La enfermedad de Chagas está catalogada por la Organización Mundial de la Salud como una de las enfermedades más negligenciadas, ocupando el primer lugar entre las parasitosis de América Latina. Si bien el número de infectados ha ido disminuyendo a lo largo de los años por distintos mecanismos de control (tamizaje en banco de sangre, control de las embarazadas, uso de insecticidas en las casas) sigue habiendo aproximadamente 6 millones de personas infectadas en el continente americano y entre 1,5 y 2 millones en la Argentina. El 14 de abril ha sido instituido como Día Mundial de la Enfermedad de Chagas.

Ana Rosa Pérez es directora del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (CONICET-UNR) el cual funciona en el ámbito de la Facultad de Ciencias Médicas. Su equipo de trabajo publicó recientemente un trabajo científico en la revista “Vaccine”. Su objetivo: determinar la eficacia de una vacuna nasal para la enfermedad de Chagas. La investigadora nos cuenta generalidades sobre la enfermedad y comenta los resultados obtenidos con la vacuna experimental. El video con la entrevista completa aquí.

¿Qué sabemos hoy?

Como indica Pérez, los avances en el conocimiento de la enfermedad causada por el parásito Trypanosoma cruzi pueden abordarse desde distintos puntos de vista.

Clínica y nuevas tecnologías

Desde el punto de vista de la clínica del paciente, no hay grandes novedades desde hace aproximadamente 30 años. Los pacientes siguen siendo clasificados prácticamente de la misma manera: los que no tienen ninguna patología evidente o sin sintomatología (con Chagas indeterminado y que ahora se denominan sin patología detectada) y aquellos que tienen cardiopatía o megacolon. En la Argentina la primera es la manifestación más común (95 a 99%). Vale la pena destacar que solo un 30% de los pacientes infectados desarrollan patología y sigue sin conocerse el porqué de esta diferencia.

A pesar de su predilección por corazón, esófago y colon hoy sabemos que el parásito también invade células del tejido adiposo, el cual posiblemente sea el reservorio más importante.

Por otra parte, lo que antes podía pasar desapercibido sólo basándose en la clínica o un electrocardiograma ahora puede detectarse con tecnología más avanzada como un ecocardiograma. Este refinamiento en los métodos diagnósticos es la razón del cambio en la denominación de Chagas indeterminado a Chagas no detectable.

Algo similar ocurre con la presencia de parásitos en los infectados. Los pacientes que años atrás se consideraban como libres de estos microrganismos ahora se sabe que siguen manteniendo una carga parasitaria gracias a nuevas técnicas de biología molecular que permiten poner en evidencia esta situación.

El parásito

En cuanto a la biología del parásito, a pesar de los conocimientos adquiridos también persisten cuestiones aún sin dilucidar. Como todos los parásitos, este tripanosoma tiene un ciclo de vida muy complejo, pasando por distintos estadios, formas, y hospedadores. Cuando invaden la célula de un mamífero (recordemos que infecta humanos y animales) tienen una forma redondeada. Esta forma se modifica y adquiere un flagelo. En este nuevo estadio puede romper la célula para pasar a sangre y continuar con el proceso infeccioso. “Todavía no se saben cuáles son los mecanismos para pasar de una forma a la otra”, indica Pérez. Conocer más en profundidad este mecanismo permitiría desarrollar medicamentos para atacar la infección en esta etapa.

Cambios en regiones endémicas

Tradicionalmente se consideró que el parásito era endémico desde una línea trazada a la altura de la mitad de la provincia de Santa Fe en la Argentina hasta el norte de México. Hoy se sabe que la enfermedad ha llegado a los EE.UU. donde también se han detectado vinchucas infectadas.

Las migraciones han llevado a que esta visión tradicional sobre la distribución de la enfermedad haya cambiado durante los últimos 20 años. “Europa tiene una carga de pacientes con Chagas enorme. Japón tiene un número de pacientes elevadísimo” destaca la investigadora.

La donación de órganos de pacientes infectados y la falta de chequeos en áreas no endémicas también ha contribuido a la diseminación de esta enfermedad en zonas originalmente libres del parásito.

Vacuna nasal experimental

Un poco de historia

La enfermedad puede tratarse con casi 100% de efectividad en su fase aguda usando los medicamentos benznidazol y nifurtimox, desarrollados hace varias décadas y la forma más efectiva de tratamiento hasta el momento. Esta efectividad en el tratamiento disminuye a medida que transcurre el tiempo y el paciente entra en fase crónica con el parásito desapareciendo de la circulación.

Otra posibilidad de tratamiento potencial es la vacuna. Si bien la enfermedad se descubrió en 1909 y a los pocos años se intentó desarrollar una, este objetivo no ha sido alcanzado hasta el momento. “Nadie de los que trabajamos en vacunas para Chagas ha podido encontrar una que sea 100% efectiva en un modelo animal” asevera Pérez.

