El arquero de la selección argentina, Emiliano Martínez, repitió en la semifinal de este martes frente al seleccionado croata un ritual especial, cuando Lionel Messi pateó el penal que abrió el marcador.

Julián Ávarez picó, se fue directo al área y Livanovic lo bajó. Pena máxima para la Albiceleste y una nueva oportunidad para Leo para convertir desde los doce pasos, tal como hizo ante Arabia Saudita y Países Bajos.

Como había pasado el pasado viernes, ante los neerlandeses, el arquero argentino lo vivió de una manera particular.

El Dibu se arrodilló apenas afuera de su área, pero mirando para su arco. Es decir, prefirió no observar el remate del 10 ante semejante tensión que se vive en una instancia definitiva y enterarse por las reacciones en la tribuna.