Hace más de 15 años que todos los chicos que juegan a la pelota, en cualquier parte del mundo, sueñan con sacarse una foto con Lionel Messi. Julián Álvarez, el ex delantero de River nacido en Calchín, un pueblo de Córdoba con poco más de 3200 habitantes, que acaba de anotar dos goles ante Croacia en la semifinal del Mundial, estaba entre esos pibes. 

Cuando el rosarino jugó su primera Copa del Mundo en Alemania 2006, Julián era un niño de 6 años que ya jugaba al fútbol en su tierra natal y soñaba, como muchos otros, con algún día poder conocerlo. Sólo eso. No se le cruzaba por la cabeza que podía llegar a ser futbolista profesional, ganar una Copa Libertadores con River, pasar al Manchester City y mucho menos estar en un Mundial junto a su ídolo de la infancia, a cinco días de una final. 

El martes en el estadio Lusail se entendieron a la perfección y se retroalimentaron como dos viejos socios dentro de la cancha, aunque la realidad es que tienen sólo un puñado de partidos juntos. El nueve del City generó el penal que Leo cambió por gol en el 1-0. Después, a lo Kempes, corrió de un arco a otro para estampar el 2-0. Y cerró la goleada definiendo tras un pase del rosarino, que dejó en ridículo a Josko Gvardiol. 

Álvarez logró convertirse en compañero de Messi, a quién admira desde su infancia. (Diego Borinsky)

“Es un destacado, por encima de todo. Hizo un partido extraordinario: nos abrió el partido, generó, peleó, corrió y se peleó con todos. Hoy [por ayer] fue un jugador importantísimo, pero como lo viene siendo durante todo este Mundial y creo que todo esto se lo merece. El crecimiento que tuvo es superlativo. Nadie se esperaba que en este Mundial hiciera lo que está haciendo. Es una bestia”, dijo Messi sobre Julián después del partido. 

Un reconocimiento a su gran presente y a todo lo que le está dando a la selección con apenas 22 años y una brutal carrera por delante. Los halagos de Leo llegan muchos años después de que Julián lo defendiera a capa y espada en sus redes sociales cuando Argentina perdió la final de Brasil 2014 ante Alemania en el Maracaná. 

“Messi, sos lo mejor que me pasó en la vida”; “Feliz cumple al mejor jugador de la historia. Gracias por tanto ídolo”; “No alcanzan los adjetivos para describir lo bien que hacés todo”, fueron algunos de los posteos de Julián cuando el sueño era sólo eso. 

Una foto de Julián y Messi y un posteo en sus redes sociales.

En Calchín, donde su papá tenía una librería frente a un colegio, antes de ser camionero, y su mamá era maestra jardinera, Julián jugaba en todas las categorías posibles y rompía redes todos los fines de semana. "Siempre soñé esto de chico, pero nunca creí que fuera así", dijo poco tiempo atrás sobre lo que está viviendo. 

En su pueblo lo aman tanto como él a Messi. Este miércoles, el intendente Claudio Gorgerino contó en Radio 2 que el delantero está haciendo conocer a Calchín por todo el mundo y se emocionó al hablar de uno de los hijos predilectos del lugar. “Siempre, desde siempre lo vimos, salir campeón en sexta y quinta división, hacer un montón de goles”, recordó con su inconfundible tonada cordobesa. 

Los elogios para Julián rompen fronteras. Se lo puede escuchar al intendente del pueblo, a sus familiares y amigos, pero también a Messi, el mejor del mundo, o a Pep Guardiola, su entrenador en el City, club al que llegó a mitad de este año y en el que ya se ganó un lugar de consideración en la competitiva Premier League. 

"Julián (Álvarez) es un jugador increíble. Se ha adaptado y luchado desde el día uno. Hay que tener en cuenta que compite por el puesto con el mejor delantero del mundo (Haaland)”, contó el técnico español unos meses atrás. 

El nueve, que le ganó el puesto a Lautaro Martínez con el Mundial empezado, disfruta este presente en la Copa del Mundo como el chico que jugaba a la pelota en Calchín e imaginaba paredes con Messi, aunque ahora eso es realidad. Lo hicieron durante todo el Mundial, el martes ante Croacia y tendrán una función más el domingo que viene en busca de la gloria eterna.