"Los anticuerpos monoclonales, representan un ejemplo magnífico de la importancia que toda sociedad y comunidad deberían dar a la investigación básica. Toda la biotecnología ha tenido su origen en la investigación básica” expresó el científico.

La pandemia de covid-19 ha instalado como un lugar común la importancia de la investigación científica. A nivel nacional, regional e internacional, queda perfectamente clara la contribución del sistema de ciencia y tecnología a la solución de los problemas asociados a la emergencia sanitaria. Disponer de gente formada y conectada a nivel nacional e internacional resultó ser un activo esencial para responder a una situación inesperada y para la cual no disponíamos de protocolos de acción”, reflexiona el investigador José Paruelo, y sostiene que la pandemia puso de manifiesto algunas cuestiones que deberíamos considerar en el diseño de políticas públicas, entre ellas, que la investigación científica y los/las científicos/as son claves para la solución de problemas complejos y (sobre todo) inesperados; que el sistema de ciencia y tecnología tiene que estar siempre activo, que la ciencia es universal y colaborativa, pero la disponibilidad de insumos, kits de diagnóstico, respiradores, etcétera, no lo es. Disponer de ciencia nacional es crítico no sólo para garantizar la soberanía cultural, sino para resolver los problemas que plantean las restricciones al comercio, la disponibilidad de divisas o la mercantilización del conocimiento y la tecnología.

¿Apoyar a la ciencia o apoyarse en la ciencia? Se preguntaba, el investigador argentino Marcelino Cereijido, médico, profesor, investigador, divulgador científico y escritor argentino, residente en Méjico.

En 1993, el doctor César Milstein, al recibir el premio Konex de Brillante a la Ciencia y tecnología, al agradecer el mismo, puso de manifiesto “la importancia que tiene la investigación básica en progresos en medicina y en tecnología. Los anticuerpos monoclonales, representan un ejemplo magnífico de la importancia que toda sociedad y comunidad deberían dar a la investigación básica. Toda la biotecnología ha tenido su origen en la investigación básica”.

Más adelante, recordaba que “cierta vez le preguntaron a Houssay si él creía que un país como la Argentina se podía dar el lujo de tener investigación básica y Houssay respondió: ´la Argentina es un país demasiado pobre para darse el lujo de NO tener investigación básica´. Houssay quiso llamar la atención sobre su importancia de la investigación básica sobre el desarrollo intelectual y sobre el desarrollo tecnológico, sostuvo Milstein, quien fuera distinguido con el Premio Nobel de Medicina 1984 por su trabajo para perfeccionar el sistema de defensa inmunológico a través del desarrollo de anticuerpos monoclonales, que ha tenido una gran aplicación clínica en el campo de la medicina y de la veterinaria para el diagnóstico y tratamiento de numerosas enfermedades infecciosas, tumorales y degenerativas. Además, es de gran utilidad en los casos de rechazos en trasplantes de órganos o tejidos.

César Milstein se enorgullecía al afirmar que toda su preparación para alcanzar ese espacio en la ciencia internacional lo había adquirido en el país donde luego de completar el ciclo básico en escuelas públicas, se graduó de Licenciado y luego de Doctor en Química en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Para luego seguir su carrera en Inglaterra donde se unió al grupo del Prof. Fred Sanger en el Laboratorio de Biología Molecular del Medical Research Council de Cambridge. Allí investigó por varios años la estructura química de proteínas.

En 1975 descubrió y preparó el primer anticuerpo monoclonal en colaboración con el Dr. Georges Köhler.

Allí se pueden encontrar los antecedentes y la plataforma que permitió a esa legión de científicos de todo el mundo, coronar en menos de un año, las vacunas que han permitido hacer frente a la pandemia que el mundo está transitando.