Las razones para este objetivo no cumplido hasta el momento van desde cuestiones económicas hasta la complejidad del organismo al cual nos enfrentamos. Comparado con el virus de la viruela, donde los chinos ya inoculaban en el siglo XI, solo hace un par de años que tenemos una única vacuna autorizada para un parásito: el de la malaria. La misma tiene una efectividad baja pero ha sido aprobada debido al tamaño de la población afectada.

Enfoque innovador

El trabajo actual es resultado de una colaboración de varios años con los investigadores Iván Marzipar (quien también trabajaba en el tema de vacuna para Chagas) y Christian Magni (especializado en bacterias lácticas). “Lo que hicimos fue utilizar a una bacteria que no era patógena y que está en los alimentos como vector. Algo similar a lo hecho para las vacunas contra Covid-19”, comenta Pérez. De esta manera, el grupo fue capaz de desarrollar una bacteria transgénica que sintetizaba un antígeno del parásito causante de la enfermedad. Como aspecto innovador lograron que una molécula adyuvante también fuera producida en mayor cantidad por la misma bacteria. Esta preparación administrada por vía oral no dio el resultado esperado.

Otra entrada

En busca de otra manera de administrar la vacuna, los investigadores optaron por la vía nasal. Luego de probar con distintas posibilidades llegaron a los resultados publicados basados en administrar el antígeno del parásito producido en la bacteria láctica y purificado a partir de ella. Esta proteína antigénica se mezcló con el adyuvante y se administró por vía nasal. Los resultados obtenidos mostraron que luego de infectar ratones se controlaba muy bien los niveles del parásito en sangre. Por otra parte se sigue encontrando el parásito dentro de las células.

“El hecho de disminuir tan bruscamente la carga parasitaria es muy importante porque seguramente eso va a disminuir el daño cardíaco crónico”, enfatiza Pérez. “Si bien no hemos tenido el éxito que uno espera y que no ha obtenido nadie hasta ahora, sí pudimos bajar muchísimo la parasitemia y para nosotros eso es muy importante”, resalta.

El próximo paso es probar la vacuna en animales con infección crónica para ver si también puede disminuir el nivel de parásitos en sangre (parasitemia) en esta fase evitando la miocarditis crónica. “Los ensayos no publicados que tenemos hasta ahora muestran que disminuye. Todavía nos falta una vuelta experimental más para poder terminarlos y publicarlos. Por ahora son bastante alentadores”, agrega.

De todas maneras, hasta llegar a la prueba en humanos hay un camino por recorrer. “Creo que hay que esperar todavía para tener una vacuna para Chagas. Sinceramente creo que algún día se va a tener”, concluye esperanzada la investigadora.

Video con la entrevista completa.

 

El grupo de investigación que intervino en el trabajo está conformado de la siguiente manera:

Florencia Pacini, Florencia B. González, Brenda Dinatale, Camila Bulfoni Balbi, Silvina Villar, Cecilia Farré, Ana Rosa Pérez.

(Laboratorio de estudios en Enfermedad de Chagas, Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario, IDICER-CONICET-UNR y CIPREB, FCM-UNR)

Colaboradores:

Christian Magni, Martín Espariz, Víctor Blancato (Laboratorio de Fisiología y Genética de Bacterias Lácticas (IBR, CONICET-UNR)

Iván Marcipar, Giuliana Lupi (Laboratorio de Tecnología Inmunológica, Fac. de Bioquímica y Cs. Biológicas, UNL)

Agradecimiento especial: Gustavo Chapo, Director del Centro de Investigación y Producción de Reactivos Biológicos (CIPREB) de la Fac. de Cs. Médicas de la UNR.

 

Foto: Equipo de trabajo - Desde la izquierda, Brenda Dinatale, Camila Bulfoni Balbi, Ana Rosa Pérez, Florencia B. González, Florencia Pacini.

 

Claudio Pairoba es bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature

 

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Enlaces relacionados

Enfermedad de Chagas – Información
https://www.paho.org/es/temas/enfermedad-chagas

Día Mundial de la enfermedad de Chagas 2022
https://www.paho.org/es/campanas/dia-mundial-enfermedad-chagas-2022

Chagas, la enfermedad olvidada que sufre 1,5 millón de argentinos, el 20% de los infectados en el mundo
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Encuentro Nacional de Chagas: Argentina actualiza estrategia para lograr la eliminación de la transmisión
https://www.paho.org/es/noticias/12-6-2019-encuentro-nacional-chagas-argentina-actualiza-estrategia-para-lograr-eliminacion La enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana)
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/chagas-disease-(american-trypanosomiasis)
 
Los orígenes de la vacuna

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864020300535

Trabajo publicado
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X22002237?via%3Dihub