Hace 39 años atrás tropas nacionales desembarcaban en las islas Malvinas usurpadas por Inglaterra en 1833. Aquel 2 de abril comenzaba una guerra que le costó la vida a 649 soldados argentinos y que trajo de vuelta a muchos jóvenes que tiempo después lograron transformar el dolor, el padecimiento y la desolación de aquellos días en el fin del mundo, en acción colectiva y solidaria a través de la conformación de los centros de ex combatientes. Mucho se ha comparado a la pandemia del coronavirus a una guerra y curiosamente, son aquellos soldados los que una vez más ponen el cuerpo, esta vez para acercar alimentos a los más necesitados, a los aislados de siempre.

Julio Más es vocero del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario. En contacto con Rosario 3 y a poco de conmemorarse un nuevo 2 de abril consideró que la pandemia “es una situación límite en la que hay que establecer prioridades”. Este es el sentido que los guió a dejar de lado, momentáneamente, el proyecto de un “Museo de los Héroes de Malvinas”, creado en 2019 a partir de una ordenanza municipal con el fin de poder “visibilizar y recordar la gesta de nuestros héroes”. 

“Somos coherentes, esto excede lo municipal, hoy el museo no es una prioridad –sostuvo y advirtió–nos interesan y preocupan más otras realidades”, manifestó. “Por ejemplo, el tema de la vacunación contra el coronavirus que nos prometieron porque aunque muchos tenemos menos de 60 años estamos expuestos. El intendente (Pablo Javkin) nos prometió reservarnos 20 vacunas como personal esencial a los que visitamos los comedores y llevamos raciones de comida a los más necesitados”, señaló. 

La exposición que mencionó es la que eligieron desarrollar con mayor fuerza en medio de la pandemia. La cuarentena los encontró organizados para redoblar las tareas de asistencia social, algunos en el galpón cocinando y los otros acá y allá, dejando comida en mano. “Nos pasamos el día llevando donaciones y colaborando en dispensarios, comedores, escuelitas y organizaciones. No hemos parado nunca, no hubo ni fines de semana ni vacaciones”, aclaró.

“Estamos listos todos los días”, remarcó y se rio de la frase de tono castrense. “Estamos como Defensa Civil y los Bomberos, las 24 horas dispuestos pero sin recursos y eso nos pone mal”, planteó y recordó los gastos que deben afrontar de sus bolsillos para reparar el camioncito que los traslada a todas partes. 
Así, subidos a sus propios recuerdos de la intemperie helada de la tierra esquiva, los encontró el covid-19.

"No nos mataron allá y no nos pasó nada acá. El tema es la minoría que no hace caso, eso te mata. No hace caso en lo que hay que hacer. Rosario se portó bien en general pero siempre hay algunos que no la entienden. Yo también fui joven y estuve 74 días en un pozo con agua, entonces hay muchos que se muestran comprensivos con los jóvenes porque necesitan juntarse. Pero hay que hacerles entender que son cosas que pasan en el mundo, históricamente hay generaciones que sufrieron pandemias. No hay que institucionalizar lo que está mal, porque van a ser más y más los que incumplan”, observó.

“Esta pandemia tiene que valer para saber que las cosas pasan para algo, los ‘por qué’ nos hicieron suicidar porque no tienen respuestas. Entonces nos tenemos que preguntar ‘¿para qué?’”, analizó y agregó en este sentido: “Aprovechemos la pandemia, si la vemos en una película abriríamos grandes los ojos, entonces no la normalicemos”. Por último, profundizó: “Si nosotros que estábamos solos pudimos salir de ahí, ¿cómo no vamos a salir de esta si estamos todos juntos?”.