Nadie se la esperaba. Entre accionistas y directivos de Vicentin la noticia cayó como una bomba. Pero tampoco estaba en los planes del resto de los actores de la industria agroexportadora. Mucho menos de los inversores interesados en quedarse con la malograda aceitera: Viterra, Bunge y ACA. Indignación y calentura era lo que también había este viernes en el establishment agroexportadora.

Y es que la decisión del juez del concurso de Vicentin, Fabián Lorenzini, de rechazar la propuesta de pago (y venta) presentada por la empresa puso un punto final al tema y abrió una nueva etapa, hasta ahora inédita. La etapa en que ahora las partes deberán negociar en serio para evitar la quiebra.

En efecto, como una bomba, la resolución del juez barrio todo. Ahora, con tabla raza, arranca de cero un nuevo escenario.

"Borrón y cuenta nueva", fue la frase más repetida ayer entre actores del negocio. Y es que si bien el viernes había mucha indignación y bronca de lado de Vicentin, que descontaban que Lorenzini iba a homologar su oferta presentada, la resolución del magistrado fue contundente y muy fundamentada.

El centro del argumento para rechazar fue que la oferta repartía injustamente las pérdidas y los esfuerzos. Según el magistrado, los accionistas podían hacer un mayor esfuerzo (al igual que los inversores interesados en comprar), pero no lo hacían cargando así un mayor costo sobre acreedores comerciales medianos y grandes.

¿Que les está diciendo el juez con el rechazo y la apertura del cramdown? Siéntense a negociar una mejor salida. Con esto, lo que hace es poner la mesa para que los acreedores que se oponen y a la empresa se sienten a buscar un mejor convenio.

Claramente, a los directivos de Vicentin el tema los enfurece. Sostienen que la suya era la mejor propuesta y agitan el fantasma de que se van a retirar los inversores y que habrá problemas sociales porque la extensión del proceso los dejara sin caja para seguir pagando sueldos.  Advertencia que, vale la pena aclarar, son los propios miembros de la gran familia (que son empleados muy bien rentados) accionan. 

¿Seguirán los inversores? El tema es complejo y el resultado abierto. Es cierto que (normativamente) esta contingencia de participar en un cram down puede ser difícil de digerir en las conducciones de los traders globales. Por lo pronto, Bunge, ACA y Viterra tienen un compromiso para entregar granos en las plantas de Vicentin hasta enero (cuando los tienen, no ahora), con lo que el lazo sigue por un tiempo. Eso sin contar la desesperación por comprar el saldo de acciones de Renova. 

En ese contexto, Rosario3 pudo confirmar que semanas atrás ejecutivos de AGD se reunieron para hablar de Vicentin con los inversores. Están sobrevolando el tema y dejan ver interés. Pero por el momento todo es preliminar. Pero, claro, el contexto ahora es otro.

Es cierto que la extensión de todo este intrincado proceso, que arrancó con el default de 2019, sigue demorando el cobro de los acreedores más chicos. Pero eso es responsabilidad de haber presentado, como dijo resolivió el juez, una propuesta inconsistente.

¿Hay salida por el lado judicial? No. Eso seguiría enredando todo. Vicentin apelará la resolución, pero ya no tiene margen para frenar el cramdown.

¿Hay salida por el lado político. La intromisión política también enredaría todo, cómo en el pasado. Pero ahora todo indica, que el gobierno no tiene ni el músculo político ni la caja para aventuras estatizadoras, mientras que Vicentin, con Juntos por el Cambio en franca debilidad, también perdió banca.

Pero eso no significa la ausencia de la decisiva participación del Banco Nación. Y no por ser estatal, sino por ser el principal acreedor. Precisamente, la oferta de Vicentin carecía de consistencia, entre otros puntos, por estar de espaldas a su principal acreedor. El ingreso del Nación, entonces, es una de las llaves para desatar el nudo.

¿Puede aparecer un interesado? Si lo hace debe hacerlo con una caja mínima de 800 millones de dólares, que es lo que se necesita para pagos de deuda y capital de trabajo, y sin contar contingencias como la que cayó hace diez días con el reclamo de Ganancias que les hizo AFIP.

La situación económica argentina es muy frágil y el sector aceitero está en un mal momento. Pero, por el contrario, sigue teniendo gran potencial como sector estratégico. En definitiva, es apetecible para los grandes jugadores. No obstante, hasta ahora nadie mostró cartas.

¿Será que no querían hacerlo porque hasta ahora tenían que asociarse con Vicentin? El fideicomiso de acreedores comerciales contrató un banco de primera línea para buscar interesados. Nunca más se supo en qué quedó el research.

Pero, finalmente, el tema no es que aparezca un interesado nuevo, sino que la salida es que ahora Vicentin cambie el chip, se ponga a negociar una salida real y sustentable con los acreedores.

Con mucho de soberbia, sus accionistas y directores nunca mostraron real voluntad de ceder ante las circunstancias, como si siguieran al frente de una empresa líder o como si no tuvieran un frente penal (que en octubre se les va a seguir complicando) lleno de escandalosas imputaciones. Pero ahora el juez Lorenzini se los dejó por escrito al decir que no dieron lo que tienen por dar en una conversación. Ahora, en cambio, llegó el momento que se negocie en serio.