Sheree Murray tenía 25 semanas de embarazo cuando dio a luz el 1º de diciembre a Archie, un bebé que pesaba solo 750 gramos, en Inglaterra. A las cinco semanas de edad, el recién nacido tuvo una infección por Escherichia coli más conocido como “E-coli” que le provocó sepsis, y una semana después, a sus padres les dijeron que había dado positivo por covid-19.

Tuvo que permanecer aislado durante 10 días, lo que “pareció una eternidad” para sus padres y familia. Archie no podía respirar cuando nació y la madre dijo que ella y su marido, Robert Edwards, de 21 años, estaban tan asustados porque los médicos trabajaron en él durante 40 minutos.

Sus padres no pudieron tocarlo durante cuatro días, pero Sheree dijo que cuando pudo tomar su mano por primera vez fue “el momento más mágico en el que había estado”.

Los jóvenes padres, desde entonces estuvieron todos los días en el Hospital General de Burnley, donde las enfermeras neonatales han ayudado mucho.

Murray dijo que estaba devastada cuando Archie fue diagnosticado con coronavirus porque “el virus asesino se estaba apoderando de las personas más sanas y mi bebé estaba tan mal”. “Me aterrorizó absolutamente”, agregó.

Cuando pudo volver a abrazar a su bebé después de sus 10 días de aislamiento, se sintió como si finalmente pudiera respirar. "Me sentí como si estuviera en las nubes", dijo.

Archie ahora pesa 1,36 kg y está "mejor que nunca", dijo su madre. Sus padres solo pueden visitarlo en el hospital por separado debido a la pandemia.

Decidieron ponerle como segundo nombre Marcel porque significa "pequeño guerrero".

La familia y los amigos de la pareja los apoyaron y ambos declararon: "sentimos que podríamos estallar de felicidad. Estamos tan orgullosos de él". Además agregaron: "Las palabras nunca podrían explicar cuánto estamos deseando traerlo a casa", según publicó La Cien.