Tensión por los dólares: Pullaro viaja a Nueva York por deuda mientras desde Economía fruncen el ceño con un "ojalá que no"

La administración santafesina activa su maquinaria en Wall Street por USD 500 millones a pesar de la presión de la Casa Rosada. Mientras Nación teme un descalabro en la curva de bonos, el "roadshow" provincial enciende las alarmas por el control de la caja y las reservas

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La noticia cayó como un rayo en el tablero financiero: la provincia de Santa Fe reactivó su maquinaria para salir a buscar financiamiento directo en los mercados de Nueva York. Lo que en otro contexto sería visto como un síntoma de salud financiera y capacidad de gestión autónoma, hoy se ha convertido en el nuevo epicentro de tensión entre la administración provincial y el Ministerio de Economía de la Nación. Mientras los equipos técnicos santafesinos arman las valijas para el roadshow en Estados Unidos, desde los despachos de Luis Caputo observan la maniobra con evidente recelo.

No es habitual ver a una provincia argentina intentando colocar deuda por USD 500 millones en el exterior en medio de un proceso de saneamiento nacional. El dato duro confirma que la administración de Maximiliano Pullaro busca emitir estos bonos esta misma semana, con el objetivo de oxigenar sus cuentas y financiar obra pública. Sin embargo, la reacción del equipo económico nacional fue tajante y poco diplomática: "Ojalá que no", deslizó según Infobae una alta fuente del Palacio de Hacienda al ser consultada sobre la operación. Esta frase, corta pero cargada de significado, revela que la estrategia de consolidación fiscal que impulsa el gobierno central no admite solistas, ni siquiera si estos tienen las cuentas en orden.

¿Por qué el gobierno nacional ve con malos ojos que una provincia solvente se financie?

Para entender la fricción, hay que mirar la "foto grande" de la economía argentina. El Ministerio de Economía opera bajo la premisa de que el crédito internacional es un recurso escaso y delicado que debe ser administrado con una visión unificada. Imaginemos una gran empresa holding (la Nación) que está tratando de renegociar sus deudas y demostrarle a los bancos que es confiable nuevamente tras años de malos manejos. Si una de sus sucursales (la Provincia), aunque sea la más rentable, sale por su cuenta a pedir prestado a tasas que quizás el holding no avala, se genera ruido en la señal que se envía al mercado.

La preocupación de Caputo radica en el control de la deuda pública total. Aunque la deuda sea provincial, los inversores externos suelen mirar el "Riesgo Argentino" como un todo. Si las provincias comienzan a endeudarse en dólares de manera independiente, podrían complicar la curva de rendimientos que la Nación intenta estabilizar. Además, existe un temor fundado en la historia económica reciente: cuando las provincias se endeudan en moneda dura y luego enfrentan una devaluación abrupta o una caída en la recaudación, a menudo terminan golpeando la puerta del Banco Central para comprar los dólares necesarios para pagar, presionando sobre las reservas internacionales.

El argumento técnico desde Buenos Aires es: "¿Dónde se vio en el mundo que las provincias salgan a tomar deuda?". La visión centralista actual sugiere que el Tesoro Nacional debería ser el único emisor soberano relevante, y que las provincias deberían financiarse a través de mecanismos internos o avales nacionales muy controlados, para evitar el descalabro de cuentas que, a la larga, siempre termina pagando el Estado nacional.

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