Desde noviembre de 2022 y producto de una resolución conjunta tomada por los Ministerios de Trabajo, Agricultura y Desarrollo Productivo, en Argentina se eliminará la comercialización de la carne a través de medias reses y la producción de los frigoríficos llegará a los comercios minoristas a través de un troceo o cuarteo de los animales en piezas de un peso inferior a los 32 kilos. Es decir, ya no se verán las típicas imágenes de personas descargando de las cámaras de los camiones animales de 100 kilos sobre sus hombros, lo que con el paso del tiempo podría dañarles seriamente su salud.

Para la industria esto, que a todas luces provocará un gran avance en materia laboral para los trabajadores que hacen esta tarea puntual, es apenas un “detalle” en el marco de una normativa que generará múltiples efectos adversos: mayores costos logísticos, grandes volúmenes de carne desperdiciada y aumento de precios en las góndolas.

Según Miguel Schiariti, presidente de Ciccra (Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina), “esta es una medida que va a ser de difícil implementación. Primero, porque el estado nacional se atribuye funciones que no tiene. Las provincias no le han delegado la sanidad animal ni la comercialización de la carne. Y además, esto venía acompañado por créditos para la industria que nunca llegaron, porque hay una 350 fábricas que tienen que hacer modificaciones para implementarlo”, dijo en AM/PM por Radio 2.

Esas son dos de las argumentaciones en contra de la disposición que más se han escuchado de parte del sector: que el financiamiento estatal y la adhesión de las provincias, dos ítems clave de la normativa, no se cumplieron. Y que de las 400 plantas que hay en todo el país, sólo 20 pudieron adecuar sus instalaciones para que la carne ya salga trozada.

¿Se terminan las “pequeñas picardías”?

La disposición que tomaron los tres ministerios apunta, además de la eficiencia en la distribución del producto final, a preservar la salud de los trabajadores que deben descargar las medias reses sobre sus espaldas. Para Schiaritti, la solución sería seguir haciendo lo mismo pero utilizando medios mecánicos: “Toda la industria frigorífica está de acuerdo con que los trabajadores no bajen una media res de 80 a 120 kilos, pero podría hacerse igual utilizando una polea en la ganchera o a través de alguna plataforma que baje la media res y luego que un carro la lleve hasta el negocio, por ejemplo”.

Según el titular de esta Cámara, “ningún carnicero quiere recibir medias reses cortadas. El carnicero quiere despostar la media res para hacer los cortes tal cual él está acostumbrado. Incluso porque pueden llevar a cabo pequeñas picardías, como dejarle un poquito de cuadrada al peceto para que pese un poquito más y se venda al precio del peceto y no de la cuadrada: hay varias picardías de ese tipo que el carnicero no quiere ceder. No digo que no perjudique a la gente, pero hay una enorme resistencia de los carniceros a esta resolución de enviar en tres trozos la media res”, confesó.

Para Schiaritti, también deberán hacerse cambios en la logística de distribución de la carne, “porque ya no se necesitaría un camión de dos metros de alto si voy a distribuir canastos o cajas con carne: voy a necesitar un furgón de 5 mil kilos que sea el que llegue a los comercios minoristas”.

Y cree que las inversiones y los gastos que los frigoríficos tendrán para sacar la carne trozada le pegarán de lleno al producto final: “Dentro de Ciccra existen fábricas que pueden hacer el troceo como lo pide la resolución, pero otros frigoríficos no están en esas condiciones y deben hacer inversiones, sobre todo en cámaras, porque al haber más trozos deberán tener más cámaras para no reducir la faena. Allí habrá una distorsión en el precio final”.

Contrariamente a esta argumentación, para los que defienden este nuevo marco legal habrá ventajas y el precio de la carne se abaratará: los carniceros podrán pedir con más precisión los cuartos con los cortes que más venden en sus respectivos negocios sin tener que adquirir la media res completa, y así poder adjudicarle un precio más justo a cada corte, sin la necesidad de “retocar” algunos para cubrir el costo promedio que tiene la media res. Y algo no menor: ya no se arrastrarán los cortes por veredas o paredes, generando una mayor seguridad sanitaria. Así, los consumidores estarían doblemente agradecidos.

A la justicia

Si bien Ciccra no tiene previsto presentar ningún amparo judicial porque tiene entre sus componentes frigoríficos que ya están trabajando bajo el nuevo régimen, tanto la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) como la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA) advirtieron que si no hay marcha atrás, presentarán un recurso para frenar la medida.

Argumentan que se están “afectando derechos constitucionales”, que se “discrimina a negocios minoristas con los grandes comercios” al impedirles a las carnicerías utilizar los medios mecánicos que sí usan los mayoristas, provocándoles mayores costos; además de resaltar que se incumplió con la inversión estatal y la adhesión de las provincias, que figuraban como bisagras para que la nueva normativa pueda empezar a aplicarse.

Desde los ministerios en cuestión juzgan como un ardid injustificado esta argumentación: deslizaron que los frigoríficos saben desde hace tiempo que debían adecuar sus instalaciones, que el financiamiento estuvo siempre a disposición y que no es necesario que las provincias promulguen sus adhesiones para que una ley nacional entre en vigencia.