Norberto Cayetano Rodríguez tiene 38 años, ahora es recolector de basura, pero de más joven y por mucho tiempo se dedicó al crimen pesado. Formó parte de la banda de Los Garompa –que disputó y perdió ante Los Monos el negocio de la droga– y estuvo preso 12 años. Hace dos que está libre y se comunicó con Radio 2 para dar testimonio y llamarle la atención al Estado.

“La gente que sale de la cárcel puede acceder a un kilo de droga muy fácil, pero a un trabajo no”, advirtió, en un audio que envió al programa Radiópolis.

En charla con su conductor, Roberto Caferra, contó su historia.

Se inició en el crimen de muy chico, siendo adolescente, un juez de Menores ordenó a su madre a mudarlo de barrio –vivía en Las Flores, principal territorio narco–, pero cambiado el domicilio, siguió “cometiendo cosas malas”.

“Yo viví en guerra, en guerra mal”, recordó. Estuvo en medio del sangriento enfrentamiento en Los Garompa y Los Monos, que terminó con el ascenso del clan Cantero y con el líder de Los Garompa, Fernando Corso (el Gordo Pel), mutilado y enterrado. Eso fue en 2004 y un par de años después, Rodríguez fue condenado a 18 años de prisión, cumplió 12.

Era una época en la que además, contó, la policía tenía “carta blanca”, los perseguían con “permiso” para matar.

“Hoy eso no existe, la policía va de la mano con el delito. Acá falla lo que la policía quiere que falle; lo que la policía no quiere que falle, no falla. Gran parte de la culpa la tienen ellos”, aseguró.

Uno no quiere volver a pasar por todo eso, ni me gusta ver esas cosas, porque la mayoría de las veces muere gente inocente y otras veces muere gente que dice ser inocente y quizás esta metida en el circuito”, dijo.

Pero el gran problema, señaló es la falta de oportunidades: “La gente que sale de un Servicio Penitenciario, ¿cómo piensan que sobrevive afuera si no le da una mano el Estado provincial o municipal?”.

Adentro conocés al que vende, al que chorea, al que roba un banco, al que roba una bici... –Entonces, decís «Voy, le golpeo la puerta a este que me de un kilo de falopa y se la vendo». Pero después te trae problemas eso”, señaló.

“Lo que te puede llegar a transformar sos vos mismo, ver el sufrimiento de tu madre, de tu esposa, de tus hijos que son los que sufren cuando vos la pasás mal y eso te lleva a reflexionar y decir basta. Porque lo que más estoy dañando es a mi familia”, consideró.

Pero aseguró que no es fácil, sobre todo sin ayuda: “Para el Estado es más fácil decir vamos a traer policías federales, pero es como que están engrosando a los malos, no están yendo a donde tienen que ir”.

Para Norberto, el Estado tiene que brindar ayuda e inserción laboral automática al delincuente que cumple su condena y sale de la cárcel: “Enseñarles que laburen, que se formen”. Llegar antes que de vaya a tocarle la puerta a otro delincuente y el ciclo vuelva a empezar.

“Yo aprendí –aseguró–. ¿Sabés qué lindo es poder ir a trabajar? ¿Acompañar a tu hijo al colegio? ¿Un sábado a jugar al futbol?".

"Me gustaría que nos escuchen. Llega la noche y las villas parecen un Estado de guerra, Isis, Kabul, parece. El Estado está permitiendo eso", alertó.