El 24 de marzo no es una efemérides estática. Se llama Día de la Memoria porque se construye, como un puente que cada año lleva a un lugar distinto. Esta semana, la provincia entregará a ex presos y ex presas políticas de Santa Fe, o a sus familiares, información sobre el accionar represivo de la Policía provincial que era desconocida y que fue hallada (recién) a fines del año pasado. De hecho, aún se está clasificando.

Tan circular es la historia viva del golpe de Estado de 1976 y la dictadura cívico militar que la actual secretaria de Derechos Humanos de la provincia, Lucila Puyol, se topó con archivos de su mamá detenida, de su propia familia, en el medio de una pila inmensa de documentos encontrados de casualidad en una casa de la ciudad de Santa Fe.

“Primero me sorprendió el hallazgo, el más importante de los últimos años, y después me emocioné”, cuenta. De qué se tratan esos documentos y por qué un Nunca Más abierto y vital es fundamental para sostener la democracia.

Lo personal y lo colectivo

 

Una pareja de jóvenes alquila una casa en el centro de la capital provincial. Descubre que en la terraza hay una habitación abandonada y llena de papeles. No son papeles cualquiera. Son archivos de la Policía de Santa Fe, algunos muy viejos. Se dan cuenta del valor documental que tienen y avisan a la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia. Lucila Puyol, la titular del área, y Valeria Silva, directora de Memoria, Verdad y Justicia, van a ver de qué se trata. Son miles de libros, actas, planillas y registros que van desde el año 1968 hasta 1996. El mayor hallazgo de los últimos años, al menos desde que se creó el Archivo Provincial de la Memoria en 2006.

Las funcionarias avisan a la Justicia Federal por el valor de prueba que pueda existir sobre el Terrorismo de Estado. Y después el equipo inicia una primera aproximación a ese tesoro olvidado en esa vivienda que había sido alquilada por la Policía. No se trata de carpetas ordenadas, ni siquiera de cajas; son hojas dispersas que hay que acomodar y clasificar, después de limpiar y proteger que no se rompan. Hasta bomberos especializados participan de esa tarea de rescate. La primera división es por fechas. La dirección de Memoria conserva la documentación vinculada a la última dictadura, incluso los años previos de 1974 y 1975 porque ya hubo persecución y accionar de la Triple A, y el resto que corresponde a tiempos de democracia fue derivado al Ministerio de Seguridad.

Unos días después, aún movilizadas por la noticia, Valeria Silva llama a Lucila Puyol. Se conocen hace una vida: son compañeras de militancia en Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Hijos).

–Encontramos algo muy importante: legajos de ex presos y ex presas políticas con libertad vigilada –le cuenta Valeria y deja un silencio.

–Ahhh, ¿y está el de mi mamá? –pregunta la secretaria de Derechos Humanos que ahora se convierte en Lucila, la hija de Stella Garategui, detenida en marzo de 1975 y liberada en noviembre de 1980 bajo seguimiento y control.

Puyol se fue al Archivo y revisó el legajo: “Fue muy emocionante, están las planillas de seguimiento con datos personales, huellas dactilares, foto y las actividades que hacía; además de las firmas, porque tenía que ir a firmar cada semana".

"Pero no solo de mi mamá, también hay datos de mi abuela, de mis dos hermanas y yo, nuestros datos, la escuela, de todo el grupo familiar de ese momento. Incluso sabían que mi mamá estaba viéndose en pareja con otro ex preso en esa época, con quien años después se casó y estuvo 30 años con él”, relata la secretaria a cuatro meses de aquel impacto de noviembre del año pasado. Suelta un suspiro que intenta explicar esa sensación de llenar con verdad los huecos perdidos de la infancia. Otras piezas de ese rompecabezas aún faltan: Victorino Puyol, su papá, está desaparecido desde diciembre de 1976.

“En ese momento me dieron ganas de llorar porque no me lo esperaba, me sorprendió mucho, no sabíamos que existían esos legajos de «Libertad vigilada», no se habían encontrado hasta ahora”, dice y analiza: “Por eso repetimos la importancia de mantener las políticas y la búsqueda, porque existen pruebas documentales de que el Estado era represor y en paralelo burocrático: todo lo anotaban y lo registraban”.

Lucila Puyol con la carpeta de Stella Garategui, su mamá.

"Es muy fuerte la sensación personal más allá de que sea funcionaria –continúa–. Eso lo tengo claro, no puedo separar una cosa de la otra, le he dedicado toda mi vida a la militancia. Empecé en un primer momento la búsqueda personal de información, de saber qué pasó, y después uno se va comprometiendo: en Hijos, estudie abogacía y me metí en las causas de lesa humanidad y todo lo vinculado a los derechos humanos”.

