Mientras se esperan los primeros trazos de la flamante gestión Rimoldi al frente del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, los hechos criminales en Rosario se siguen sucediendo. Y no sólo dejan muertos tirados en las calles de los barrios más complicados o múltiples heridos: también fallecidos inocentes, como Esteban Cuenca, Claudia Del Debbio, Lucas Vega o Zoe Romero (por citar los de estas últimas semanas), sin contar el daño a la calidad de vida de quienes viven asustados por la presencia mafiosa en los lugares que transitan todos los días.

Con el crecimiento de las balaceras, la que está tensionándose de manera peligrosa es la estructura de los fiscales santafesinos, que no dan abasto para poder investigar cada uno de esos hechos, hallar a los culpables y tratar de encontrar el hilo común que los une, factor clave en la lucha integral contra la matriz mafiosa que dispara la violencia. Eso admitió la fiscal regional María Eugenia Iribarren, para quien los cambios ejecutivos en la política de seguridad y prevención se hacían inevitables.

Lo que pasa o no pasa en la prevención repercute directamente en la cantidad de trabajo y en la forma en que nosotros podemos abordar nuestra tarea. Especialmente en este año, en el que los índices de homicidio y criminalidad se vieron aumentados en forma alarmante. Lo que se veía necesaria era la opción de tomar medidas diferentes, porque evidentemente había que generar un cambio a cómo se venía trabajando en la política de seguridad o en el abordaje de determinadas problemáticas”, dijo Iribarren en AM/PM, por Radio 2.

En cuanto al rumbo que tomará la política de seguridad del gobierno, Iribarren señaló: “Nosotros por ahora no sabemos más que del cambio de nombre de ministro y del jefe de policía, pero no qué implican esos cambios, con qué proyectos o lineamientos se van a desenvolver. Vamos a esperar unos días a que esto se acomode y ver cómo estarán delineados los funcionarios en materia de seguridad con los que veníamos trabajando, para volver a sentarnos como siempre, tratando de articular para que sea lo mejor para dada uno y la ciudadanía”.

La falta de recursos

Cuando se producen dos o más homicidios en un mismo día, es común advertir que el fiscal que se hace presente es el mismo: ¿pueden ese funcionario y su equipo cargar con investigaciones complejas, que reclaman tiempo y recursos? Iribarren acepta que "nosotros desde el MPA tenemos que afrontar muchas más demandas que las que son estrictamente funciones específicas del fiscal, que son dirigir la investigación de un delito, identificar a los autores, convencer a un juez y lograr una condena. Y tenemos que salir a llenar un montón de vacíos que hay en otros lugares: nunca vamos a dar abasto si no tenemos los recursos acordes".

"Por ejemplo, a veces se habla de los menores que intervienen en el delito y que nosotros tendríamos que tener esa competencia, pero si es así eso debería ir acompañado de una mayor cantidad de recursos. Lo mismo si tuviéramos que hacernos cargo del narcomenudeo por una decisión política", agregó.

De todos modos, deja en claro que el hecho de que el mismo fiscal aparezca en la escena de dos o más delitos diferentes no significa que luego vaya a encabezar la respectiva investigación: "La organización que tenemos es dinámica: que haya un fiscal de homicidios de turno durante una semana obedece a que no podemos hacer que estén las 24 horas del día todos los fiscales en funciones porque eso no sería humanamente posible".

"Hay cinco fiscales de turno permanentemente según el tipo de competencia: para homicidios culposos, para homicidios dolosos, para los delitos contra la integridad sexual, para flagrancia y fiscales en el interior que también están de turno. Una cosa es la demanda de la policía ante la consulta por un hecho y otra es quién va a abordar esa investigación: luego de que el fiscal se haga presente en el lugar, hay una redistribución para poder vincular hechos y que se haga más provechosa la investigación".

El abordaje del delito de narcotráfico la corresponde a la justicia federal, con la que según Iribarren "hay un trabajo conjunto cada vez más aceitado, aunque no lo suficiente. Tenemos en Rosario vacantes de fiscales que se vienen cubriendo con fiscales de otros lugares y no alcanza para lograr el abordaje completo que la ciudad exige. Por ejemplo, hay un fiscal que es fiscal de Rosario, de Victoria y de Mar del Plata al mismo tiempo. Y así se hace imposible articular seriamente el trabajo".

"Nosotros tratamos cada vez más de generar estos vínculos interinstitucionales, que hacemos con compromiso de la Procurar (que está atenta a lo que pasa en Rosario, pero no lo suficiente). Todos nuestros homicidios, el 80% de los de este año, tienen vinculación con el narcotráfico. Sin dudas eso implicaría mucha más articulación y trabajo coordinado, pero nosotros seguimos investigando independientemente de eso porque hay un marco de violencia que también forma parte de un negocio en el que intervenimos con las herramientas que tenemos. Esperemos que se pueda mejorar día a día”.

La dinámica del delito

Para Iribarren, la presencia de zonas calientes en la ciudad es azarosa y pueden ir moviéndose de barrio en barrio: “Los factores que inciden en el delito son múltiples y diversos. Lamentablemente lo que estamos padeciendo en Rosario es por disputas de poder dentro de estructuras criminales que son dinámicas y que van moviéndose por distintas circunstancias. No es necesariamente una cuestión estrictamente territorial que podamos ligar a determinado barrio. Son estructuras con facciones que se disputan espacios de poder y que pueden tener un escenario u otro. Lo de Ludueña no es nuevo, lo venimos viendo hace tiempo. Incluso nosotros desde la fiscalía,  en esto de tratar de acomodar los limitados recursos que tenemos, nos vamos adaptando permanentemente a cómo enfrentar este delito”.

“Lo que hoy tiene repercusión en la falta de seguridad que siente la gente son los homicidios y los hechos con armas de fuego. Nosotros no podemos sólo seguir investigando individualmente en cada uno de esos hechos para encontrar al autor, sino que tenemos que lograr vincular de la mejor manera posible todos esos hechos para establecer las estructuras criminales que están detrás. Eso implica mucho trabajo de intercambio de información, de articulaciones con el poder ejecutivo en cuanto a materia de prevención y seguridad, y también con las fiscalías federales, porque hay aspectos que son de su competencia", añadió.

Pintadas que denuncian la ausencia del estado

Las pintadas con la consigna "Plomo y humo: el negocio de matar", que ensuciaron las fachadas de varios edificios estatales la semana pasada con para Iribarren "una muestra más de muchas cosas. Por un lado la demanda social, por otro la sensación de abandono y que cualquiera puede hacer lo que quiera. Hay hartazgo de mucha gente que convalida el mensaje, más allá de que estén en desacuerdo en que se dañe el patrimonio común. Por el fuego en las islas y la violencia en la ciudad, a la gente se le genera un hartazgo y una necesidad de reclamo que muchas veces no está bien conducido, pero que es una señal de alarma para todos los órdenes del estado de que hay demandas que atender”.

Para la doctora Iribarren, "tienen que empezar a ejercer con mayor compromiso las instancias intermedias de control, las instancias que tienen que evitar que el delito llegue a ese punto. Ver qué pasa con las necesidades sociales de una determinada zona o barrio, que es lo que lo hace territorio fértil para que estos hechos sucedan. Y si las investigaciones hacen que se corra el foco de violencia a otro barrio, qué queda detrás y cuál es el abordaje del estado para poder recuperar su lugar".