Niños y adolescentes con ganas de jugar, una colonia diferente, lejos del sol y la pileta o el parque en pleno verano, cerca de la compu, algunos cables, los videojuegos y los rasti. Algunos adultos resistirán, otros se ven arrastrados por sus hijos y descubren un mundo nuevo, otros terminan pidiendo cursos para formación personal. Una experiencia lúdica, pedagógica, educativa, inclusiva y de formación inicial con el objetivo de encontrar vocación y talento: las colonias tecnológicas.

La experiencia se desarrolla en Zona i, que es una iniciativa promovida por el Gobierno de la Provincia de Santa Fe junto a la Municipalidad de Rosario y el Polo Tecnológico Rosario, que reúne empresas tecnológicas, universidades y gobiernos.

El Polo Tecnológico se llenó de niños y niñas, algunos adolescentes, las salas llenas. Los docentes son profesionales y dan las primeras herramientas para introducirlos en campos que algunos conocen y otros exploran ahora. Programación de videos, Diseño 3D, impresión 3D, robótica educativa, Scratch. “Es un lenguaje sencillo de juegos para que los chicos se vayan metiendo en el mundo de la programación”, explica a Rosario3 Ignacio Sansoevich, director del Polo.

“Mucho de lo que se ve en estos cursos de una forma muy lúdica es la base de lo que luego tiene cualquier profesional que hoy está acá en el Polo. Lógica, algoritmo, infraestructura, reparador de PC, electrónica, componen mecánicos. Esto es un piso. Es una mirada hacia el mediano y largo plazo para que estos chicos encuentren una posible salida formativa para algo que a lo mejor desconocen”, afirma Sansoevich.

La colonia es posible gracias a una articulación entre el Estado provincial y las empresas del Polo Tecnológico. La coordinadora que dispuso la Secretaría de Ciencia y Tecnología Constanza Estepa señala: “Uno no elige lo que no conoce. Pensamos una propuesta que achique la brecha del acceso a la tecnología, por eso todos los cursos son gratuitos. Es una
herramienta de democratización de la tecnología”.

De las entrevistas surge que en el país hay 5 mil puestos de trabajo sin cubrir debido a la falta de personal calificado para el uso intensivo de la tecnología en áreas como servicios informáticos, servicios digitales, software, biotecnología, ingeniería genética, entre otros.

“Pensado en el largo plazo, promoviendo estos oficios, buscamos que la industria encuentre respuesta en personas formadas. Para eso debemos, como Estado, promover el acceso a la tecnología”, afirmó la directora de Vinculación Tecnológica y Políticas de la Ciencia de Santa Fe, Constanza Estepa.

Aprender jugando, la experiencia de los chicos y los docentes

Benjamin tiene 11 años y llega a la entrega de diplomas acompañado de su padre, Damián, de 37. Abordado por Rosario3, la consulta es por qué eligió la colonia. Su respuesta fue contundente: “A mí me gusta hacer robots”. Es la primera vez que accede a un curso y el entusiasmo que transmite contagia las ganas de saber. “Logré hacer un cocodrilo, un carrusel, un auto y todo con legos”, resume.

“La experiencia es 10 puntos, además de aprender los contienen a los chicos de la mejor manera, este lugar no lo conocía”, destaca el padre. “Hoy estamos unidos por la tecnología con Benja, pero creo que dentro de poco él me va a enseñar más a mí que yo a él”, agrega con una sonrisa amplia en la cara. 

A Bautista, de 6 años, lo inscribió su mamá en la colonia. Recibió su diploma con su tío y en la puerta del Maker cuenta cómo hace funcionar un “autito” armado con legos. “Una vez que tenemos el autito armado con lego lo programamos, ahí tenemos el cerebro del auto, luego lo conectamos con la computadora que es el cerebro de todo y lo programamos para hacerlo andar”, explica.

Los cursos fueron diversos y un desafío también para los profesionales que lo dictaron. Alejandro Simón es ingeniero, docente de jóvenes secundarios y universitarios, pero esta vez enfrentó a niños y adolescentes enseñando robótica maker. “Excelente, es un mundo distinto, los chicos son más creativos, curiosos y divertidos, también revoltosos'', se ríe. Y advierte que "incorporan conceptos muy rápidamente cuando llegás a ellos por el lado de lo lúdico y el juego”.

“Por momento me quedé sorprendido por las cosas que se lograban en el curso, tuve cursos muy diversos, con niños que venían de la pandemia, de hecho los más chiquitos estaban poco alfabetizados, sin embargo captan rapidísimo con una capacidad de trabajo enorme”, destaca Simón.

Florencia tiene apenas 6 años, mamá y papá de la mano caminan de ingreso al Maker en Zona i para obtener su primer diploma de un curso de robótica que hizo con ganas y entusiasmo; tímida, apenas lanza sus primeras palabras, enternece. “Logré hacer una calesita y lo hice funcionar con un aparato, use rastis y los conectamos a unas piezas y unos cables”, define.

“Este fue su primer acercamiento a la tecnología, es súper importante porque es el futuro, ella estaba re contenta cada día del curso. Nosotros no estamos vinculados al trabajo con nuevas tecnologías pero creemos que los chicos tiene que tener la posibilidad para este tipo de cursos”, describió Lorena, mamá de Flor. “Cuando los alumnos empezaron a trabajar, me vi de chico a mí pero 20 años después con toda la tecnología a disposición”, reflejó Francisco, un joven docente que enseña robótica educativa.

“Hoy armamos con los rasti y luego le podemos dar vida, hacer que cumpla un funcionamiento. Lo que buscamos es que los chicos no solo sean usuarios sino también desarrolladores de la tecnología, uno ve que tienen un potencial enorme”, finaliza.

Por último, Sansoevich, el presidente del Polo Tecnológico afirma: “Hoy los chicos vienen a jugar, el plus que tiene es que sin darse cuenta aprenden cosas y esto que lo adquirís siendo chico es un valor ganado que cuando tengan que iniciar una formación como una tecnicatura, una ingeniería, un curso de programación, hay cosas que ya las viste y te facilita el camino”.