En Argentina se realizó, por primera vez, un autotransplante de tejido ovárico asistido por robot. Hasta el momento, esta práctica se había realizado únicamente en ocho casos en Estados Unidos. Si bien el transplante de tejido ovárico se realiza desde 2006 para recuperar la fertilidad en quienes atravesaron un tratamiento contra el cáncer; la cirugía con asistencia robótica representa un antes y un después.
El transplante se realizó en el Hospital Italiano de Buenos Aires y, de esta forma, Argentina se convierte en el segundo país en el mundo en usar esta técnica.
“La robótica eleva el estándar técnico del procedimiento al permitir mayor precisión y seguridad, lo que impacta directamente en la posibilidad de que el ovario vuelva a funcionar y la paciente recupere su fertilidad, luego de atravesar un cáncer”, destacaron expertos.
La asistencia robótica es sumamente estratégica cuando se busca mayor precisión al momento de implantar tejidos tan delicados. Esto marcó la diferencia en torno a procedimientos tradicionales. En tal sentido, los expertos aclararon que, mientras que con la cirugía laparoscópica convencional no siempre es posible lograr la revascularización del tejido ovárico (integración a la circulación sanguínea para su funcionamiento), la plataforma robótica se sirve de la visión aumentada y del microinstrumental que permite manipular el tejido con mayor delicadeza.
Es así que los fragmentos de corteza ovárica son cuidadosamente implantados, lo que minimiza posibles desvíos de suturas y maximiza la cercanía a vasos sanguíneos. De este modo, se garantiza una correcta circulación de sangre en el tejido implantado para que pueda volver a funcionar.
“La posibilidad de contar con mayor precisión y el reposicionamiento del tejido para un rápido proceso de revascularización es muy importante para el éxito del tratamiento. De algún modo, esta técnica establece un nuevo estándar acerca de cómo deben realizarse este tipo de cirugías”, expresaron.
En qué casos es posible optar por esta técnica
Para arribar a esta técnica, pacientes con un diagnóstico oncológico o tratamiento que pudiera afectar la fertilidad realizan una consulta con especialistas en fertilidad para planificar una estrategia de preservación o restauración de la función reproductiva. Esto puede incluir una o varias técnicas combinadas, según el riesgo de perder la función reproductiva.
En tal sentido, resulta clave la mirada interdisciplinaria entre profesionales de oncología clínica y ginecológica en pos de coordinar los tiempos y definir en equipo la mejor propuesta para cada persona. Una vez que finaliza el tratamiento oncológico, la paciente puede usar las técnicas de preservación seleccionadas para restaurar su fertilidad.
En este caso, la preservación del tejido ovárico se realizó un año y medio antes del trasplante. En el momento de definir el plan terapéutico contra el cáncer, también se decidió preservar tejido ovárico y se realizó la extracción y criopreservación de estos tejidos. Todo esto, con vistas al futuro autotrasplante como vía para recuperar la fertilidad luego del tratamiento oncológico.
El procedimiento
Cuando la paciente concluyó el tratamiento y tuvo el alta de su patología oncológica, se comenzó con la etapa de recuperación de fertilidad. Como primer paso, el tejido ovárico criopreservado se descongeló y evaluó para confirmar la seguridad de su implantación.
Con una intervención mínimamente invasiva, se preparó cuidadosamente un área cercana al ovario para favorecer que el tejido vuelva a conectarse con la irrigación sanguínea, fundamental para su supervivencia, y luego se implantaron los tejidos. Todo con la asistencia del sistema quirúrgico robótico que garantizó la mayor precisión para que el procedimiento resultara exitoso.
La paciente fue dada de alta en menos de 24 horas, con un posoperatorio similar al de cualquier cirugía mínimamente invasiva. El control posterior incluirá estudios hormonales y ecografías periódicas para verificar el retorno de la función ovárica, que suele darse entre los 3 y 5 meses luego del autotrasplante.
“Este logro refleja la articulación de cuatro capacidades clave: atención oncológica de excelencia, un programa sólido de reproducción médicamente asistida, un biobanco operativo bajo normativa INCUCAI y una plataforma de cirugía robótica de última generación”, concluyeron.
Fuente: Agencia NA.



