La cantidad de víctimas por el devastador temporal que castigó principalmente a Alemania, pero también a Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Suiza, se elevó a 170, mientras comenzaron las tareas de remoción de escombros y barro lo que las autoridades estiman que aumentará el número de fallecidos.

El balance de víctimas sigue en aumento a medida que los equipos de rescate acceden a las áreas más devastadas y encuentran los cuerpos de personas atrapadas por las intemperies, que también causaron destrozos materiales en Luxemburgo, Países Bajos y Suiza.

Según el último balance los fallecidos eran 170, 27 en Bélgica y 143 en Alemania, que también registra cientos de heridos, concentrados mayoritariamente en los estados occidentales de Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia, de acuerdo a la agencia AFP.


Los habitantes que huyeron de sus casas amenazadas por el agua están regresando a sus hogares y muchos se encuentran un escenario desolador: casas semidestruidas, árboles arrancados, vehículos arrastrados por el agua, carreteras y puentes hundidos o suministro eléctrico cortado.

La canciller Angela Merkel viajará el domingo a la zona, acudiendo al pueblo de Schuld, en Renania-Palatinado, calificado de "mártir" tras haber quedado casi completamente arrasado.

"Su destino nos desgarra el corazón", dijo hoy el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, respecto a las víctimas durante una visita a Erftstadt, ciudad cercana a Colonia socavada por un desprendimiento de tierra.


En todas las ciudades afectadas, los bomberos, los servicios de protección civil, los responsables locales y militares, comenzaron con las gigantescas tareas de limpieza de escombros y de barro que obstruyen las calles.

En estas regiones del oeste de Alemania, por las que discurre el Rin, las inundaciones se debieron sobre todo a ríos pequeños, que salieron de su cauce debido a las intensas lluvias e invadieron zonas habitadas, construidas en lugares no aptos para la edificación de casas.

"La tarea es inmensa", admitió Tim Kurzbach, el alcalde de Solingen, una ciudad del estado de Renania del Norte-Westfalia.

Hay que achicar el agua, evaluar la solidez de los edificios dañados, algunos de los cuales tendrán que ser demolidos, restablecer el suministro de electricidad, gas y teléfono además de albergar a las personas que perdieron todo.

En Bélgica, con 27 fallecidos, el primer ministro Alexander de Croo habló de un balance "sin precedentes" y convocó un luto nacional el martes.

Las autoridades del país siguen sin noticias de 103 personas, aunque confían en que "la mayoría" estén "sin medio de comunicarse", dijo a la AFP un portavoz del centro de crisis belga.

En Angleur, un pueblo al sur de Lieja, sus habitantes sacaban los muebles empapados sobre las aceras y achicaban el agua todavía acumulada en algunas plantas bajas.

Fuente: Télam