Vanesa Mendoza es peluquera y su futuro esposo -se casan en junio- barbero. Ninguno de los dos se desempeña profesionalmente en sus áreas pero con esos conocimientos a cuestas decidieron aportar su granito de arena y van cada 15 días al merendero Rinconcito de Luz, ubicado en la localidad de Roldán donde habitan, a cortarle el pelo a los chicos y chicas que concurren allí.
Se trata de menores de edad que en su día a día viven con un montón de necesidades insatisfechas y que encuentran en ese espacio un lugar donde todos los jueves pueden tomar la merienda y les brindan apoyo escolar para realizar las tareas de la escuela o reforzar algunos conocimientos.
Rinconcito de Luz está ubicado en barrio América, pero Vanesa y Ezequiel viven en la otra punta de la ciudad, en Villa Flores. Sin embargo cuando Martín Brudny (uno de los principales colaboradores del merendero y militante de Libres del Sur) les propuso la idea de ayudar a los chicos aplicando sus conocimientos en peluquería, no lo dudaron un segundo. Ellos también participan de las otras actividades del espacio, de modo que conocen a los chicos y saben de sus necesidades.
“Mi marido es barbero recibido pero trabaja de albañil, yo soy ama de casa y tengo mis clientas de peluquería, pero esto lo hacemos por amor a los niños. Somos dos personas que hemos pasado en nuestra infancia cosas malas; cuando los padres están mal, se separan o hay ausencias, los niños pasan necesidades. Fue nuestro casos, lo vivimos en nuestras vidas, somos hijos de Dios y manifestamos el amor que sentimos de esa manera”, relató Vanesa en diálogo con Rosario3.
“Quizás alguien piense que un corte de pelo es muy poco, pero aunque sea uno les saca una sonrisa por un ratito. Ellos se ven con una trencita o bien peinaditos y algo que quizás para otras personas es insignificante para ellos es un montón”, describió.
La movida en el merendero empezó hace un mes y si bien durante la pandemia la actividad de ayuda y apoyo fue más intensa, ahora la realidad es otra. “En Roldán hubo un auge de merenderos con la pandemia. La misma necesidad y situación económica al no levantar hizo que siga siendo necesaria su existencia pero también se hace complicado conseguir cosas. Nosotros recibimos ayuda del municipio pero no alcanza para abrir más días, aunque nuestra idea siempre es intensificar la ayuda”, destacó Brudny a este medio.
Ellos se ven con una trencita o bien peinaditos y algo que quizás para otras personas es insignificante para ellos es un montón
Son unos 15 chicos los que asisten los jueves. La primera jornada de corte se difundió de boca en boca y fueron unos cinco niños y niñas los que se acercaron. Sin embargo, para la segunda edición la cosa ya se había hecho más popular y Vanesa y Ezequiel llegaron a las 9 de la mañana y se quedaron hasta las 15.
“Nosotros tenemos una bebé de siete meses, pero los sábados la dejamos con mi hija de 21 y vamos. Disponemos de mucho amor y dedicación a y a esto le ponemos garra porque se está armando algo lindo, los chicos comparten una merienda y se van con la pancita llena y un lindo peinado”, contó emocionada.
Los chicos están en tratativas de que la movida pueda replicarse también en algún merendero o comedor de Rosario, aunque saben que eso ya sería a otra escala y necesitarían de más manos y tijeras: “Si hay voluntad la gente ayuda. El argentino es solidario, tenemos muchas cosas buenas”, confió.



