Con el correr de los años la tecnología evolucionó adaptándose al entorno y se fue incorporando de una forma totalmente natural a nuestras vidas, tanto que hoy muchas de nuestras tareas cotidianas serían impensables hacerlas sin su ayuda. Es lo que se denomina tecnología tranquila.

El sonido de una cafetera al entrar el agua en ebullición, los carteles luminosos que indican si un baño público está ocupado o el sonido de un microondas son sólo algunos ejemplos de lo que se denomina tecnología tranquila.

 

Todos estos aparatos o señales forman parte de nuestra rutina cotidiana y prescindir de ellos sería casi impensable. Pero al contrario de provocarnos algunos de los males derivados del mal uso de la tecnología, como el “tecnoestrés” o la nomofobia, éstos nacieron para ser silenciosos e interferir de la menor manera posible en nuestra vida o, en todo caso, hacérnosla un poco más cómoda.

La llamada tecnología tranquila o calm technology no es un fenómeno reciente, pero en la actualidad se hace cada vez más necesario volver al tiempo en que los humanos dominábamos a las máquinas y no ellas a nosotros.

 

La domótica en el hogar

 

Quizá se trata del mejor campo de pruebas de estos aparatos tecnológicamente tranquilos. Porque el mantenimiento de la casa es un trabajo en sí mismo y la tecnología vino a simplificar las tareas del hogar desde hace décadas para contrarrestar la vida laboral, primero en el campo y actualmente en nuestra estresante vida en las ciudades.

En las heladeras, normalmente, el causante del ruido es el compresor cuando se sobrecarga. El sistema No-frost es el mejor aliado para eso. Pero también es muy importante la colocación, siempre hay que dejar algunos centímetros entre la heladera y la pared, ya que es necesario que el aire circule por la parte posterior del electrodoméstico. Un espacio insuficiente siempre es causante de ruido.

Para los lavavajillas, el mejor avance fue la mejora del circuito hidráulico. Con ella se favorece la circulación del agua, aumentando el grosor del material absorbente que recubre sus paredes encargado de minimizar la vibración.

En las campanas, el mayor generador de ruido es el motor. Por eso los últimos modelos incluyen una aspiración perimetral. La utilización de materiales fonoabsorbentes también consiguieron reducir la sensación de ruido.

 

La tecnología tranquila es en este sentido una realidad completamente integrada en nuestra vida diaria desde hace décadas. Ahora, el reto que tiene por delante es que los grandes avances que ésta experimenta constantemente deben ir hacia una mayor humanización que nos permita liberarnos de esa conexión continua.