Los recuerdos no son conservados de la misma forma. Algunos son evocados con más facilidad, con detalles que los vuelven vívidos cada vez que se hacen presentes. Sin embargo, otros son borrosos y, los más esquivos, raramente aparecen. ¿Por qué sucede esto?
Desde la Universidad de Boston (Estados Unidos), un grupo de investigadores sugiere que los recuerdos de momentos rutinarios adquieren más fuerza si son asociados a un hecho significativo: algo que haya sorprendido, que sea gratificante o que cuente con una gran carga emocional. Los hallazgos, publicados en Science Advances, podrían derivan en tratamientos para personas con memoria o bien ayudar a estudiantes a, por ejemplo, retener conceptos complejos.
“La memoria no es un simple dispositivo de grabación pasiva: nuestro cerebro decide qué importa, y los eventos emocionales pueden retroceder en el tiempo para estabilizar recuerdos frágiles”, explicaron desde la investigación.
Reforzar recuerdos útiles y debilitar los dañinos
“Desarrollar estrategias para reforzar recuerdos útiles o debilitar los dañinos ha sido un objetivo constante en la neurociencia cognitiva. Nuestro estudio sugiere que la relevancia emocional podría aprovecharse de manera precisa para lograr esos fines”, indicaron.
En el trabajo realizado, los investigadores proponen el ejemplo de una persona que recorre el Parque Nacional de Yellowstone y se topa con una manada de bisontes. El asombro no sólo fijaría en la memoria esa extraordinaria vivencia, sino también pequeñas experiencias asociadas: si había piedras en el camino, si se pudo visualizar un animal escabulléndose entre los arbustos.
“La pregunta es: ¿cuáles son los mecanismos que lo permiten?”, resaltaron. Y añadieron: “Eso intentamos descubrir: cómo el cerebro refuerza de forma selectiva esos recuerdos frágiles”.
El papel de los momentos especiales
Si bien ya es conocido que los momentos especiales ocupan un lugar privilegiado en la memoria, los investigadores se mostraron divididos en torno a dos conceptos: la mejora retroactiva y proactiva de la memoria. Ambos refieren a la prioridad que reciben los recuerdos, inmediatamente anteriores o posteriores a un hecho destacado.
Este nuevo proyecto, con cerca de 650 participantes, diez estudios individuales y el uso de inteligencia artificial para analizar un conjunto más amplio de datos, es el primero que demuestra de manera concluyente que esa mejora de la memoria sí ocurre.
A diferencia de trabajos anteriores, el equipo encontró que el cerebro utiliza una escala gradual para decidir qué conservar. Muchos de los experimentos consistieron en mostrar a los participantes decenas de imágenes, asociadas a distintos niveles de recompensa, para luego someterlos a una prueba sorpresa de memoria al día siguiente.
Priorizar en forma gradual
Respecto a los recuerdos proactivos, es decir, posteriores a un evento importante, su fuerza de evocación parecía depender del impacto emocional que ese evento importante haya tenido y, cuanto más duradero era este, más probable resultaba que lo que vendría después sea recordado. En cuanto a los retroactivos no pasaba lo mismo, de hecho, se consolidaban con mayor probabilidad si compartían algún rasgo con el evento importante, como un color coincidente.
De este modo, es la primera validación en humanos de la “priorización gradual, un nuevo principio de cómo el cerebro consolida las experiencias cotidianas”. En tal sentido, los expertos afirmaron: “Por primera vez mostramos evidencia clara de que el cerebro rescata recuerdos débiles de manera gradual, guiado por su similitud con los eventos emocionales”. Es así que “no solo importa el momento, también la coincidencia conceptual”.
Además, si los recuerdos secundarios tenían carga emocional propia, el efecto de refuerzo se reducía. “El cerebro parece priorizar recuerdos frágiles que de otro modo desaparecerían”, apuntaron.
Recuerdos y mejora de resultados académicos
Si bien el nuevo estudio se centró en identificar un mecanismo básico de codificación de la memoria, los hallazgos podrían servir de base para estudios clínicos y aplicaciones prácticas.
“El descubrimiento tiene amplias implicaciones tanto teóricas como prácticas”, aseguraron. Y añadieron: “En educación, vincular material emocionalmente atractivo con conceptos frágiles podría mejorar la retención. En un entorno clínico, sería posible rescatar recuerdos debilitados por el envejecimiento normal. También se puede aplicar lo contrario en personas con trastornos relacionados con el trauma: tal vez no convenga rescatar un recuerdo angustiante”.
Fuente: SINC.



