El presidente de Boca, Daniel Angelici, firmó un compromiso para jugar este domingo la vuelta de la superfinal de la Copa Libertadores ante River, pero entre sus pares predomina la intención de preservar el derecho a un reclamo por los incidentes ocurridos en la llegada al estadio Monumental.

La Comisión Directiva xeneize mantuvo durante la madrugada distintas reuniones en la concentración del Hotel Madero y en confiterías aledañas en las que se consensuó aceptar que se juegue el partido pero sin descartar una presentación ante el Tribunal de Disciplina de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).

Miembros de la directiva boquense reconocieron también que difícilmente prospere la posición de Carlos Tévez de no jugar la final porque los hechos fueron similares al superclásico del gas pimienta en el que River obtuvo su clasificación en octavos de final.

Luego del ataque al micro que trasladaba a los jugadores boquenses al Monumental, Angelici firmó el sábado, junto con el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, y el titular de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, un acta con el compromiso de jugar el partido este domingo a las 17.

Ese escrito deja a Boca con poco margen para negarse a jugar, porque si lo hace se verán lesionadas sus relaciones con la federación sudamericana y también con la FIFA, que nada quiere saber con que la Libertadores 2018 se decida en un estrado.

"Los presidentes, a efectos de salvaguardar la integridad deportiva de la final de la Conmebol Libertadores han tomado la decisión de prorrogarlo al día 25 de noviembre de 2018 a las 17, a ser disputado en el estadio del Club River Plate", dice el acta firmada el sábado.

"Es intención de los presidentes que el día de mañana (por este domingo) la final sea llevada a cabo sin hechos de violencia, que sea disputada en igualdad de condiciones y que gane el fútbol argentino y sudamericano en una fiesta llevada a cabo en paz", concluye el acta.