El sitio en el que funcionó el mítico boliche La Villa de Freud quedó este miércoles bajo los escombros. Ese espacio fue demolido, los recuerdos afloraron sin límite en las redes sociales y este jueves Fabio Ghezzi, DJ del lugar durante muchos años y actual subdirector del hospital Centenario, recordó cómo eran las noches rosarinas en Córdoba al 9500.
En una entrevista en El Contestador (Radio 2), destacó que desde un primer momento quedó impactado con la estructura del espacio porque fue “creado para ser boliche” y rememoró que, cuando empezó a trabajar, habían renovado el sonido y las luces para llevarlos a un nivel de “primerísima calidad”.
Estas características, de avanzada para la época, y la gran concurrencia de personas que iban los fines de semana a bailar, lo transformaron en un lugar único e inolvidable para rosarinos y rosarinas.
“La forma de los techos atentaba contra la calidad del sonido, pero se la rebuscaron y después sonaba muy bien”, explicó el antiguo DJ de La Villa de Freud, que funcionó de 1975 al 2010 y luego durante cinco años como salón de fiestas, hasta cerrar definitivamente en 2015.
También recordó que llegó a trabajar casi todos los días de la semana, ya que en el boliche se festejaban casamientos, cumpleaños y otros eventos sociales: “Era muy buscado. Rescato el tipo de música, es lo más importante, y que era todo muy seguro, no se vive como ahora”.
Entre las anécdotas que compartió en Radio 2, Ghezzi relató que cuando no tenía auto tomaba el colectivo “Villa Diego”, bajaba en la rotonda y caminaba hasta la “confitería” de Fisherton.
“Aunque el chofer, que siempre era el mismo, después me conocía y me dejaba en la puerta”, agregó.
Fabio fue uno de los varios DJ que le dieron vida a la noche rosarina en el recordado espacio. A la par, empezó a cursar la carrera de Medicina en la UNR y nunca largó los libros. Por eso, mucho tiempo después, terminó teniendo de paciente a Nito Gauna, el único dueño que tuvo La Villa de Freud.
Aunque ahora está más alejado de las bandejas y los discos, y se desempeña con subdirector del Centenario, cada tanto vuelve a ponerse el traje de DJ y musicaliza reuniones de amigos y familiares porque "la pasión nunca desaparece".
“Ya saben que me toca a mí, es como al que sabe tocar la guitarra, lo hacen tocar siempre”, bromeó.