Una verdadera revolución vivió este martes a la noche la Catedral Metropolitana de Rosario, de Buenos Aires y Córdoba, por la presencia de una mujer a la que le adjudican sanaciones corporales y espirituales. Tras la publicación de Rosario3 del lunes pasado, Leda Bergonzi brindó su ritual de oración cantada con un templo desbordado. Sorpresivamente, ella y sus colaboradores, integrantes de la comunidad espiritual Soplo de Dios Viviente, anunciaron que era la última celebración que llevarían adelante en este templo.

La catedral, símbolo por excelencia de la religión católica en Rosario, se llenó de gente, tanto en la nave central como en los costados. Muchas personas quedaron afuera y se congregaron en las escalinatas. Se trataba, en numerosos casos, de personas enfermas, ancianas, niños y también había muchos jóvenes. Cabe señalar, de acuerdo a los testimonios de quienes siguen al grupo cada martes, que en esta oportunidad fue más gente que nunca: todos estaban emocionados por la gran convocatoria.

El móvil de Telenoche (El Tres) transmitió en vivo parte del encuentro en vivo e informó que la mayoría de los asistentes no había ido nunca a una misa en ese lugar pero que se vio atraída por la nueva actividad.

A pesar de la contundencia de la multitudinaria congregación, se trató de la última celebración de Soplo de Dios Viviente en la catedral rosarina. Si bien no se dieron a conocer oficialmente los motivos, los rumores recogidos en el lugar indicaron que no fue bien recibida la exposición mediática del ritual de los martes.

Luego de que el párraco Osvaldo Macerola brindara una misa a las 19.30, Fabrizio, el esposo de Leda se dirigió a los fieles que habían acudido y advirtió que se trataba de una jornada muy especial ante la asistencia numerosa. “Algunas expresiones tal vez hicieron algún tipo de reacción en todos”, sostuvo y anunció: “A partir del martes que viene este grupo no va a estar en la catedral, tenemos que confirmar por donde vamos a estar, estén atentos en las redes”.

Luego, le dio lugar a Nancy, una mujer que es una colaboradora del grupo: “Es una alegría que la catedral esté desbordada de gente que busca a Jesús. Acá pasan cosas maravillosas”, sostuvo y tras reiterar la salida del grupo de la parroquia, continuó: “Tenemos que conseguir un lugar donde ser muy bien recibidos por los sacerdotes”.

Tras pedir a los presentes que “oren” para poder encontrar un nuevo espacio, lanzó: “No nos avergüenza que una mujer reciba dones nos llena de orgullo, nos llena el corazón”.

Cerca de las 21, Leda apareció junto al sacerdote Juan José Calandra, quien llevó adelante una oración junto a la exposición del Santísimo Sacramento. Antes de iniciar sus cantos, la mujer a quien le atribuyen un centenar de sanaciones corporales y espirituales, de acuerdo a lo que aseguran sus seguidores, renegó de las expresiones vertidas en la nota de Rosario3, al asegurar que no es ni sanadora ni sacerdotisa, términos que vale aclarar, son utilizados por los fieles para referirse a ella. 

“No soy nada de todo eso, soy mamá de 5 hijos y una nieta hermosa”, remarcó. “Clamemos para que el señor los sane y los libere. Sé que todos se van a ir renovados de acá”, dijo aclarando que su intervención es solo instrumental. Tal como lo habían explicado sus colaboradores y colaboradoras, Leda es solo un puente entre dios y la gente, y no es ella quien hace milagros sino la fe.

Como cada martes, Leda oró a través de un canto acompañada de una guitarra y coros. Su rezo apeló al Espíritu Santo y a la necesidad de renovarse espiritualmente. Como sucedió el martes anterior, la mujer invocó a creer en la presencia de dios y a dejarse llenar el corazón por ese amor.

A pesar de la impactante multitud concentrada, que bajo a algunas pocas luces encendidas se unió a la plegaria, Leda procedió a imponer sus manos a todos los que estaban esperando su bendición. Junto al padre Calandra se dirigieron hacia los fieles para atender, uno por uno, sus requerimientos. Muchos se llenaron de emoción, lloraban y se abrazaban. También hubo personas que se desvanecieron y fueron asistidas por los colaboradores. Leda, con una energía admirable, no dejó de sonreír ni cantar, acercándose a cada uno para dejarle un mensaje.

Hace 9 años Leda recibió el carisma de la liberación y sanación por la iglesia. En ese tiempo, pasaron por distintas parroquias y nunca abandonaron la tarea social, de acuerdo a lo que expresaron sus seguidores. Aunque algo tristes por la despedida, confiaron en que van a seguir adelante.