De pronto los porcentajes de humedad en suelo, las pérdidas en los cultivos medidas en millones de dólares, términos específicos como La Niña o crisis hídrica o cambio climático se condensan en una imagen, una foto o un video, y la sequía se hace palpable. Toma cuerpo la dimensión del fenómeno por la falta de lluvias con bajante de ríos más cruda en muchos años que vive Santa Fe.

Eso pasó, por ejemplo, cuando el periodista de Radio 2 Pablo Motto compartió su sorpresa al ver el arroyo del Medio, que es el límite histórico de la bota con Buenos Aires, sin una gota de agua. Y de nuevo con otro colega, Osvaldo Bazán, que subió un video simple y por eso efectivo a sus redes sociales: un campo de maíz ocre, crujiente, petiso y sin choclos.

Bazán contó en Radiópolis (Radio 2) que la escena la filmó en Salto Grande, localidad del departamento Iriondo (50 kilómetros al noroeste de Rosario por la ruta 34). "Nunca vi esto. Salís en bicicleta por los caminos de los campos y te agarrás unos choclos pero solo hay hojas secas, no hay nada de nada, esa gente que sembró va todo a pérdida", señaló.

El periodista dijo que en su pueblo los vecinos "no recuerdan haber visto algo así" y la seca también impacta "a la gente que tiene una huerta y no viene la lechuga o las plantas de tomate que no dan tomate".

No es un caso aislado. Como informó Rosario3 este martes, la escasez de lluvias en toda la cuenca profundiza la bajante del Paraná y eso, sumado a acciones del hombre como el sobredragado del canal o los terraplenes ilegales, secan los riachos y lagunas del humedal. La mortandad de peces atrapados en charcos calientes y sin oxígeno es una de las consecuencias.

Algo similar ocurre con las lagunas de Santa Fe: las de Melincué y Villa Cañás, o más al norte El Bonete o El Cristal, ambas en el departamento Vera.

Laguna El Bonete (@FMActivaVera).

También el balneario de Laguna Paiva, arriba de la capital provincial. De ese espejo de agua, que es hogar de diversas aves, solo queda una mezcla de lodo y tierra agrietada, informó Aire de Santa Fe.

Fuente: Aire de Santa Fe

Esa trampa mortal para los peces puede ser un banquete para otras especies, como la iguana que filmó el titular de la Comunidad Corondá, Claudio Ñañe, en el paraje Los Timboses o Timbúes, a unos 300 metros isla adentro.

Una iguana come peces muertos en Coronda

“Son sabalitos en su mayoría y doraditos. Cualquiera que anda en la isla se dará cuenta que hubo arroyos que quedaron encerrados por tierra, ya que hubo creciente rápida seguida por una bajante brusca. Al quedar estos peces dentro de esos arroyitos sin salida al río, mueren por miles, millones, al quedar estancados, sin oxígeno y con altas temperaturas sin poder sumergirse casi”, afirmó a El Litoral el dirigente de la comunidad inscripta en el Registro Provincial de Pueblos Originarios.

Los ciclos de bajantes y subidas del río (que se recuperó hasta los tres metros en noviembre pasado en Rosario) generan también anomalías. De eso se trata el camalotal gigante que se instaló en la laguna Setúbal, sobre la Costanera Néstor Kirchner de la ciudad de Santa Fe.

La isla flotante bloqueó el acceso a esa playa desde el río y complicó a quienes realizan deportes náuticos en esa zona. Reclamaron que se retire esa gran superficie de vegetación que generó una suerte de piquete ribereño, pero ningún organismo se hace cargo.

El impresionante camalotal en la laguna Setúbal (El Litoral).

Desde la Municipalidad respondieron a El Litoral que "la incumbencia sobre el río es de Prefectura Naval" y esa fuerza nacional dijeron que remover camalotes no es su función. 

La anécdota sirve para graficar un déficit de los Estados y de la mayoría de la dirigencia: como si los impactos de los fenómenos extremos (sequías, incendios forestales, inundaciones), cada vez más frecuentes por el cambio climático, no fueran parte de la agenda y desafíos actuales.