El de Facundo era el testimonio más buscado de las últimas horas. Es el joven de 32 años que el domingo pasado estaba en el primer piso de la casa de Superí al 200, en la zona norte de Rosario, cuando todo se rompió y se vino abajo. De esa catástrofe salieron con vida el propio Facundo y Luis, el hombre mayor que soñó con tener una edificación “en forma de barco”. No tuvo la misma suerte Luis Ariel Lòpez, cuyo cuerpo fue sacado sin vida dos días después. Este jueves, todavía con el derrumbe retumbando en su cabeza y en su cuerpo, Facundo habló en exclusiva con De 12 a 14, por El Tres, y hasta pudo cruzarse con su rescatista, con el que tiene “un agradecimiento de por vida”.

“Estoy con algunos golpes, pero contento de haber podido sobrellevar esta desgracia”, inició la charla el joven periodista y músico, que alquilaba el primer piso de la gran casa desde el año 2016. Allí también daba clases particulares y había establecido una relación de amistad con los propietarios del inmueble, sobre todo con Don Luis, el diseñador y constructor del mismo. 

Facundo recordó el momento preciso en el que todo se vino abajo: “Fue tremendo. Fue una vibración muy fuerte, como si fuese un sismo o un terremoto. Fue eso lo que sentí, alcancé a correr dos o tres pasos, estaba en mi habitación”, describió. Y luego agregó: “Vi cómo se empezó a a caer todo; las lámparas, el cielo raso, todo lo que estaba a mi alrededor”. 

Luego comparó: “Fue como esos momentos en que una ola violenta te sorprende en el mar, te envuelve y ya no podés hacer nada más que esperar que todo pase y no sufrir consecuencias”. E insistió: “Yo escuché un ruido y después el derrumbe, fue todo muy rápido”. 

“Ariel y Luis vivían en una casa abajo de todo; yo vivía en el primer piso subiendo una escalera y arriba de ese primer piso había una terraza”, explicó Facundo, como para clarificar cómo era la organización del inmueble. 

Vi cómo se empezó a a caer todo; las lámparas, el cielo raso, todo lo que estaba a mi alrededor

“Fue un primer momento de silencio, lo primero que escucho es un vecino que se acerca y después las sirenas de la policía”, contó después. “Yo empecé a gritar mucho; quedé en posición horizontal, entre dos vigas, estaba bastante inmovilizado pero comencé a mover las extremidades y me di cuenta de que no había recibido lesiones graves”, añadió. 

El joven detalló que “Marcelo, el vecino de la esquina, me escuchó y le avisó a la policía”. Y comentó que “los bomberos tardaron un rato hasta llegar al lugar en que estaba yo. Logré tranquilizarme cuando llegaron a mi ubicación”. 

“Yo estuve dos días en el Heca. Cuando llegué a casa empecé a ver las imágenes de lo que pasó”, dijo Facundo. Y pudo ver a través de la pantalla de El Tres, con mucha emoción, el video del momento en que los bomberos lo rescatan de entre los escombros. 

El muchacho intentó describir el torbellino de emociones que lo envuelven: “Yo estoy con una especie de alegría por haber salido bien, pero a la vez estoy muy triste por lo que le sucedió a Ariel. Luis y Ariel son dos personas muy queridas por mi, teníamos más que una relación de propietarios e inquilinos”, dijo. 

“En el momento que me sacaron lo primero que vi fue el cielo, respiré muy hondo y sentí que había renacido”, graficó Facundo. “Estoy inmensamente agradecido de por vida a los bomberos, a los rescatistas, cómo me atendieron en el Heca”, agregó. 

“Recuperé muy pocas cosas, yo en este momento estoy en la casa de mis padres. Lo material es una preocupación, pero en este caso es lo de menos. De a poco iré recuperando mis cosas para sostener de nuevo la vida que sostenía antes de esta tragedia”, destacó el joven. Lamentablemente, en las últimas horas hubo robos en la estructura colapsada de Superí al 200. 

En el momento que me sacaron lo primero que vi fue el cielo, respiré muy hondo y sentí que había renacido

“Yo alquilo ese piso desde el año 2016, estuve 6 años en ese lugar. Yo sé que en ese lugar en el que yo estaba, antes vivía la hija de Luis”, relató. “Esa casa era el sueño de Luis. El terreno lo tiene de hace unos 50 años y fue haciendo todo muy de a poco. Fue mejorando la calle, plantando árboles, levantando las primeras paredes”, confió. 

“Voy a seguir trabajando, llevando adelante todos los proyectos que tengo, que son muchos. Cuando a uno le pasan estas cosas, se da cuenta de que no tiene que hacerse problemas por muchas pavadas y disfrutar mucho más de lo que uno tiene”, aseguró Facundo. 

El Mono, el monje y la barba roja

Uno de los momentos más emotivos de la nota fue el contacto que Facundo pudo tener en vivo en De 12 a 14 con Roberto “Mono” Ramírez, el bombero que sacó al joven de los escombros luego de casi seis horas de trabajo casi artesanal. “Lo primero que vi de él fue la barba roja que tiene, eso me dio más ánimo para seguir trabajando después de 5 horas y 40 minutos”, confió el rescatista desde el cuartel de los Zapadores. 

“Cuando vi la barba dije 'acá está Facundo, sigamos tranquilos que lo vamos a sacar'”, detalló el bombero. Y entregó una definición muy gráfica: “Facundo se comportó en esa situación como un monje budista; nunca se alteró, siempre nos fue hablando, nos decía dónde veía las luces”, remarcó. 

“Él había quedado entre dos lozas, por eso cada vez que hablaba su voz se escapaba por todos lados. Hasta que decididmos trabajar en una zona, que fue la precisa”, explicó el rescatista. 

Andrés Lastorta, jefe de bomberos, agregó detalles dramáticos a la historia: “Hubo un momento de preocupación cuando nos enteramos de que se podía venir la lluvia, había pronóstico para alrededor de la medianoche. Por eso le pedí al Mono que apurara un poco el trabajo porque eso podía poner en riesgo la vida de Facundo”, relató. 

Por último, Facundo dijo que su agredecimiento a sus rescatistas será “de por vida” y prometió que visitará el cuartel cuando se recupere por completo de los golpes: “Ahí estaré, muchas gracias para siempre”, cerró.