Cuando hicieron el anuncio formal de la documentación encontrada, Lucila recordó que 20 años atrás había participado del grupo de la fiscal federal Griselda Tessio que encontró 500 libros de la Policía en la comisaría 4°, un ex centro de detenciones clandestinas que después fue convertido en Espacio de Memoria y es la actual sede del Archivo provincial. A ese lugar trasladaron este nuevo material que se suma, como un ladrillo, a la construcción de memoria.

"Este hallazgo es muchísimo más grande pero aquel fue más importante porque no había nada", compara Lucila. En el camino hubo, desde ya, resistencias. La propia Tessio relató en el año 2.000 que había sido amenazada por ese trabajo. Contó a La Nación que la seguían y que le dijeron: “Las hojas que faltan en los libros que estás investigando y clasificando las vamos a pegar en el cuerpo de tu hija". La búsqueda no se detuvo. “Todo hay que construirlo. Antes no existía el Archivo de Memoria. Hasta ahora no conocíamos estos legajos. Es un trabajo de años”, reafirma Puyol.

El acto por los 45 años

 

Un paquete encontrado tenía 110 legajos de Libertad vigilada de la Policía de Santa Fe con información de ex presos y ex presas de Rosario, Santa Fe, Reconquista y Rafaela. Esa información será entregada en diversos actos con motivo de los 45 años del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 desde esta semana.

“Le daremos a los ex presos o a sus familiares una copia del legajo porque el original queda en el Archivo. Vamos a hacer cuatro entregas: el 25 de marzo al grupo de militantes de Rafaela, el 26 en Reconquista, el lunes 29 en Rosario (a las 17 en la Sede de Gobierno local) y el martes 30 en Santa Fe”, adelantó Puyol a Rosario3.

Entre las historias rescatadas está la de Osvaldo Cambiasso, militante peronista que después fue asesinado, el ex diputado Eduardo Seminara o el ex dirigente de la UOM Victorio Paulón, quien al enterarse del hallazgo dijo que “salir en libertad vigilada era tener toda la cana detrás nuestro”.

Y aclaró: “Muchos compañeros no solo sufrieron ese espionaje: Cambiasso terminó secuestrado y asesinado por la banda de (el ex policía bonaerense Luis Abelardo) Patti”. El caso de Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi ocurrió en mayo de 1983. “El aparato de matar estaba intacto”, destacó el actual dirigente de la CTA de los Trabajadores a Télam sobre los alcances de la represión ilegal.

El resto del material que estaba en esa casa del centro santafesino contiene más legajos sueltos pero aún no saben cuántos. “No había solo 110 personas con libertad vigilada en toda la provincia. Suponemos que muchos más pero no hay un dato de cuántos eran. En la cárcel de Coronda, por ejemplo, hubo 1.153 presos políticos pero hay que ver cuántos se quedaron viviendo en Santa Fe al ser liberados”, explica Puyol.

No es el pasado, es la democracia

 

La nueva documentación (unas 350 bolsas) siguen bajo análisis y clasificación. También será digitalizada. “Puede haber más archivos desconocidos y tan o más importante que estos legajos, incluso de tareas de inteligencia. Está por ejemplo la carpeta de «Operativo cerrojo» que es muy impactante, con el detalle de la cantidad de personal, de móviles, de rutas de acceso y salida de cada Unidad Regional de la provincia. Datos muy precisos con mapas muy prolijos hechos con tinta china que mandaban acá a Santa Fe porque se preparaban para un supuesto caso de una fuga de alguna cárcel o un copamiento, en los años 1978 y 1979”, detalla la funcionaria.

Hay mucha documentación del Departamento de Operaciones D3 (que es un área muy grande de la fuerza), de Logística D4 y Judicial D5. Hay libros del "Comando de Operaciones Policiales" de 1977 y 1978 o de la "Agrupación Unidades Especiales" de 1979, entre muchos otros. Puyol añade que además del valor simbólico para las familias puede haber nueva prueba judicial para las causas de Memoria, Verdad y Justicia.

“El 24 de marzo de 1976 hubo un golpe de Estado que derrocó a un gobierno democrático y lo primero que tiene que hacer el Estado es concentrar en memoria para que ese Nunca más se haga carne en toda la sociedad, no solo entre quienes sufrieron de forma directa o en los organismos. Es obligación del Estado defender las instituciones”, afirma.

Y profundiza: “Porque el golpe no fue solo a María Estela Martínez de Perón; la dictadura disolvió el Congreso, detuvo a gobernadores, intendedentes y legisladores. Hubo una persecución política contra quienes militaban. El golpe fue contra la democracia. No existían las leyes sino decretos que hacían tres personas de la Junta Militar. No debe haber Nunca más un golpe ni una irrupción contras las instituciones y para eso hay que sostener las políticas de memoria. De eso se trata, de cuidar la democracia”.