En la hojarasca de las causas empolvadas en la Justicia Federal permanece sin avances la de Gerardo “Pichón” Escobar. El joven jardinero de Parques y Paseos municipal de 23 años que desapareció el 14 de agosto de 2015, y cuyo cuerpo sin vida fue hallado a flote en el río una semana después.
Una década después, los ánimos del reclamo de justicia son otros. La familia hoy siente que hubo una reparación "desde abajo, de una justicia popular”, a partir de la movilización y de la red grande que supieron tejer junto a otras familias de víctimas. En esa sintonía, y cercana a ellas, la cineasta rosarina Carla Ciarrochi convocó entonces a que el homenaje a Pichón se realice este jueves con proyección del documental de su autoría, estrenado hace poco más de un año, Un jardín para Pichón, en el Centro Cultural Madres de Plaza 25 de Mayo, en calle Corrientes 987.
Luciana Escobar, la hermana de Pichón, y quien llevó desde su muerte la bandera de reclamo familiar, sumó a la convocatoria su propia propuesta de confeccionar con todos los familiares de víctimas de violencia institucional un altar colectivo, para socializar su memoria. La cita será este jueves, fecha en que se cumplen los 10 años, a las 18.30 en el espacio de las Madres, “después de acompañarlas en la ronda de los jueves” en la plaza 25 de Mayo.
Lejos del tono otrora combativo y hoy más cerca de la calma, Luciana compartió a Rosario3 sus apreciaciones al regresar a su ciudad una vez más a homenajear a su hermano Pichón. En su voz la bronca ya no es predominante, y luego de una década de dialogar con los medios, tiene una postura tomada que le da paz para vivir el presente en otra provincia junto a su familia: “Me puso contenta saber que a los 10 años del hecho, veremos el documental en el espacio de las Madres, porque el año pasado llevamos el documental a la Ex Esma, y fue tremenda experiencia, pisar ese lugar y el cuerpo te tiembla. Ahí vimos cómo ellas y las Abuelas marcaron el camino de reclamos, que nunca fue desde la venganza, sino desde la ternura”.
Ante la pregunta obligada, su reflexión a la distancia del crimen de su hermano, que hoy no tiene sentencia, compartió: “Como familiar comprendí que en el camino conseguimos una justicia popular, siempre acompañándonos con otros familiares de víctimas. Entonces pensamos la idea de crear un altar junto a los familiares de víctimas. Es mi modo de agradecimiento a todos ellos”.
Para el altar, precisó que “la idea es que lleven una foto, un objeto, una frase escrita o flores. Lo que sientan, para celebrar sus vidas y homenajearlos, trayendo a la memoria sus existencias. La idea es abierta a que cada cual coloque esos objetos y entre todos armemos ese altar en memoria de nuestros pibes y pibas”. Para Luciana, “este colectivo es una caricia que nos empuja a continuar, cada vez que perdimos fuerza en el reclamo”.
Sobre la causa “en un cajón”
En torno a que exista la posibilidad de que, ante los inminentes cambios que robustecerán las investigaciones en la Justicia Federal con su nuevo sistema acusatorio, la causa sea reactivada en algún juzgado o fiscalía, la hermana de Gerardo Escobar reflexionó: “Si mañana me informan que se reactiva de alguna manera, puedo poner el cuerpo porque nunca abandoné su causa, lo hago de nuevo. Pero hoy nada nos indica que se va a llegar a un nuevo juicio y tener condenas. No les deseo el mal a ninguno de ellos, y esa paz me mantiene viva”. Repasó entonces: “Nadie está preparado para despertar un día y enterarse que mataron o desaparecieron a tu hermano, y que después apareció su cuerpo en el río. De que el juez dijo en el legajo que no fue golpeado a pesar de lo que decían las pericias forenses municipales. Pero aunque no tuvo justicia, nosotros seguimos mirando hacia adelante. Estos años pasamos muchas cosas, pero activamos para traer constantemente la memoria del caso, buscando que la sociedad no se olvide. La huella de mi hermano en la ciudad sigue marcando nuestro camino, y cada automovilista que pasa por la rotonda de bulevar Oroño y avenida Pellegrini ve escrito el nombre Pichón entre las flores, que mantienen los jardineros cada día”. En cuanto a su vida hoy, estableció: “Nosotros estamos en otra provincia, donde encontré otras causas y también dimos a conocer el caso de mi hermano. Vivimos el presente con mi familia, mis hijos y mi compañero, pero me reconforta que cada vez que regresamos a Rosario, otros familiares y amigos, como de los casos de Bocacha Orellano y de Franco Casco, siguen reclamando por todas las causas de víctimas de violencia institucional”. Luego, compartió su mirada particular de la justicia: “Pienso que conseguimos una justicia popular, y es más, pensar en la palabra 'Justicia' sería que la muerte de Pichón no hubiera ocurrido”, dijo y acusó: “Para liberar y sobreseer a todos los acusados, el juez Bailaque dijo que mi hermano no tuvo golpizas, que se resbaló y cayó al río, y que no fue una desaparición forzada. Desde entonces la causa quedó en el Olimpo, sin avances de nada. Y lo que nos dicen los abogados es que las pruebas quedaron en un cajón”. La realizadora Carla Ciarrochi coincidió en ese dato con Luciana: “La causa está completamente quieta por falta de mérito. Tengo entendido que un juzgado ordenó peritar las pruebas y esto fue frenado. Esos peritajes los pidieron los abogados querellantes, pero no pasó más nada”. En torno a la gira que viene haciendo el film desde que estrenó en junio del año pasado, Ciarrochi destacó: “La devolución del público es muy amorosa, con mucha conciencia por algo que nos pasó como sociedad y como ciudad, no es algo que haya pasado solo a la familia. Cuando la mostramos en otras provincias, muchos se sorprendieron al no conocer el caso”. Y, observó sobre las devoluciones: “La pregunta que les surgía era ¿cómo puede haber gente capaz de hacer algo así? Y además, ¿cómo la causa quedó impune? Esas preguntas que me traen me devuelve a mi pregunta originaria que me llevó a filmarlo, y es la que nos devuelve humanidad a todos”. Por último, repasó sobre su recorrido: “Tuvo funciones en escuelas nocturnas (como la Escuela EEMPA Nº 30 en la que cursaba Pichón), en Museo de la Memoria, en el auditorio de la Casa por la Identidad Ex Esma, en Cine América de Santa Fe, en La Comisión Provincial por la Memoria La Plata, y en festivales documentales de otras provincias. Pero este año se cortaron los fondos para distribución, no solo para producir cine, así que es muy difícil proyectarla en el territorio. Tenemos la idea de llevar el film a secundarias de la ciudad”. Ciarrochi adelantó que se encuentra en medio de la producción de su segundo documental, el cual continúa en la misma línea de Un jardín para Pichón: “Estoy en etapa de investigación y escritura de guión de una película en homenaje de Carlos Orellano. Los familiares se acercaron a pedírmelo, a diferencia del caso de Pichón que me acerqué yo a Luciana y a todos ellos, quienes sin conocerme me abrieron sus vidas amorosamente”. Sobre los tiempos, que siempre son largos en una producción audiovisual, adelantó: “Espero filmar el año que viene. Se va a llamar El pibe de la sonrisa. Crimen y memoria de Carlitos Bocacha Orellano".
Un documental sobre Carlos “Bocacha” Orellano



