Sudar es necesario, es la forma que tiene nuestro organismo de regular la temperatura corporal y que esta no sea excesiva, lo que podría causar graves daños. La sudoración se produce normalmente cuando la temperatura es muy alta, al hacer ejercicio o cuando estamos nerviosos por estrés, miedo, ansiedad, etc. Aunque sudamos prácticamente por toda la piel, hay zonas en las que existen mayor número de glándulas sudoríparas ecrinas, como las palmas, las plantas, las axilas, la cara y el cuero cabelludo, tal como publica 20minutos.

Cuando la sudoración se produce de manera excesiva y sin una causa aparente, hablamos de hiperhidrosis, un trastorno que afecta a entre el 1 y 3% de la población y que, aunque en la mayoría de los casos no es peligroso, sí suele preocupar bastante a los que lo padecen causándoles una gran incomodidad social, y en algunos casos incluso ansiedad u otros trastornos psicológicos más graves.

Tratamientos contra la hiperhidrosis

Para tratar la hiperhidrosis secundaria, por lo general, hay que tratar la causa, y si esta es temporal, la hiperhidrosis también lo será. Sin embargo, la focal o primaria, no desaparece, por lo que sólo se pueden combatir los síntomas. Afortunadamente, hay varias opciones, tanto tópicas como quirúrgicas que pueden minimizar el problema. Estas son las más comunes:

- Antisudorales o antitranspirantes. Se utilizan vía tópica y su función es inhibir parcialmente la acción de las glándulas sudoríparas. Su acción es local y temporal y suelen utilizarse por la noche. 

- Fármacos anticolinérgicos. Estos medicamentos actúan sobre la acetilcolina, sustancia cuya liberación da lugar a la sudoración. Vía tópica son eficaces en la hiperhidrosis facial y el medicamento Oxibutinina clorhidrato ha resultado funcionar muy bien contra la generalizada. Sin embargo, no es muy usado porque puede producir efectos secundarios.

- Toxina botulínica de tipo A. Esta toxina, comercializada bajo el nombre de Botox, además de eliminar temporalmente las arrugas de expresión del rostro, es eficaz para evitar la sudoración excesiva, sobre todo en axilas, pero también en palmas. 

- Iontoforesis. Este método consiste en introducir iones en la piel a través de una corriente eléctrica, lo que provoca una reducción de la producción de sudor por parte de las glándulas sudoríparas. 

- Cirugía. Para los casos resistentes, aquellos que no responden a los tratamientos anteriores, la única opción es la cirugía. Puede realizarse una simpatectomia transtorácica, que consiste en eliminar los ganglios encargados de estimular la sudoración de axilas y manos. 

Fuente: 20minutos