tomó nota y avanza.

Pero el presidente tiene otro problema además de las diferencias con el kirchnerismo: él mismo. Apenas logrado el entendimiento con el FMI que es valorado por un porcentaje de la población bastante mayor al que adhiere a su figura, se despacha con declaraciones en Rusia y China alejadas de los protocolos, rayanas con el servilismo, curtiendo la improvisación que tanto se valora en las aulas de la facultad y se detesta por riesgosa en los ámbitos diplomáticos.

Los fondos para el Fondo

Los gobernadores apoyan el acuerdo con el FMI, pero van a pretender algún acuerdo previo con la Casa Rosada, porque saben que una vez que el país tenga la soga del FMI en el cuello, Nación deberá meter mano donde haga falta para cumplir con las revisiones trimestrales
Juntos por el Cambio también tiene en agenda que se van a necesitar recursos extra para cumplir si las previsiones de crecimiento económico del ministro Guzmán no se cumplen: “No vamos a aceptar ningún aumento de impuestos”, dijo JxC. Va en línea con su muletilla histórica en materia tributaria, pero sobre todo le está hablando a sus aliados económicos y comprometiéndose a representarlos si el gobierno intentara subir las retenciones a la soja ahora que pisa los 600 dólares o mandar a las provincias a retocar los Inmobiliarios rurales y urbanos. Hay otra puerta abierta: la firma del último pacto fiscal de diciembre pasado dio margen a las provincias a subir las alícuotas de Ingresos Brutos a niveles de 2019.

Esa definición de Juntos por el Cambio se tomó durante una reunión de los presidentes de la UCR, PRO, CC y Peronismo Federal en la que además se anunció la institucionalización de la coalición a nivel nacional y en provincias, e instancias de debate de políticas públicas. Lo que parece una fortaleza en realidad no es otra cosa que un llamado urgente a recomponer la sensatez en un espacio que, tras ganar en 2021, fue desbordado por el internismo precoz y desenfadado. El más notorio de todos los cortocircuitos fue la ruptura del bloque de diputados radicales 20 días después de la elección.

Radicales en Santa Fe

Esa fractura será uno de los temas que debatirán el viernes próximo en Santa Fe ciudad cuando se junte la plana mayor de la UCR con todos los senadores y diputados nacionales. Más de 70 dirigentes de todo el país convergerán a orillas de la Setúbal. Se descuenta la imposibilidad inmediata de reunificar el bloque, pero hay un intento de las autoridades de darse cierta organicidad, unificando criterios para llevar a Juntos por el Cambio.

La elección de Santa Fe realza el doble triunfo electoral de 2021, sobre el PRO en primarias y sobre el peronismo y el gobernador en las generales, y pone a la UCR santafesina en la consideración nacional a la altura de provincias como Córdoba, Jujuy, Mendoza o Corrientes

Es también un espaldarazo nacional a la construcción del frente de frentes: trabajando a contrarreloj como los laboratorios que fabricaron la vacuna anticovid en menos de un año, los radicales santafesinos buscan la fórmula para que agua y aceite puedan convivir en una misma propuesta electoral. Hay que decir que algunos avances obtuvieron.

Enfocada en arrimar lo que queda del Frente Progresista, la plana mayor de la UCR surfeará Rosario 24 horas antes de amarrar en la capital provincial. La agenda lo dice todo: medios, café con el intendente Javkin y de ahí visita a la presidencia del Concejo Municipal donde los recibirá María Eugenia Schmuck. Al día siguiente reunión con autoridades del Partido Socialista,

¿Manos libres o con la misma línea?

También el peronismo santafesino hay movimientos. El presidente del partido recibió a distintos y seguirá la próxima con los senadores del PJ, los nuevos aliados internos de la Casa Gris. El gobernador estuvo avisado de la ronda, aunque algunos sospechan que su entorno promovió las consultas para tantear los planes de las tribus peronistas.

Con mayor o menor énfasis Agustín Rossi, María Eugenia Bielsa, el Movimiento Evita señalaron la preocupación por lo que entienden es un gobierno cada vez cerrado sobre el perottismo. Bielsa, que fue acompañada por Marcelo Gastaldi y no contó con Marcelo Lewandowski por razones de salud, dijo que el peronismo necesita conocer cuál es el plan del gobernador de cara a 2023 para que siga siendo gobierno en Santa Fe, y que si esa propuesta es más perottismo y más Hacemos Santa Fe, cada sector quedará liberado para hacer su propia estrategia. En ningún momento dio señales de aspirar a precandidata a gobernadora ni tampoco hubo una pregunta explícita en ese sentido por parte de Olivera.

En ese contexto Rossi y La Corriente tienen estrategia definida de antemano para presentarse a las Paso sin depender de nadie en principio. Enfrentado con el gobernador, habiendo sacado 1 de cada 3 votos en una interna en la que Cristina jugó para sus adversarios, blanco de la purga de funcionarios provinciales, el ex ministro de Defensa y su sector desandan su hoja de ruta con las futuras precandidaturas a gobernador de Leandro Busatto y a intendente de Rosario de Roberto Sukerman.