El país, con 30 millones de casos por año en la década de 1940, no registró uno solo caso autóctono durante los últimos cuatro años, informó la agencia de noticias AFP.

Esta enfermedad parasitaria, que es transmitida por el mosquito Anopheles, mató a más de 400.000 personas en 2019, sobre todo en África.

"Felicitamos al pueblo chino por librar al país de la malaria", declaró el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

"China se une al creciente número de países que demuestran que un mundo libre de malaria es un objetivo viable (...) Este éxito ganado con tanto esfuerzo es el resultado de décadas de acción enfocada y sostenida", añadió Tedros.

Los países que han registrado tres años consecutivos sin transmisión local pueden solicitar la certificación de la OMS para validar su condición de nación libre de malaria.

Para ello, deben presentar pruebas muy rigurosas y demostrar su capacidad para prevenir la enfermedad en el futuro, agregó AFP.

China es el 40º territorio en obtener esta validación de la OMS, con sede en Ginebra. Los últimos fueron El Salvador (2021), Argelia y Argentina (2019) y Paraguay y Uzbekistán (2018).

Otra lista especifica los 61 países donde la malaria, también conocida como paludismo, nunca ha estado muy extendida o ha desaparecido sin que se hayan tomado medidas específicas.

China es el primer país de la región del Pacífico Occidental, según la nomenclatura de la OMS, que recibe esta validación en más de treinta años. Por el momento solo otros tres la han conseguido: Australia (1981), Singapur (1982) y Brunéi (1987).

En su Informe mundial de 2020 sobre la malaria, publicado en noviembre, la Organización constató que el progreso en la lucha contra la enfermedad se estanca, principalmente en los países africanos, donde se registran los peores resultados en contagios y muertes.

Después de un retroceso constante desde 2000, cuando la enfermedad causaba 736.000 muertos, el número de fallecimientos pasó a 411.000 en 2018 y 409.000 en 2019. Más del 90% se produjeron en África y afectan sobre todo a niños pequeños (265.000).

En 2019 hubo 229 millones de casos de malaria, un nivel invariable desde hace cuatro años.

Pekín comenzó en la década de 1950 a identificar los lugares donde se propagaba la malaria y a combatirla con tratamientos antipalúdicos preventivos, informó la OMS.

En 1967 lanzó un programa científico para encontrar nuevos tratamientos que permitió descubrir en los años 1970 la artemisinina, el principal medicamento contra la enfermedad que se extrae de una planta.

En la década de 1980 China fue uno de los primeros países en experimentar con mosquiteros tratados con insecticida. Según un balance, en 1988 había distribuido más de 2,4 millones en todo el territorio.

El número de casos cayó a 117.000 antes del final de la década de 1990 y las muertes se redujeron un 95%. Los esfuerzos adicionales efectuados en 2003 permitieron bajar a unos 5.000 casos por año a lo largo de diez años, añadió AFP.

"La capacidad de China para ser creativa le supuso éxito en su lucha contra la malaria y también tuvo un importante efecto dominó a nivel mundial", destacó Pedro Alonso, director del programa mundial contra la malaria en la OMS.

Después de cuatro años sin casos autóctonos, Pekín solicitó la certificación en 2020.

Un grupo de expertos viajó a China en mayo para verificar la ausencia de casos autóctonos y asegurarse de que cuenta con un dispositivo para evitar que reaparezca.

En tanto, un prototipo de vacuna ha demostrado una eficacia del 77% en ensayos en África, lo anunció en abril pasado la universidad de Oxford, y podría ser aprobada en dos años.